Una versión cantada del ‘true crime’ castizo

La periodista Mar Abad (Almería, 49 años) decidió lanzar el podcast Crímenes. El musical (El Extraordinario) a pesar de no ser una aficionada ni al true crime ni a los musicales. “Quise unir dos cosas que no me gustan para hacer una con la que disfruto mucho”, cuenta. Ese disfrute pasa por relatar la España del siglo XIX y principios del XX a través de algunos de los asesinatos más famosos de la época. Historias que no solo se narran, sino que también se cantan.

En La asesina de la plancha, este espacio sonoro recupera la historia de Don Pastor, un tipo raro que vive con su sirvienta y su cocinera cuando aparece muerto. Su historia suena como si fuera una película de dibujos animados. La de Hildegart Rodríguez, una precoz intelectual de 18 años que muere a manos de su madre, suena a vals y a salones del siglo XIX. El episodio más reciente hasta la fecha se centra en Enriqueta Martí y el falso mito de la vampira del Raval, que igualmente explica muchas cosas de nuestra identidad española.

“Al conocer esos asesinatos, conocemos nuestra historia”, explica Abad a principios de junio en conversación telemática. “En realidad, el crimen es un gancho para hablar de asuntos como la historia, el lenguaje, la narrativa del folletín, lo castizo… Es como teletransportarnos a un pasado reciente del que no conocemos nada. Me fascina el periodismo y esa visión del mundo que daba entonces, con lo bueno y lo malo y lo malo que tenía la profesión”, dice.

En esta recién estrenada segunda temporada, los relatos aparecen divididos en dos capítulos, para contar las cosas en profundidad sin alargar la duración de cada entrega. Al darle un tono de ficción, a pesar de que todo lo que se cuenta es real, fruto de muchas horas en la hemeroteca, Abad busca quitarle hierro al asunto. La música, más bailable que dramática y que ella misma selecciona junto a Andreu Quesada —responsable del diseño sonoro del podcast—, sirve para mostrar los asesinatos de un modo que no generen rechazo a quienes no son fanáticos del género, apelando a otros sentimientos. “Hay una intención muy buscada de ‘te voy a contar una cosa terrorífica, pero quiero que te lo goces”.

Tras tantas horas investigando el pasado, Abad ha entendido aquello que dicen los cómicos, que el sentido del humor es el resultado de realidad más tiempo. Y que todo en la vida es relativo. “La vida está formada por miradas, versiones, remixes… Somos sujetos y todo es subjetivo. Quiero recordar a la gente que se tome las cosas con tranquilidad porque no hay verdades inmutables ni ideologías eternas”, comenta.

Al explorar esta retahíla de delitos de una España pretérita, se entiende que la esencia de entonces y la de ahora son muy parecidas en cuanto a la ley, el periodismo y la sociedad. Como explica la creadora de Crímenes. El musical, “solo cambian las formas y las narrativas. Es importante saber de dónde venimos. Y esa época es nuestra herencia directa. Lo que hizo el franquismo es crear un paréntesis maldito. Si quitamos esos abominables 40 años, somos hijos de esa España de entonces”.

El periodismo es más protagonista en esta segunda tanda de episodios. Abad recupera las formas y fondos de los diarios de entonces sin dejarse llevar por el prejuicio. “Son periódicos que no tendrían buena reputación con la mirada actual (como si en estos momentos no viviéramos rodeados de bulos), pero es fascinante cómo enganchaban al lector a través del uso del lenguaje”. Es la herencia de autores como José María Carretero Novillo, cuyo seudónimo era El caballero audaz y Adelardo Fernández Arias (El duende de la colegiata), grandes firmas de su tiempo, “eran fascistas, que escribían como nadie e hicieron unos textos de periodismo literario espectaculares”, recuerda Abad. Pero el podcast emplea su trama y sus diálogos para reivindicar a las mujeres pioneras en el periodismo, como Carmen de Burgos.

Abad, con experiencia principalmente en periodismo escrito y fundadora de un innovador proyecto editorial como Yorokobu, dejó todo hace unos años para fundar El Extraordinario, desde donde edita podcasts como Vacunas y La Fucking Condición Humana. “Ha sido algo arriesgado porque se trataba de montar una empresa de audio a la vez que aprendía a hacer audio”, cuenta. “Empiezas a trabajar en un formato nuevo, pero todo lo que llevas aprendido en prensa o televisión, más las pasiones personales, como en mi caso la ficción y las series, te ayuda a sacarlo adelante. Lo que puedes aportar al audio siendo un amateur es todo lo que has aprendido de otras ramas y eso va a enriquecer tu forma de hacerlo. De eso se trata la vida, de aprender aun sabiendo que puedes equivocarte mucho y también de divertirte por el camino”, defiende.

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