_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Lauchhammer. Muerte en Lusacia’, un paisaje desolador

Serie sobria, correctamente realizada e interpretada en la que, indirectamente, se nos muestra la depredadora actitud humana con la tierra en la que vive

Una escena de 'Lauchhammer: Muerte en Lusacia'.Foto: NETFLIX | Vídeo: EPV
Ángel S. Harguindey

Con frecuencia las series aportan una información visual y de contenido que trasciende el mero desarrollo de la trama, que permiten al espectador tener una idea más completa del mundo en el que vive. Es el caso, por ejemplo, de Lauchhammer. Muerte en Lusacia, una historia en la que una pareja de inspectores persiguen a un asesino en serie. Uno de los policías, natural de la zona a la que ha vuelto para resolver los asesinatos, revive los traumas de su pasado. Dicho de otra manera: una trama vista ya con cierta frecuencia, lo que es comprensible en un ámbito, el de las series de ficción, en el que se producen anualmente miles de ellas.

Pero lo distintivo de esta producción alemana, con guion de Frauke Hunfeld y Silke Zertz y dirección de Till Franzen, (Netflix), es el paisaje y el ambiente en el que se desarrolla la historia, la región de Lusacia, que perteneció a la extinta República Democrática Alemana: una zona de minas abiertas de carbón esquilmada por un muy discutible progreso de la industrialización. Un paisaje desolador en el que se desenvuelven unos lugareños que se adaptaron mezquinamente al estilo de vida impuesto por décadas de un sistema autoritario y que, una vez superado, se remiten con cansina justificación a “la obediencia debida” a un régimen que tuvo su ejemplo en el stalinismo.

Serie sobria, correctamente realizada e interpretada en la que, indirectamente, se nos muestra la depredadora actitud humana con la tierra en la que vive, al mismo tiempo que deja vislumbrar una cierta esperanza en los movimientos, básicamente juveniles, de quienes anteponen la lucha por la conservación del planeta a los intereses económicos y políticos de unos pocos.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_