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COLUMNA
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‘Fundación’ es muy Asimov

La superproducción de Apple TV+ es una serie convincente y exigente, que proyecta al mañana nuestro pasado, que ensalza la razón frente a la superstición

Ricardo de Querol

Isaac Asimov fue un visionario que se anticipó a los debates que tenemos hoy sobre la inteligencia artificial y la robotización, y que imaginó un futuro en que la humanidad coloniza galaxias. El maestro de la ciencia ficción, además de divulgador histórico y científico, publicó en 1951 Fundación, pilar de una saga de 16 novelas colocadas antes y después. El autor, racionalista y ateo, quiso que el gran profeta de su universo fuera un científico que desarrolla la psicohistoria, una forma matemática de prever el porvenir. Ni fuerzas mágicas ni visiones místicas. Puro empirismo.

Ni el cine ni la televisión se atrevieron con una obra difícil de adaptar, demasiado intelectual, que se divide en relatos, que abarca siglos, donde escasea el amor y que tiene poca acción. Llegó su momento: la serie Fundación es la más ambiciosa que ha producido Apple TV+. Se toma libertades con el guion para hacerlo más emocionante; eso irrita a los puristas. Y se nota que no faltaron recursos: técnicamente es impecable. Los escenarios, convincentes: esa superpoblada capital imperial, Trántor, esa periferia de Términus y otros planetas inhóspitos. Y las actuaciones, notables: Jared Harris (qué magnética su voz) como el profeta-matemático Hari Seldon; Lee Pace, un emperador como los romanos cuya dinastía se perpetúa mediante la clonación (siempre hay tres de distintas edades; el César es el mediano). Y las actrices que encarnan a tres personajes feminizados (Asimov no se anticipó a la diversidad en los repartos): la joven Lou Llobell, como la genial matemática que continuará la misión de Seldon; Lea Harvey, guerrera y guardiana del saber que contiene esa enciclopedia total que es la Fundación, y Laura Birn, una robot en la que afloran sentimientos que se supone que no debería tener.

Silencien los móviles: esta es una serie exigente, que pide atención, que narra en paralelo distintas líneas temporales. Que tiene belleza visual, que proyecta al mañana nuestro pasado, que remite al auge y caída de los grandes imperios, que reflexiona sobre la tiranía y los refugiados, sobre la identidad, que ensalza la razón sobre la superstición. El hecho de que se estrene en una plataforma por ahora minoritaria como Apple TV+ quizá impida que se convierta en un fenómeno como el de las sagas galácticas más populares. Si acaso, incluso cuando se aleja de los libros, le sobra un poco de frialdad y le falta una pizca de magia, pero es que eso es muy Asimov.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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