Dos frívolos destinos
Entre ovaciones y gritos de entusiasmo, las actrices Gema Cuervo y María Luisa Merlo buscaban aturdidas al autor de Orinoco y a los colaboradores del espectáculo, que, nerviosos también, salieron al fin. Pero el mejor éxito de un público que de ninguna manera era indiferente o ajeno, fue para ellas dos, tan brillantes. Dos mujeres de las variedades, en el último extremo de la profesión: van por el Orinoco buscando un destino más bien atroz y se encuentran al pairo, sin tripulación que las lleve. Los ríos han sido siempre excelentes metáforas de la vida: Emilio Carballido, autor, ha tenido el buen gusto de no apurar la metáfora de la barca de Caronte o del fluir de la vida, y lo deja todo en una superficie melodramática -en el sentido directo: risas y penas, cancioncillas y meditaciones-, con un diálogo ligero. Todo conduce a que estas dos antiguas muchachas trabajen denodadamente, muestren unas figuras suficientemente llamativas, y rían y lloren y se amen entre sí. El final queda en el aire: puede ser la muerte, o algo peor, u otras formas de sobrevivir. No se sabe ni hace falta. Basta con lo que hay para que esta pequeña obra haga reír, querer a los personajes, y deje a muchos la sensación de que incluso han pensado.
Orinoco
Orinoco, de Ernesto Carballido.Intérpretes: Gema Cuervo y María Luisa Merlo. Dirección: Gema Cuervo. Teatro Infanta Isabel, 18 de enero.