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Veto a la propaganda de guerra de Rusia: ¿puede afectar a la libertad de expresión?

La restricción de contenidos sobre la guerra de Ucrania para luchar contra la desinformación del Kremlin ha restringido el acceso a determinados contenidos sobre el conflicto

Imagen de archivo de la sede del canal estatal RT en Moscú (Rusia).

El 27 de febrero, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció una batería de sanciones contra Rusia que incluía una decisión sin precedentes: el veto a dos medios de comunicación, la agencia de noticias Sputnik y a la cadena de televisión RT (Russia Today), ambas financiadas por el gobierno ruso: “No podrán volver a difundir sus mentiras para justificar la guerra de Putin y dividir a la Unión Europea”, justificó entonces la dirigente europea. El reglamento europeo prohíbe a los operadores “difundir, facilitar o contribuir de otro modo a la emisión de cualquier contenido” y también su distribución en “plataformas o aplicaciones de intercambio de vídeos en internet, ya sean nuevas o previamente instaladas”.

Como consecuencia, las principales redes sociales como Meta, Youtube, Twitter o TikTok bloquearon las cuentas de estos medios de comunicación en Europa. “La propaganda de guerra está prohibida por el derecho internacional”, explica Joan Barata, experto en libertad de expresión y regulación de medios en el Centro de políticas cibernéticas de la Universidad de Stanford. “Pero esa es una prohibición que se aplica cuando la difusión de determinadas piezas de propaganda crea un riesgo inmediato y claro de incitación a acciones bélicas. Aquí estamos hablando de una prohibición que no se refiere a Ucrania o Moldavia, sino a la Unión Europea. Por lo tanto, no podemos decir que la difusión de este tipo de contenidos, por indeseables que sea, genere un riesgo directo de incitación a actividades bélicas en los países de la Unión Europea. Es ahí donde veo el problema”, añade.

A esta decisión de la Comisión Europea se suman otras medidas llevadas a cabo por las grandes compañías tecnológicas contra la desinformación. Youtube, por ejemplo, ha extendido el veto a estos dos canales a escala global y ha monitorizado el cumplimiento de sus normas de comunidad, que no permite el contenido que “niegue, minimice o trivialice, sucesos violentos bien documentados”, lo que le ha llevado a restringir comparecencias del Gobierno ruso en las que se difundían informaciones falsas sobre la invasión de Ucrania. “Youtube no permite la negación de hechos violentos bien documentados”, explica Jordi Pérez Colomé, redactor de Tecnología en EL PAÍS.

En este vídeo explicamos cómo se están restringiendo ciertos contenidos sobre la guerra en Ucrania y reflexionamos sobre si estas medidas contra la propaganda rusa pueden afectar a la libertad de expresión y al libre acceso a la información.







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