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La depuración, la gran olvidada

El tratamiento de las aguas usadas para que no contaminen necesita inversión para actualizar las plantas depuradoras

Vista aérea de la depuradora de agua de Vigo.
Vista aérea de la depuradora de agua de Vigo.

Vaciar la cisterna, quitar el tapón del fregadero. Y el agua desaparece. ¿Dónde? ¿Qué pasa con ella? ¿Cómo se trata para que no contamine? Esas son preguntas que, en general, no preocupan ni interesan demasiado al ciudadano. “El saneamiento, es decir, el transporte y depuración de aguas residuales, es el gran desconocido, el gran olvidado”, lamenta Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS). “El alcantarillado es, quizás, el peor de los servicios que tenemos en agua. Solo nos acordamos de él cuando hay un socavón”, agrega. “Tampoco le prestamos el esfuerzo económico necesario para sostenerlo en las mejores condiciones”, sentencia. Lo que se traduce en que 1) faltan estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) y 2) las que hay han visto reducido su mantenimiento. “Muchas se han quedado pequeñas u obsoletas, cuando son infraestructuras en las que siempre hay que estar invirtiendo”, advierte Santiago Martín Barajas, de Ecologistas en Acción.

A un 15% de la población urbana aún le falta una depuradora, y este déficit le ha valido a España una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por el incumplimiento de la directiva sobre depuración de aguas residuales urbanas de 1991. Dicha demanda parte de un procedimiento de infracción iniciado en 2003 y se refiere a uno de los cuatro expedientes que España tiene abiertos, y que afectan a unos 800 núcleos de población, como informaba EL PAÍS hace un año. El Plan CRECE (Plan de Medidas para el Crecimiento, la Competitividad y la Eficiencia) está inyectando 700 millones de euros, procedentes de fondos europeos, “a las actuaciones más urgentes, destinadas a evitar que sigan su curso los procedimientos de infracción e investigación abiertos por la Comisión Europea”, subraya el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama).

Renovar instalaciones

“Es una buena iniciativa, pero no es suficiente”, opina la AEAS, que calcula que habría que multiplicar por cuatro la dotación económica destinada a este apartado. “Hacen falta 756 depuradoras, de las cuales 565 no se encuentran sujetas a ningún expediente de la UE, por lo que no están en el Plan CRECE”, argumenta Morcillo. A ello se suma la necesidad de ir renovando el parque (cada EDAR tiene una vida media de 25 años) para mantenerlo con una edad adecuada. Actualmente existen más de 2.000 plantas de tratamiento, y muchas de ellas fueron construidas en los ochenta, cuando se produjo el despegue de la depuración en España. “El volumen de renovación equivaldría a las necesidades de primera inversión, en torno a unos 2.000 o 2.500 millones de euros”, cifra Morcillo.

El coste de mantener la depuradora recae en los Ayuntamientos, y supone más del doble que construirla

El Gobierno central o la comunidad autónoma construyen la depuradora, pero luego es el Ayuntamiento de turno el encargado de su gestión. “El coste de construcción supone el 30% del total, mientras que el mantenimiento representa el 70%, a lo largo de los 25 años de vida útil de la planta”, hace cuentas Jorge Chamorro, ingeniero especialista en tratamiento y depuración de aguas. De manera que la Administración local, que no tiene voz ni voto en cómo ha de ser su EDAR, será la que luego se enfrente al grueso de los gastos, y, en ocasiones, a una tecnología que no puede mantener. “Es como si me compras a mí un Porsche o una casa en La Moraleja”, compara Chamorro. Pues bien, a muchas poblaciones pequeñas les han comprado un Porsche, plantas con “tecnologías duras”, muy sofisticadas, con requerimientos elevados de conocimientos técnicos y de energía eléctrica. Así que cuando no salen las cuentas se priorizan otros servicios más visibles como el agua potable, la basura. “O los fuegos artificiales de las fiestas”, dice Martín Barajas sin ironía. “Es real”.

Compuestos químicos

“El saneamiento es de los sectores donde más se ha recortado, porque el ciudadano no lo ve tanto”, insiste Martín Barajas. Y porque las aguas residuales no se quedan en casa sino que van a parar al municipio vecino. “La Unión Europea se fija en que haya o no haya depuradora, pero no se mete en si funciona o si aquello es un desastre. Y a nosotros lo que nos preocupa es lo que sale por el tubo”, exclama el ecologista. “Los metales pesados y muchos compuestos químicos muy peligrosos no huelen”, recuerda. Cuando los grandes operadores hablan de eficiencia suelen referirse a los metros cúbicos que pasan por la planta, “y ese no es un buen índice”, rebate Chamorro, porque “puede pasar un enorme volumen de agua sin que se le quite la contaminación”. Lo que en su opinión garantiza un buen índice es la producción de biofangos o biosólidos. Y aquí la cosa flaquea. “A grandes líneas, las EDAR producen solo dos tercios de los fangos que deberían generar”, señala. El experto exige controles más exhaustivos.

Chamorro apuesta por la incorporación de tecnologías blandas, “más naturales y sencillas”, en aquellos núcleos de población más pequeños. Y por agrupar su gestión y control, por ejemplo a través de mancomunidades, para distribuir y optimizar los recursos. “Hay depuradoras paradas e infrautilizadas”, alerta. De igual manera, defiende la creación de un organismo regulador, estatal, que armonice y fije los mismos precios para todos los ciudadanos, según su consumo, independientemente del territorio o el tamaño de su población. “Igual que ocurre con la energía eléctrica”. Tanto él como Morcillo estiman que los ciudadanos deberían pagar más por este servicio. “Los costes del agua en España son muy bajos en comparación con Europa; pagamos mucho más por la energía eléctrica o por la telefonía. Aunque es impopular decir que sube el precio del agua”, reconoce este último.

Un sector muy innovador

El presidente de la asociación de abastecimiento AEAS, Fernando Morcillo, afirma que lo mismo que existe “una necesidad de tecnificación importante” por el flanco del alcantarillado y del transporte, “lo que está funcionando en la parte de depuración lo está haciendo de manera notable”. Resalta que se trata de servicios “muy tecnificados y profesionalizados, con mucha innovación”. Pero muy poco conocidos. Por ejemplo, algunas plantas están obteniendo biogás a partir de sus lodos de depuración. Y otras han dado el paso siguiente y están regenerando el agua, para reutilizarla, por ejemplo, en el riego de parques y jardines. “Se trata de gastar menos, de darle más vueltas al agua”, describe. “Es un sector muy reconocido internacionalmente”, subraya, mermado, de puertas para adentro, por los déficits de inversión. Morcillo insta a rejuvenecer el parque de depuradoras: “No podemos permitirnos dejar a nuestros hijos un coche viejísimo”, concluye.

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