‘Léo Mattéï’: ‘Adolescencia’ en minúsculas
En ‘Léo Mattéï: brigada de protección’ no hay piruetas visuales y tampoco demasiadas pretensiones, pero traza un interesante fresco de la actualidad de la juventud francesa, que no está demasiado lejos de la española


Es difícil resistirse a hablar de la serie de moda, aunque ya se haya dicho todo sobre ella. Entré en Adolescencia fascinada por su ritmo y su arriesgada propuesta visual, hasta que en el tercer capítulo me pregunté lo mismo que mi compañera de columna, Paloma Rando: ¿dónde queda Katie? La animadversión que me provocaba la presencia constante de Jamie en pantalla la espoleó haber leído ese día la noticia de la publicación del libro sobre José Bretón. Padezco hartazgo de malismo. Me interesa más cómo se convive con el dolor, motivo por el que el último capítulo me reconcilió con la serie del siempre soberbio Stephen Graham. Pensé, viendo a esa familia destrozada, en el documental Criando a un asesino en masa (Movistar Plus+) y en la excepcional novela de Lionel Shriver Tenemos que hablar de Kevin, en el estupor que provoca descubrir que has criado a un ser inhumano.
Los padres de Jamie se culpan porque culparse es una manera de sentir cierto control sobre la situación. También señalan a las redes sociales, sobre las que, fuera de la ficción, se ha abierto un apasionante debate. Parece que ahora urge legislar sobre ellas y sobre esas pantallas que tantos padres dejaron en las tiernas manos de sus retoños para que no les diesen la lata. Se culpa a las redes sociales, aunque los infantes asesinos son tan viejos como la propia humanidad. No existía Instagram cuando el Petiso Orejudo cometió sus delitos. TikTok no estuvo detrás del asesinato en Liverpool del niño James Bulger a manos de otros críos poco mayores que él. No son las redes sociales, ni fueron los videojuegos, el anime o El guardián entre el centeno, pero necesitamos encontrarle un porqué a la sinrazón. Un error, igual que hablar de la adolescencia como si fuese una enfermedad imprevisible que sólo afecta a unos pocos, y no una fase de la vida. No todos seremos viejos, pero todos hemos sido adolescentes; sabemos de qué va la cosa.
En el procedimental policíaco Léo Mattéï: brigada de protección no hay piruetas visuales y tampoco demasiadas pretensiones, pero pinta un interesante fresco de la actualidad de la juventud francesa, que no está tan lejos de la española. También tiene a un protagonista magnético, Jean-Luc Reichmann, que al igual que Graham es creador y guionista. Su décima temporada se estrenó hace unas semanas en Calle 13 y no va a cambiarles la vida, ni les ayudará a encontrar respuestas, pero les hará hacerse más preguntas y eso es igual de importante.
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