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El caso Schwazer y su positivo: una trama de espionaje para una serie que muestra las cloacas del deporte

La producción documental de cuatro capítulos estrenada en Netflix analiza, con muchos testimonios, la historia del excampeón olímpico de marcha y de su pesadilla para demostrar que le habían tendido una trampa

Alex Schwazer, en una foto de 2012 en la sede del CONI.
Alex Schwazer, en una foto de 2012 en la sede del CONI.Alessandra Tarantino (AP)
Eleonora Giovio

“Había momentos en los que no sabía cómo llegar al día siguiente. Cuando estás metido en una pesadilla y te das cuenta de que de esa pesadilla no vas a volver a salir, que nadie te puede ayudar, los días se te hacen muy largos… no duermes, te es imposible descansar”. Así cuenta Alex Schwazer, campeón olímpico italiano de 50 km marcha en Pekín 2008, la depresión en la que cayó después de alcanzar la gloria, la soledad, la presión, la incapacidad de encontrar motivaciones para seguir entrenando, las ganas de morir. Su madre llegó a encontrar una mochila llena de piedras, con las que su hijo, atleta de máximo nivel, quería acabar con su vida.

Netflix ha estrenado la serie documental de cuatro episodios Marcha por la redención sobre Schwazer, que hoy tiene 38 años. Oro olímpico en Pekín 2008, no pudo revalidar el título en Londres 2012 porque dio positivo por EPO pocas semanas antes del comienzo de los Juegos. Asumió su responsabilidad y reconoció su error. Llegó a decir —lo cuenta en el documental— que se quitó un peso de encima cuando le pillaron, que se sintió liberado, que a sus 28 años podía hacer por fin lo que la gente normal hace después de la selectividad.

Y, sin embargo, pasados los dos años de sanción, decidió volver. Limpio. De la mano de Sandro Donati, el paladín de la lucha antidopaje en Italia, considerado un antipatriota porque en los años ochenta se negó a someter a sus atletas a las hemotransfusiones del doctor Conconi. Ahí empezó su pesadilla, le empezaron a aislar, por apestado, por rechazar la ayuda del dopaje y por denunciarlo.

Superada la depresión, Schwazer demostró con Donati que con un entrenamiento de calidad podía volver a ganar limpio. Se clasificó para los Juegos de Río, pero fue víctima de lo que su técnico considera un “homicidio deportivo”. En un control del 1 de enero de 2016 dio positivo por testosterona. Batalló cinco años para demostrar que le tendieron una trampa.

La justicia italiana —en Italia el dopaje es delito— le absolvió en febrero de 2021. No se dopó. “El juez de instrucción preliminar considera altamente creíble que las muestras de orina sacadas a Alex Schwazer el 1 de enero de 2016 fueran alteradas para que diera positivo y así conseguir la suspensión y el descrédito tanto del atleta como de su entrenador, Sandro Donati”, escribió el juez Walter Pelino en un auto de 87 páginas. La serie relata los sueños rotos de Schwazer y de su entrenador, las cloacas del sistema antidopaje internacional, la obstrucción de las instituciones internacionales que, supuestamente, tendrían que velar por un deporte limpio, la impotencia ante un sistema que cierra los ojos ante las trampas de los demás. Donati resume así la batalla que llevaron a cabo durante cinco años: “Es un sufrimiento atroz lo que hemos soportado”.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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