Julia Miranda: “Para frenar la deforestación, Colombia necesita implementar el acuerdo de paz”
La congresista del Nuevo Liberalismo, exdirectora de Parques Nacionales Naturales, lamenta la militarización de la política ambiental durante el Gobierno de Duque
En uno de los países más biodiversos del mundo, Julia Miranda (Bogotá, 62 años) fue por largos años el rostro de los Parques Nacionales Naturales de Colombia. Abogada de la Universidad Javeriana con una especialización en derecho ambiental del Externado, dirigió la secretaría de Ambiente de Bogotá antes de que Álvaro Uribe (2002-2010) la nombrara al frente de las áreas protegidas. Su tarea se prolongó bajo tres presidentes distintos: Uribe, Juan Manuel Santos (2010-2018) y algo más de dos años con Iván Duque, que al relevarla desató la indignación de muchos ambientalistas. En su gestión se crearon una decena de nuevas áreas protegidas y la Administración Santos duplicó la extensión del Parque de Chiribiquete, un patrimonio de la humanidad salpicado por pinturas rupestres que ha estado asediado por la deforestación sin freno que ha puesto a arder a la Amazonía.
A pesar de sus largos años en el servicio público, Miranda no había incursionado en la política electoral hasta el año pasado, cuando el Nuevo Liberalismo la incluyó en sus listas al Congreso. Logró en las legislativas de marzo un escaño en la Cámara de Representantes, por donde deberá pasar en las próximas semanas la ratificación del Acuerdo de Escazú. “La tala y quema de bosques es una amenaza existencial para los parques nacionales de Colombia”, advierte en este entrevista con EL PAÍS, recién mudada a su oficina legislativa, con una soberbia vista sobre los cerros orientales y las iglesias del centro de Bogotá. En su biblioteca sobresale un libro sobre Luis Carlos Galán.
Pregunta. Usted es congresista por el Nuevo Liberalismo, el renacido partido de Luis Carlos Galán. ¿Qué representan las ideas de Galán, asesinado hace ya más de 30 años, para una mujer que ha dedicado su carrera a los temas ambientales?
Respuesta. Jamás pensé entrar a la política. Cuando salí de Parques Nacionales, en diciembre del 2020, pensé que me iba a dedicar a temas académicos, a ser parte de fundaciones. Lo hice hasta diciembre del 2021, cuando el Nuevo Liberalismo logra la personería jurídica y me invitan a hacer parte de sus listas. ¿Por qué dije que sí? Cuando estudiaba Derecho en los 80 en la Universidad Javeriana en Bogotá, nos inspiraba Galán. Éramos estudiantes, teníamos un periódico y él nos puso toda la atención del mundo, nos escribió, se reunía con nosotros. La gran ilusión era que llegara a la Presidencia una persona extraordinaria que se enfrentaba a la corrupción y a la mafia en Colombia. Fue asesinado, y nunca miré más partidos políticos. Me dediqué al servicio público. Pero el Nuevo Liberalismo y sus directivas dieron una batalla jurídica de cinco años para recuperar el partido. Eso me motivó. Me invitaron a que hiciera el programa ambiental y me fui entusiasmando. Me siento totalmente identificada con un partido de ideas liberales, pero de centro.
P. El Nuevo Liberalismo se ha mostrado en independencia frente al nuevo Gobierno. ¿Comparte las preocupaciones de que se instale una suerte de unanimismo [pretensión de unanimidad] con respecto al Ejecutivo de Gustavo Petro?
R. Incluso el Partido Conservador ha llegado al Gobierno, de verdad se ve un gran unanimismo que no le conviene a la democracia. Yo, por ejemplo, me siento muy identificada con los planteamientos del Gobierno de Gustavo Petro en los temas ambientales, y entre más voluntad política de implementar temas ambientales, más se logrará. Pero hay otras cosas en las que no estamos de acuerdo, y esa independencia nos permite manifestarnos sobre lo que no estamos de acuerdo. Queremos trabajar de una manera constructiva.
P. ¿Qué opina de la designación de Susana Muhamad como ministra de Ambiente?
R. Me encanta. Es una diferencia grande con los anteriores gobiernos, en los que los ministros de Ambiente eran usualmente personas sin conocimiento profundo de los temas ambientales, más bien con un perfil político y de representatividad partidista. Muhamad tiene un amplio conocimiento y experiencia. Estoy segura de que va a escoger personas muy expertas y técnicas en otras entidades. Estoy a la expectativa de lo que ocurra con Parques Nacionales Naturales, una entidad importantísima que tiene a su cargo 20 millones de hectáreas de áreas protegidas; trabaja con las comunidades locales, indígenas, afrocolombianas, campesinas, y con todas las autoridades políticas, locales, regionales y nacionales.
P. ¿Cuál será su propósito en el Congreso?
R. La bandera ambiental que presentamos en la campaña, orientada a enfrentar el cambio climático con puntos concretos como contribuir desde el Congreso a la transición energética, con normas para manejar adecuadamente los residuos sólidos, impulsar las energías alternativas y fortalecer la institucionalidad ambiental.
P. La sociedad colombiana no ha podido detener el asesinato de líderes ambientales. ¿Por qué el Estado es incapaz de defenderlos?
R. Hay una falta de control territorial y de gobernabilidad muy grande. Eso se ve reflejado en las noticias de todos los días, cuando hay grupos armados ilegales patrullando lugares como Tibú. Estoy muy impresionada con lo que está ocurriendo en la región del Catatumbo, donde hay un parque nacional muy importante, donde está la mayor cantidad de cultivos de coca y donde la presencia de la guerrilla se hace sentir todos los días, poniendo contra la pared a los grupos indígenas. Ese asesinato de líderes ambientales, esa falta de control territorial para parar la deforestación, es causa de la misma situación de orden público del país, que no se puede tapar con un dedo.
P. El acuerdo de Escazú acaba de ser aprobado en el Senado y ahora debe pasar por la Cámara de Representantes. ¿Su ratificación permitirá detener el asesinato de los defensores de la tierra?
R. La sola firma, no. A partir de la adopción del Tratado se deben desarrollar más herramientas para esa protección de los líderes ambientales. El Tratado también nos brinda muchas herramientas para desarrollar estrategias que busquen la transparencia en la información, como que las empresas deben proveer la información que esos líderes están buscando. Toda comunidad a la que le llega una actividad que le va a impactar su vida diaria, su entorno, su paisaje, como con un proyecto de gran minería, tiene derecho a saber qué le va a pasar, cuál es el impacto. Hay que hacer mucha pedagogía. Ha habido mucha desinformación, oídos sordos a las explicaciones de juristas, académicos y expertos.
P. Usted fue directora de parques nacionales durante 17 años, con tres presidentes distintos. ¿Cómo califica las propuestas ambientales de Petro?
R. Me parecen muy ambiciosas, importantísima para Colombia que desde el más alto Gobierno se defina la prioridad de desarrollar temas que contribuyan a enfrentar la crisis climática, el mayor problema que tiene la humanidad. Hay unas cosas que él planteó desde el comienzo que me parecían muy difíciles, como frenar en seco la exploración petrolera y parar la explotación de carbón. Todos los análisis del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la situación específica de Colombia dicen que los combustibles fósiles son la principal causa del cambio climático, pero no es la única. Hay regiones del planeta en donde esa modificación es urgente e imperativa, por el nivel de industrialización, pero en Latinoamérica -y hablaron específicamente de Colombia-, ese aporte a la crisis climática es muy menor. En cambio la deforestación sí es una causa crucial de cambio climático que le está aportando Colombia al planeta. Lo que sí hay necesidad de parar ya es la deforestación. No solamente estamos contribuyendo a la pérdida de biodiversidad, también al cambio climático.
P. El gobierno saliente de Iván Duque militarizó la política ambiental con la operación Artemisa.
R. No solamente con acciones de fuerza como la Operación Artemisa, porque ahí el Gobierno se quedó corto. Las operaciones, encabezadas por el presidente, se hacían con el uniforme de Parques Nacionales que son autoridades ambientales, no están encargados del orden público, no lideran la operación de fuerza del Ejército. Allí quedan los funcionarios, expuestos ante los actores armados ilegales. Por eso sufrieron esas amenazas en los años 2019 y 2020. Por eso los sacaron del territorio, los amenazaron, a algunos los asesinaron, quemaron cabañas de guardaparques, cuando nunca antes había ocurrido eso.
P. ¿La implementación del acuerdo de paz ayudaría a detener la deforestación?
R. El acuerdo de paz estableció en su Punto 1 el desarrollo rural integral, y ese Punto 1, como ha quedado evaluado y demostrado, no avanzó en los últimos cuatro años. Faltaron una cantidad de normas por aprobarse y estrategias por implementarse. La implementación de la adjudicación de tierras, de la sustitución de cultivos ilícitos, del bienestar de los campesinos, de la vivienda digna, educación digna y salud a los campesinos, quedaron en prácticamente nada. El desarrollo en el campo y la calidad de vida de los campesinos es la condición para que ellos no se presten a ser actores de deforestación y de cultivos ilícitos. Para frenar la deforestación, Colombia necesita implementar con más decisión los aspectos más verdes del acuerdo de paz.
P. ¿La tala y quema de bosques son una amenaza existencial para los parques naturales de Colombia?
R. Sí, totalmente. En este momento estamos a punto de perder el Parque Nacional Tinigua y el Chibiriquete, que es Patrimonio de la Humanidad, se ha visto gravemente afectado por la deforestación y por la invasión de campesinos con ganadería. Colombia podría estar en riesgo de que la UNESCO ponga el parque en la lista de patrimonio en peligro o que lo saque de la lista.
P. Las quemas de bosques en la Amazonía ya han llegado a impactar en la calidad del aire de Bogotá. ¿Cómo se puede lograr que los habitantes de las ciudades sean sensibles a que la tala y quema afecta su propia calidad de vida?
R. Hay que decirlo más, hacer más pedagogía y explicar más qué significan esos ríos voladores que se crean con la evaporación de la humedad de la selva amazónica, que llega y se estrella con las montañas, genera la humedad de los páramos y el régimen de lluvias y el clima en las ciudades andinas. E incluso afecta al cambio climático seriamente.
P. Aún no hemos visto con claridad el dividendo ambiental que prometía la firma del acuerdo de paz con las FARC. ¿Se ha cerrado la ventana para que Colombia alcance ese dividendo ambiental?
P. No. Lo que pasa es que avanzó muy lentamente y estamos sufriendo todavía las consecuencias de no haber tomado las medidas lo antes posible, de no haberle dado la prioridad requerida. Pero está por hacerse. En el Congreso vamos a hacer mucha fuerza para la implementación del acuerdo de paz.
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