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Querido lector, besos y abrazos

Arturo Pérez-Reverte vuelve a firmar en la Feria del Libro tras 13 años de ausencia - Cerca de 150 autores dedicaron ayer sus obras a pie de caseta

Tereixa Constenla

Francisco López Blanco madrugó mucho, dejó tareas sin hacer y adelantó la despedida de su hija, que se va fuera de casa dos semanas. Antes de las nueve ya estaba en el Retiro pertrechado con tres novelas y un periódico deportivo. Fue el primer lector que Arturo Pérez-Reverte se encontró cara a cara en la Feria del Libro tras 13 años de ausencia. Después de firmarle El asedio, su última obra, La carta esférica y La piel del tambor, el novelista le agradeció el madrugón. Alrededor de un millar de personas le seguirían durante una sesión en la que el autor casi empalmó las firmas de la mañana con las de la tarde.

En 1997, Pérez-Reverte juró no volver a firmar al Retiro: "Dejé de venir porque se planteaba como un concurso entre autores. El día que vi a un tipo de una televisión con un metro tratando de medir la cola, decidí que no volvía más". Ha regresado porque "ya no es una competición" y porque hay crisis. "El libro necesita apoyo. Estar aquí es una manera de apoyar al sector desde mi pequeñita parcela", recordaba minutos antes de iniciar el ritual.

Un policía se apeó de su caballo con un ejemplar de 'El húsar' para firmar

Para evitar favoritismos y protestas, la editorial Alfaguara optó por una carpa neutra, un terreno de nadie, donde el escritor dedicó ejemplares que la gente llevaba de casa o acababa de adquirir en cualquier expositor. El más voraz: Adrián. Abrió dos bolsas y depositó sobre la mesa 20 libros que Pérez-Reverte suscribió sin rechistar. El más impactante: el policía que se apeó de su caballo con un ejemplar de El húsar. Nadie protestó porque se hubiera saltado la cola. "Estoy trabajando", se excusó antes de montar de nuevo. Hasta el Retiro, tan concurrido que invitaba a pensar que la crisis es una fantasía, acudieron ayer a firmar cerca de 150 autores. Más movidos por la curiosidad que las ventas. "Ahora ya sé para quién escribo", decía durante un breve parón Matilde Asensi, que estos días -promociona Venganza de Sevilla (Planeta)- se va al hotel con una muñequera. Un año conoció una lectora especial. "Solo tenía memoria del corto plazo. El médico le recomendó que leyera mis libros y vino a contarme emocionada que era capaz de recordarlos. Ya te puedes imaginar que acabamos llorando".

"Es un deber que te compensa no tanto por los libros que vendas sino por las historias que te esperan de la gente. Ante nosotros pasan miles de novelas y alguna se queda", cuenta Andrés Trapiello, ante ejemplares de Las armas y las letras (Destino). Sin ir más lejos, a Javier Marías le visitó una lectora que ansiaba regalarle una máquina de escribir y Juan Cruz conoció a la primera Dulcinea del Toboso. Así llamada porque sus padres leyeron, en 1979, un reportaje del autor titulado "Nadie se llama Dulcinea en el Toboso". Y también le saludaron Javier Gurruchaga, que pregonó el libro Egos revueltos (Tusquets) a la manera del vendedor ambulante, y un admirador que confesó que jamás le compraría un libro por su devoción a Pep Guardiola.

Rosa Montero es de las clásicas del Retiro. "Llevo 30 años viniendo". Hasta con perros ha ido. Ayer la acompañaba una salamandra tatuada. "Es el único sitio donde puedes hablar con los lectores puros, la única feria que tiene esto". Solo firma con pluma, gesto que le agradece María del Mar. Al final siempre escribe "montones de besos".

-¿Te acuerdas de mí?

- Sí, de Leganés. Me acuerdo de tu poema pero no de tu nombre.

El poeta Luis García Montero se saca las gafas para conversar con el hombre de Leganés. "El mejor premio para un poeta es pertenecer a la educación sentimental de la gente", afirma. El sábado, una chica se acercó a confesar que había enamorado a otra gracias a un poema de Completamente viernes. Ese mismo día, Ouka Lele se prendó de una madre y su hija que reclamaron una firma. "Eran una preciosidad y les he pedido el teléfono para tenerlas como modelo", cuenta.

Otro poeta, Marcos Ana, firma ejemplares de su biografía Decidme cómo es un árbol (Umbriel) con su letra menuda. Al final dibuja un arco y explica a su lector: "Esto no es un garabato, es un abrazo".

Arturo Pérez-Reverte firma un ejemplar a un policía nacional, mientras una larga fila espera.
Arturo Pérez-Reverte firma un ejemplar a un policía nacional, mientras una larga fila espera.ÁLVARO GARCÍA

'Babelia' en la feria

- La revista cultural de EL PAÍS lleva la Feria del Libro a su blog Papeles perdidos.

- 10.00 Vídeo. ¿Qué personaje de la literatura le hubiera gustado ser? Responde desde el Retiro el escritor Ray Loriga.

- 12.00 Cuento en cadena. Los lectores continúan el relato Silla para alguien, iniciado por Andrés Neuman.

- 18.00 Asa Larsson charlará con los lectores dentro del ciclo Grandes nombres internacionales.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Lisboa desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera en Andalucía. Es autora del libro 'Cuaderno de urgencias'.

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