La mujer tras el éxito de la saga de ‘The Walking Dead’
Gale Anne Hurd, productora que hizo de la teniente Ripley (’Alien’) y de Sarah Connor (’Terminator’) heroínas de acción en el cine de los ochenta y noventa, es también responsable de uno de los grandes éxitos de la televisión reciente
Puede que sus nombres no aparezcan en el título de sus películas, pero las protagonistas de las primeras entregas de Terminator y de la saga de Alien son mujeres. La productora Gale Anne Hurd (Los Ángeles, Estados Unidos, 65 años) fue determinante para que Sarah Connor (Linda Hamilton) y la teniente Ellen Ripley (Sigourney Weaver) se convirtieran en heroínas en las pantallas de los años ochenta y noventa, aunque las actrices tampoco aparezcan en primer lugar en los títulos de crédito. “Tuvimos que engañar a los inversores y decirles que el protagonista era Terminator y no una mujer”, dice de la película de 1984 que también coescribió y que catapultó una trayectoria de 40 años. Estos días, recibe el premio Raimondo Rezzonico en el festival de cine de Locarno (Suiza) por su labor en el campo de la producción. “En aquella época, yo no tenía tiempo ni siquiera para reflexionar en cómo ser mujer en ese mundo. Solo podía pensar en la manera de sacar adelante el proyecto que tuviera entre manos, porque hay un hilo muy frágil que decide si algo termina rodándose o no y que tienes que preservar”, cuenta en la localidad suiza.
“Para ser productora, a veces te toca hacer de animadora de instituto, otras de madre estricta y otras de cálida abuela. Y tienes que saber cuál es el momento adecuado para hacer de cada una de ellas”
A partir de los primeros 2000, trasladó la cultura del taquillazo a la televisión y desde entonces se ha convertido en una de las máximas responsables de The Walking Dead, la adaptación del cómic de Robert Kirkman sobre un apocalipsis zombi que está a punto de estrenar su undécima y última temporada (en España podrá verse a partir del 23 de agosto en Fox). También lo es de sus proyectos derivados, que han dado pie a toda una saga, con las series Fear The Walking Dead y The Walking Dead: World Beyond y un programa en torno a ellas titulado Talking Dead. “Ese cambio del cine a la televisión es como ser atleta y pasar de correr los 100 metros lisos a completar una maratón. Lo que realmente te enseña a hacer televisión son las películas de bajo presupuesto, porque trabajas a un ritmo de vértigo. Antes de la pandemia, estábamos grabando un capítulo de 45 minutos de The Walking Dead en ocho días, con escenas de acción, maquillaje y efectos especiales como los del cine. Para una película de 90 minutos cuentas con al menos dos meses de rodaje”, explica.
Hurd, que admite haber tomado solo una vez vacaciones en las últimas décadas (y que tuvo que interrumpir esos días de descanso por una emergencia con una de sus películas), ha supervisado al milímetro toda la saga: “Durante años no tuve vida por sacar el proyecto adelante. Estaba todo el día en el set de rodaje, con los editores, dirigiendo a los actores. Luego, a medida que se iban estrenando más series, tuve que hacerlo volando de un lado para otro. Antes de quedarnos confinados vivía allí donde se estuviera rodando una de ellas, ya fuera Richmond, Austin o incluso México”.
“Para ser un buen productor, lo primero que tiene que ocurrir es que te apasionen los relatos y las personas. Y luego tienes que saber trabajar en equipo (sobre todo a la hora de motivar a la gente), ser perseverante y mantener siempre la calma para ver las cosas con perspectiva. Eso significa que a veces te toca hacer de animadora de instituto, otras de madre estricta y otras de cálida abuela. Y tienes que saber cuál es el momento adecuado para hacer de cada una de ellas”, cuenta con falsa resignación. “Soy afortunada, trabajo en lo que es mi principal afición”.
Eterno síndrome del impostor
“¿Que si he sentido alguna vez el síndrome del impostor? No sé los hombres, pero todas las mujeres que conozco en la industria lo han sentido alguna vez”, responde. “Eso que hacen ellos a menudo, de sentirse cómodos incorporándose a un puesto para el que todavía no están cualificados, no es común verlo en mujeres. Por lo general, nosotras no queremos fallar, ni dar pie a la crítica, ni decepcionar a nadie”.
Hurd recuerda a menudo que en su entrevista de trabajo para ser la asistente personal del legendario productor Roger Corman, a finales de los años setenta, él le preguntó algo que no esperaba. “¿Qué tipo de carrera quieres tener en la industria?”, le planteó. Fue él quien le dio la oportunidad de ampliar miras en su vida profesional. “Si no fuera por Roger, estoy segura de que no estaría aquí sentada ahora. Aunque también es cierto que él se rodeaba de mujeres porque veía en nosotras a empleadas muy responsables y trabajadoras que cobraban menos que los hombres”, puntualiza divertida.
Cuando entró en el mundo del cine, descubrió que no era la única mujer abriéndose camino. “Yo no tenía referentes ni internet donde buscarlos, pero pronto encontré aliadas. Antes de que yo empezara en la profesión, Debra Hill ya había coescrito y producido La noche de Halloween [1978] y había sacado adelante 1997: Rescate en Nueva York [1981]. Fue una de las personas más generosas e inspiradoras que he conocido jamás. En un mundo en el que solo puede quedar uno, y que se consigue a golpe de puñales por la espalda, ella era una de esas personas que te animaba a crecer”.
Aunque tiene pocas cuentas pendientes, Gale Anne Hurd se mantiene con la cabeza llena de ideas. “Disfruto mucho haciendo documentales. Ahora mismo estoy arrancando uno entre reuniones en Zoom sobre la creación y el ascenso de YouTube, con el director Alex Winter. Es una historia interesante que nadie ha contado antes y que me ayuda a no repetirme en mis proyectos”, avanza. Su próximo trabajo para televisión pasa por recuperar a otra gran heroína de la ciencia-ficción, Aeon Flux, que no tuvo mucha suerte en su paso por el cine en 2005: “Será una historia sobre gente que lucha por lograr la libertad, que nos va a dar la oportunidad de disfrutar de otro potente personaje femenino. Y, una vez más en mi carrera, de contar cómo una persona es capaz de cambiar el mundo”, avanza.
En la cuerda floja
Gale Anne Hurd compara su profesión de productora con la sensación de estar en la cuerda floja de forma permanente. Pone como ejemplo su primer éxito, Terminator (1984): “El 90% de la gente dijo no a nuestra idea. Y el 10% restante lo hacía con condiciones. Como no podíamos contar que la protagonista era mujer, el actor potente del reparto tenía que ser un hombre. Si Arnold [Schwarzenegger] se hubiese caído del proyecto, no hubiese salido adelante. Jim [James Cameron, director y coguionista de la película] y yo quedamos con él en un restaurante muy caro para impresionarle. En principio, estábamos pensando en que interpretara al bueno de la historia, al soldado Reese, pero él no paraba de hablar del robot asesino y nos dimos cuenta de que ese tenía que ser su papel. Al final del encuentro, Jim y yo no podíamos pagar la cuenta ni siquiera entre los dos y Arnold se hizo cargo de ella. Nos dijo que él había estado en esa misma situación no hacía tanto. A pesar de todo, decidió involucrarse en un proyecto durante dos años con gente que no podía pagar ni una simple comida en un restaurante”, recuerda. En la imagen, Linda Hamilton en un momento de Terminator.
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