_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Deshumanización y venganza de una “perdedora”

En ‘Simone Biles vuelve a volar’ resulta devastador ver a la gimnasta enfrentarse a los insultos que provocaron su abandono en Tokio. La llamaron cobarde, rajada, perdedora… Poco ha cambiado la cosa. La deshumanización de los deportistas no cesa

La gimnasta Simone Biles, en uno de los ejercicios que le ha dado el oro olímpico en París.
La gimnasta Simone Biles, en uno de los ejercicios que le ha dado el oro olímpico en París.ALBERT GARCIA
Eva Güimil

No escojo el mejor momento para decir que no me gusta la gimnasia de Simone Biles, pero al menos nadie me tachará de oportunista. Escribo esto mientras se proclama campeona olímpica nuevamente, un hito más que sumar a un palmarés deslumbrante. No hay espacio en esta columna para citar todos sus logros y sin embargo no encuentro nada en su gimnasia de lo que me hizo enamorarme de ese deporte. Dicen que ha cambiado la gimnasia para siempre y no tengo claro que sea para bien. Tampoco es responsabilidad suya, sólo es la culminación de un proceso que han seguido muchos deportes. La elegancia ha sido sustituida por la potencia; el tiempo ya no se congela en cada salto, se acelera; el ritmo no es el del ballet que parecían practicar las evanescentes Boguinskaia, Gutsu o Khorkina, es el vértigo de un videojuego; la espectacularidad se impone, ya no parece posible añadir más dificultad a no ser que entre rondada y flicflac Biles resuelva la conjetura de Hodge o componga una cantata en sistema dodecafónico. Soy una anciana gritándole a una nube, soy consciente.

Cuando terminó su ejercicio de suelo el público aulló, incluso su principal rival, la elegante Rebeca Andrade, aplaudió con una alegría que parecía sincera. También aplaudí yo porque no me gusta la gimnasia de Simone Biles, pero me gusta mucho Simone Biles. Es fácil encandilarse con su historia, y para saber por qué sólo hay que ver Simone Biles vuelve a volar.

El documental de Netflix empieza en el momento que se torció su carrera, la noche que su amanar perdió un giro para pasmo del público y también de Paloma del Río —la gran ausencia de estos juegos no es Rusia, es ella, todo parece menos importante sin su narración—. Pero para Biles en aquel momento lo principal no era ganar, sino no morir, y abandonó los que iban a ser sus juegos. Y hubo quien no le perdonó que priorizase su salud física y mental.

Resulta devastador verla enfrentarse a los insultos en las redes sociales. La llamaron cobarde, rajada, perdedora… Poco ha cambiado la cosa. En estos juegos se han lanzado improperios similares contra Nadal. ¡Nadal!, pásmense. Mayor escarnio aún tiene que aguantar la boxeadora argelina Imane Khelif, en este caso el odio llega vía bulo de la ultraderecha, la única que sale ganando en todas las guerras culturales que implican la deshumanización del otro. En unas olimpiadas de la inmundicia no habría oro para tanto miserable.

Puedes seguir EL PAÍS Televisión en X o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Eva Güimil
Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y 'Vanity Fair'. Ha publicado la biografía de Mecano 'En tu fiesta me colé'.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_