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El pintor José Ramón Sánchez recrea los últimos 50 años del cine español

Los últimos 50 años del cine español han sido recreados por el pintor José Ramón Sánchez en 29 cuadros, correspondientes a igual número de películas elegidas por este artista. Se trata de una iniciativa del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, que dirige Pilar Miró, por la que se quiere recuperar la historia del último medio siglo del celuloide español. La exposición puede ser visitada por el público en los sótanos del Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid hasta finales del mes de. enero.

Todo el trabajo que ahora se exhibe -la exposición ha contado con un presupuesto de alrededor de 16 millones de pesetas- ha sido realizado por José Ramón Sánchez a lo largo de los tres últimos años. Además de los cuadros -material acrílico sobre lienzo- se muestran 170 dibujos complementarios. . La selección de las películas que han sido transformadas en obra pictórica es responsabilidad de José Ramón. "Sé que pueden no estar todas las que son. Lo que está claro es que son todas las que están". Frente a las discrepancias con Pilar Miró, finalmente ha prevalecido el criterio de José Ramón, hasta el punto de que mientras ella era decididamente partidaria de que Sánchez incluyera en su colección Gary Cooper que estás en los cielos, el pintor prefirió El crimen de Cuenca. La misma discusión se planteó con José Luis Garci, del que Miró hubiera escogido Las verdes praderas y José Ramón Sánchez hubiera optado por El crack, pero finalmente prevaleció la idea de trabajar sobre Volver a empezar, con la que Garci logró el primer Oscar de Hollywood para una película española.

Además de las películas, directores e intérpretes, la exposición recoge los nombres de todos aquellos cuyo trabajo es fundamental para la realización de un filme, pero que son los eternos olvidados: productores, guionistas, montadores, decoradores, operadores, músicos o maquilladores.

Tristeza

Los cuadros realizados por José Ramón Sánchez para esta exposición son muy diferentes a los que dedicó al cine norteamericano. El colorido y tipismo de estos últimos contrasta fuertemente con la mayoría de los que ahora presenta, no solamente porque él considere que en aquel trabajo era un ilustrador o un dibujante y ahora se haya confirmado como un pintor,- sino porque el tema ahora abordado tiene una característica que ha condicionado su creatividad: la tristeza que caracteriza a la mayor parte de todas estas películas.Puede que para dar rodeos ante toda esta tristeza José Ramón Sánchez prefiriera empezar con la película que pictóricamente tenía más clara: Bienvenido, Mr. Marshall, de Luis García Berlanga. Bajo pancartas en las que puede leerse ¡Hola/, Bienvenidos o Wellcome, y con un fondo de paisaje castellano, numerosos muñequitos vestidos con trajes folclóricos andaluces desfilan enarbolando banderas norteamericanas. "Ésta es una de las películas que más me divirtió ver y luego pintar. Para mí tenía un enganche pictórico clarísimo. Era como seguir trabajando con el colorismo del cine americano".

En cambio, la risa del rostro de José Ramón se torna en la gravedad más absoluta ante una de sus obras más logradas, Mi querida señorita, de Jaime de Armiñán. Sentados tras una máquina de coser sobre la que se acarician un dedo, está la doble versión hombre-mujer que interpreta José Luis López Vázquez. "Me costó mucho trabajar con esta película. En una semana me la vi siete veces. No había nada externo que me sirviera de motivo pictórico. El personaje se siente angustiado tanto cuando es un hombre como cuando es una mujer. Al final vi la máquina de coser, que para ella es un recurso y para él se acaba convirtiendo en una forma de supervivencia".

La mirada

Ante El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, José Ramón tenía claro que lo fundamental era la mirada, el rostro de la actriz Ana Torrent. "Pero tenía que ir con cuidado para no terminar haciendo un cartel. A un lado de la cara de Ana está Frankenstein contando un cuento a la niña. Al otro lado se puede ver a Ana ofreciendo comida a un maquis en una de las secuencias más tiernas".El último cuadro pintado para esta colección es el correspondiente a Los santos inocentes, de Mario Camus. "Ante esta obra sentí auténtico miedo, porque para mí es una de las cinco mejores películas del cine español de todos los tiempos. No quería cometer ni la más mínima frivolidad. Creo que a través de esos grises y marrones y esos rostros de miseria me he logrado acercar a lo que yo vi y sentí ante esa formidable película".

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