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Amin Maalouf lamenta la imagen negativa del mundo árabe en Occidente

El novelista y ensayista libanés publica el libro 'Identidades asesinas'

Ángeles Espinosa

"La imagen del mundo arabemusulmán en Occidente no ha cambiado; sigue siendo negativa, incluso más que hace 30 o 50 años", asegura el novelista y ensayista libanés Amin Maalouf. Este intelectual, que ha bebido en las dos culturas, se muestra pesimista frente a la incomprensión y los prejuicios entre ambas. No obstante, en su última obra, Identidades asesinas (que acaba de publicar la editorial Alianza), anima al conocimiento del otro, al plurilingüismo y al intercambio cultural para evitar nuevas Ruandas o nuevos Sarajevos.

Diversidad

Adecco Estudiantes: Azofra (9), Washington (9), Jiménez (10), De Miguel (7), Vandiver (22) -cinco inicial-, Martínez (17), Robles (0), Alfonso Reyes (12) y Braña (0).Girona Gavis: Jofresa (13), Solana (13), Toolson (13), Abrams (14), Kempton (0) -cinco inicial-, Vallmajó (1), Darnés (8), Moraga (7), Bucero (1) y Espinosa (0). Arbitros: Llamazares, Arteaga y Rosado. 30ª jornada de la Liga ACB disputado en el Palacio de los Deportes de Madrid ante unos 5.000 espectadores.

Tras media docena de novelas tan conocidas como León el Africano o Samarcanda, Amin Maalouf ha vuelto al ensayo para "contar las experiencias de alguien que ha vivido dos sociedades diferentes (la libanesa y la francesa), pero que se enfrentan a una misma cuestión: cómo lograr la convivencia de culturas o comunidades distintas" bajo una misma identidad nacional. "Lo he escrito como si escribiera a un amigo", explica Maalouf, quien añade: "Se trata del fruto de mi observación y mis reflexiones sobre esos dos mundos".Tal vez sea su experiencia personal como hijo de protestante y católica, educado simultáneamente en inglés, árabe y francés, la base de la tolerancia en la que milita y desde la que aconseja con gran convencimiento una educación plurilingüe no sólo para el éxito profesional, sino para el desarrollo individual y social. También predica la universalización cultural, aunque reconoce los peligros de que se convierta en homogeneización. "Se destruirían las culturas que no fueran lo bastante fuertes para sobrevivir y eso podría provocar una reacción violenta contra la universalización", admite Maalouf. Por ello defiende que "el humanismo de hoy tenga dos caras inseparables: la universalidad de los valores esenciales y la diversidad de las expresiones culturales".

Y la lengua vuelve a ser un buen ejemplo: "Sería triste que el mundo no hablara más que una sola lengua, pero eso no evita la necesidad de tener una lengua común en la que comunicarnos".¿Qué le parece entonces el diálogo de civilizaciones que propone el presidente iraní, Mohamed Jatamí? "Siempre es preferible a la guerra de civilizaciones", admite, antes de añadir un pero: "yo no considero que el mundo esté dividido en compartimentos culturales que dialogan. Para mí hay que empezar por la persona y ella elige su cultura en función de lo que le conviene. Reivindico el derecho a elegir elementos de distintas culturas... La idea de un diálogo entre los representantes de esos grupos culturales me parece positivo, pero no me siento representado".

Este debate aparentemente teórico e intelectual no está, sin embargo, desligado de la realidad política. "Hay una nueva realidad tras el periodo de enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Ahora existe una potencia predominante frente a la cual cada uno adopta una actitud", explica Maalouf, para quien la desconfianza que existe en el mundo árabe hacia EEUU hunde sus raíces en el contencioso cultural, político y económico con Occidente. Aun así, critica la utilización de esa desconfianza por parte de algunos líderes como Sadam Husein. "Está bien que no se acepte su liderazgo mundial, pero de ahí a respaldar a cualquier dictador porque está en contra de Estados Unidos... Yo estoy más cercano a la posición europea de oponerse claramente a ciertos aspectos por la vía de las consultas y la cooperación", manifiesta el escritor.

Aunque Maalouf no se define a sí mismo como "comprometido", tampoco rehúye ningún asunto político y muestra su tristeza cuando se le pregunta qué le parece que se haya rebautizado con el nombre del presidente sirio, Hafez el Asad, una parte del paseo marítimo de Beirut. "Es lamentable que se dé el nombre de un personaje vivo a una calle, pero que un Gobierno tenga tan poca libertad de maniobra deja entrever que hay cosas más graves". "Sueño con el día en que Oriente Próximo seguirá a Europa Occidental y superará la fase oscura de guerras y dictaduras, para lograr la democracia y la libertad. Tal vez lo vean mis hijos o mis nietos", concluye el novelista y ensayista libanés.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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