La serie británica que no gustará a J.K. Rowling
‘What It Feels Like For a Girl’, disponible en Filmin, cuenta la historia de adolescencia y madurez de la activista y escritora Paris Lees desde sus imperfecciones

Por suerte, y aunque parezca mentira, todavía hay en televisión historias inspiradas en hechos reales que no giran alrededor de asesinos en serie ni escrabrosos true crimes. Porque aún hay relatos vitales tan interesantes y únicos, pero de rutina mucho más costumbrista, que merecen ser contados. El de la activista trans y escritora Paris Lees es uno de ellos, uno que se siente como un tortazo a los discursos considerados transexcluyentes que lidera con vehemencia la escritora J.K. Rowling desde hace unos años.
What It Feels Like For a Girl, serie basada en la juventud de Lees de la magna BBC y disponible en Filmin, no podría, además, ser más relevante en 2025, año en el que el Tribunal Supremo del Reino Unido ha limitado la definición legal de mujer al sexo biológico, causando gran algarabía en las redes sociales de la escritora de Harry Potter. Su argumento nos lleva a principios de los 2000, donde un joven de clase obrera (interpretado por Ellis Howard) de un pequeño pueblo del norte de Inglaterra comienza a descubrir un mundo queer desconocido, el de la noche, la libertad y los excesos, pero también el de la prostitución y la transfobia.

Es verdad que, aunque destaque por su historia personal, y eso ya sea suficiente, What It Feels Like For a Girl (se traduce como Lo que se siente para una chica) podría haberse limitado a narrar todo en seis episodios en vez de en ocho, y no suma nada nuevo en cuanto a su propuesta narrativa y visual. Al fin y al cabo, el relato de madurez de jóvenes que viven al borde de la pobreza en un barrio de casitas del Reino Unido es ya casi un género en sí mismo. Y lo hemos visto desde diversos ángulos: a veces ha sido desde el más sórdido drama (La infamia), otras desde las historias personales llenas de humor como Big Boys, We Are Lady Parts (que sumó el componente racial), The Young Offenders o Derry Girls, y claro, también desde el mundo LGTBIQ+ (Queer as Folk o It’s a Sin).

En estas series, además, se dan otro tipo de transiciones muy presente en la vida y ficción británica: la evolución económica y de clase, algo que la propia Lees ha reconocido tener siempre en su foco y en su historia personal. Y esta es al fin y al cabo, simplemente, la narración de su madurez. Una historia política, claro (porque cualquier cosa lo es, y más si nos atenemos a la última legislación), pero no la única, no el ejemplo ni la que debe representar a todas, todos y todes, como ella misma ha intentado explicar en sus entrevistas. Porque el mundo LGTBIQ+ también merece narrar sus historias desde la luz y la imperfección, sin complejos, y no solo desde el puro drama o la moralina. La estadounidense Pose (con sus más y sus menos) es otro buen ejemplo de esto.
Esa imperfección en la narración y sus errores son precisamente los que humanizan más a la protagonista, jamás sintiéndose una víctima del sistema, solo, quizás, de sus propias decisiones. Byron/Paris es dueña de su vida, desde un punto de vista a veces arrogante, hedonista y prepotente. Y eso la hace especial, y a Lees más valiente incluso por no querer erigirse en modelo ni salvadora, pero sí usar su historia para que algunos espectadores puedan identificarse con algo que quizás no conocían. El mundo necesita más su historia, y no tanto macabro asesino suelto en las series que demasiado a menudo utilizan la identidad trans para hablar (Monstruo: la historia de Ed Gein es solo el último ejemplo, y convierte este problema en parte de la trama) de los peores instintos de humanidad.
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