_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Borgen’: cuando los políticos molan demasiado

Los personajes de la nueva temporada de la serie danesa ya no parecen vicepresidentes de diputación provincial, ahora van de estadistas y hasta caminan con más estilo

Algunos de los protagonistas de la cuarta y más sofisticada temporada de 'Borgen', con Birgitte Nyborg interpretada por Sidse Babett Knudsen, a la cabeza. En vídeo, tráiler de los nuevos capítulos.
Sergio del Molino

Me costó entusiasmarme por la Borgen original, la de la televisión danesa de hace nueve años. Donde muchos percibían aromas de Shakespeare, yo solo olía a algo podrido en Dinamarca, pero de verdad, sin citas de Hamlet. Veía una serie pequeñita, un culebrón de cadena autonómica. Todo en ella parecía de mentira y sonaba infantil, e incluso me asusté de que algunos políticos se identificasen con las tramas: sin tener yo una idea muy noble de la política, esperaba que la realidad fuera algo menos cutre.

Pero las series son hábito, como la amistad, y lo que al principio parece ridículo, a la tercera temporada es simpático. Fueron esa ingenuidad y esos planteamientos de función escolar los que me enamoraron: Borgen era la versión playmobil de El ala oeste de la Casa Blanca. Un Aaron Sorkin elemental, sin frases subordinadas.

Por desgracia, la nueva Borgen de Netflix lleva la grandilocuencia en el subtítulo (Reino, poder y gloria) y la sostiene hasta en el paisaje. Se han ido a rodar a Groenlandia y nos lo han llenado todo de hielos milenarios bellísimos. Los personajes visten de tiros largos. Ya no parecen vicepresidentes de diputación provincial, ahora van de estadistas, e incluso sus casas molan más. Diantres, si hasta caminan con más estilo. Todo exuda ese glamur del poder y la ambición, esa latencia de verso yámbico. Los guiones supuran máximas de oratoria clásica. Estoy a dos episodios de creerme que la política tiene erótica.

Menos mal que los debates de las elecciones andaluzas me bajan al suelo, a ese suelo cubierto de serrín sobre el que pasean su mediocridad los candidatos. Menos mal que aparecen la soberbia de Juanma Moreno o la dicción de actriz sustituta de la bruja mala del oeste de Macarena Olona para recordarnos, como un servicio público, que el olor a podrido no es exclusivo de Dinamarca.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_