La mañana de Ana Rosa Quintana: lo que esperábamos, lo que ella necesitaba
Pedro Sánchez recibió un nuevo apelativo: “tentetieso”. Lo repitió varias veces la presentadora, como si invocara a Belcebú. Durante unos segundos, la cabeza del presidente del Gobierno con cuerpo oscilante de madera asomaba por el pantallón
Ana Rosa Quintana apareció en pantalla, “contenta y agradecida”. Comodísima en su traje, en sus zapatos y en esta franja horaria. Con ganas de hacer lo de siempre y con escasas innovaciones. Y menos mal.
Arrancó con el editorial. Optó por analizar la actualidad política utilizando nombres de realities. La isla de las tentaciones. Confianza ciega. Jo, Ana Rosa, tía. Hubo referencias a Torrente y a Fofito, también a Iñaki Perurena. Un saludo a la Generación Z, que a esa hora estaba ya en clase.
Pedro Sánchez recibió un nuevo apelativo: “tentetieso”. Según la RAE: “Muñeco de materia ligera, o hueco, que lleva un contrapeso en la base, y que, movido en cualquier dirección, vuelve siempre a quedar derecho”. “Tentetieso”, “tentetieso”, repitió varias veces la presentadora, como si invocara a Belcebú. Durante unos segundos, la cabeza del presidente del Gobierno con cuerpo oscilante de madera asomaba por el pantallón mientras la Quintana terminaba de leer los maitines de su programa. Inquietante.
De ahí pasaron a la mesa política, donde ha sido una analista más. Le faltó sacar una barra de pan para rebañar en la salsa de lo feliz que ha sido. Tanto, que a veces parecía que se le olvidaba que llevaba micrófono, pinganillo y una cámara enfocaba sus movimientos. “El Constitucional se lo va a poner a huevo”, contestó a un tertuliano. La mejor Ana Rosa, mi favorita, la que se suelta, manda a paseo la escaleta y las formas y dice así, pizpireta perdida, lo que le parecen las cosas y las personas. Dio paso a unos vídeos en los que tentetieso sale diciendo cosas que luego fueron todo lo contrario y luciendo una malísima cara, muy necesitado de vitamina D.
A continuación, ha quedado con una amiga para tomar café. La amiga se llama Isabel Díaz Ayuso y es presidenta de la Comunidad de Madrid, no es una ciudadana particular. Pero cómo objetar lo que ha ocurrido durante esa conversación, si es justo lo que me pasa cuando quedo con alguien para desahogarme y ese alguien sabe que lo mejor que puede hacer es dejarme hablar sin interrupciones y sin llevarme la contraria. Ha estado muy bien, la verdad.
Carlos Latre disfrazado de Donald Trump como toque de humor que vertebra parte del programa me ha hecho reír cero veces, pero como España es plural a estas dos mujeres les ha hecho bastante gracia. Silencio estremecedor cuando este Trump ha llamado a José Luis Martínez Almeida “the little one” (el pequeño).
El bloque de actualidad se parece a los bloques de actualidad de todos los magacines de la mañana. Ha sido una delicia esa noticia en la que nos contaron que la Organización Mundial de la Salud recomienda comer pescado tres veces a la semana. Porque ha servido para hacer virtuosismo: recordar a los espectadores lo cara que está la vida, el precio del pescado y decirle a Yolanda Díaz que con la birria de subida del Salario Mínimo Interprofesional te da para dos o tres raciones de emperador como mucho al mes. “Yolanda Díaz y su pescadería low cost”, rezaba el rótulo, mientras la presentadora aprovechaba para decir que la vicepresidenta segunda del gobierno gusta de llevar “la exageración al máximo y siempre busca el titular”.
En el tramo final, en la mesa VIP que se ha traído de TardeAR para AperitiveAR (perdón), una encendida defensa de Karla Sofía Gascón. La han llamado “lenguaraz actriz” pero el caso es que están a favor de que sus tuits no empañen las ganas que tenemos de que gane el Oscar. Tenemos derecho a cambiar con el paso de los años y no hay que exagerar. Ni siquiera tendría por qué pedir perdón. Quintana ha rematado el asunto diciendo que esto pasa por estar inmersos en la “cultura de lo políticamente correcto y lo woke”.
Lo que esperábamos. Lo que ella necesitaba.
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