Ir al contenido
_
_
_
_

Cómo desarrollar una industria digital con una guerra en el patio trasero

Lituania apuesta por la economía tecnológica báltica con la mirada puesta en la invasión rusa de Ucrania

Guerra Rusia en Ucrania
Raúl Limón

Lituania, con una extensión ocho veces inferior a la de España (menor que Castilla-La Mancha) y una población de 2,8 millones de habitantes, equivalente al 80% de los residentes en Madrid, apostó hace menos de dos décadas, al igual que Estonia, por la industria digital como motor de desarrollo. Sin embargo, en la senda se ha interpuesto la invasión de Ucrania por parte de Rusia, una guerra que interfiere en la vida cotidiana y laboral, presente en todas las conversaciones y en los planes de futuro.

Según Gintare Verbickaite, directora de la asociación empresarial Unicorns de Lituania, el sector ha atraído en los últimos cuatro años más de 1.000 millones de euros en financiación para startups (empresas emergentes) con alto potencial de crecimiento y entre las 10 principales compañías tecnológicas se encuentran gigantes como Vinted o Nord Security.

En España, los datos de inversión en este ámbito, según el Observatorio de Startups, elaborado por la Fundación Innovación Bankinter, reflejan un crecimiento del 15% interanual, con una inversión de 2.606 millones de euros (9% más) repartidos en 288 operaciones en lo que va de año.

Aunque los números son mayores que los de Lituania, hay que tener en cuenta que ese país cuenta con una población algo superior a la de la provincia de Valencia. La directora de Unicorns los considera relevantes. “Ahora mismo [la industria digital] aporta el 5,4% del PIB, pero el crecimiento del sector es muy rápido. En el último año fue del 15%. Definitivamente, muestra que la industria ha desbloqueado algunas de las fórmulas de éxito para que las empresas escalen”, asegura Verbickaite con datos propios, del Banco de Lituania y Eurostat.

Los comienzos de la digitalización no fueron fáciles, aunque la ruta emprendida por Estonia mostraba la viabilidad de la propuesta. “Hace 15 años el capital riesgo [inversiones para startups] era muy limitado, por lo que muchas de las nuevas empresas tuvieron que arrancar y volverse rentables antes de captar financiación, pero eso también aseguró que sus productos eran realmente necesarios para el mercado”, explica la directiva de Unicorns durante una presentación del complejo tecnológico Ciber City de Vilna, a la que fue invitado EL PAÍS y otros medios internacionales.

Al auge del sector se sumaron los colegios (las escuelas desarrollan programas de emprendimiento) y las universidades, que introdujeron especializaciones orientadas a esta industria, aunque a Verbickaite le gustaría que el sistema educativo fuera más ágil.

Marijus Briedis es jefe de tecnología de uno de los unicornios (empresa emergente con una valoración superior a los 1.000 millones en menos de una década): NordVPN. Relata que comenzaron en 2012 y, en solo dos años, experimentaron un “crecimiento exponencial”. “Al principio, nadie creía en Lituania y la búsqueda de inversores fue un gran problema, pero ahora, uno de los mayores fondos del mercado conoció uno de nuestros proyectos un jueves y el viernes estaba aquí diciendo: ‘tomen el dinero y construyamos algo juntos”, relata.

Obstáculos

Briedis destaca que aumentan su cartera de productos tecnológicos cada año, pero resalta entre las dificultades actuales la batalla salarial por el talento, que ha obligado a equiparar las remuneraciones con países como Alemania o Polonia.

Otra de las limitaciones que señalan algunas empresas es la regulación europea, algo con lo que Sigita Jurkynaite, directora de seguridad en la misma compañía, discrepa en parte. Acepta que cumplir con la normativa “va a costar mucho dinero y obliga a hacer las cosas de forma diferente”, pero asegura que, aunque sea una dificultad para pequeñas empresas —“Lo que gastas en cumplimiento no se está invirtiendo en innovación”, admite—, no lo es para las compañías mayores.

“Tenemos un gran equipo de cumplimiento [de la normativa] y nos estamos preparando para todas estas regulaciones. La aplicamos incluso antes de que se implemente en nuestras leyes nacionales y lo vemos como una oportunidad. Ya cumplimos con muchos de los requisitos porque construimos nuestros productos a partir de la seguridad y la privacidad. Es prioritario para nosotros”, comenta.

También rechaza que la norma europea de inteligencia artificial (AI Act) sea un impedimento, aunque reconoce que en muchos casos se refiere a aspectos más éticos que técnicos y genera muchas incógnitas. “Pero hay algunas cosas que se entienden fundamentalmente como filosóficamente buenas en Europa, como que no queremos que la IA haga vigilancia masiva o interfiera en las democracias. Es algo con lo que todos podemos estar de acuerdo y esta regulación es buena”, añade. Jurkynaite aboga por la colaboración entre las grandes empresas y de estas con las pequeñas para que la norma no sea un obstáculo de desarrollo.

Guerra

Pero en este panorama de oportunidades y escollos, al que hay que sumar la dependencia tecnológica europea, se ha incorporado una dificultad no prevista en los planes de digitalización: la invasión de Ucrania por parte de Rusia el 24 de febrero de 2022. El aliento de la guerra se siente en Lituania y en el resto de la región con más intensidad que en otros territorios de Europa.

El conflicto forma parte de la conversación habitual en un país donde se exhiben carteles públicos en los que se reclama ayuda a Ucrania y se proclama también su rechazo al presidente ruso, Vladímir Putin. En un cartel gigantesco en lo alto de un edificio situado en la zona más moderna de Vilna se puede leer en inglés: “Putin, La Haya [sede de la Corte Penal Internacional] te espera”.

La prisión de Lukiskes en Vilna, que ha sido escenario de atrocidades cometidas durante las ocupaciones nazi y soviética, se ha reconvertido en un centro cultural, escenario cinematográfico y también en atracción turística. Al final del itinerario de la visita se muestra una de las antiguas celdas que alberga en su interior una imagen a tamaño real de Putin.

El ambiente también ha contagiado el entorno de la industria digital con empresas que han redirigido parte de sus esfuerzos a la defensa. Justas Morkunas, directivo de Nexos.ai, reconoce que muchas compañías preparan iniciativas frente a lo que denomina “urgencia”, en relación con el conflicto bélico. No obstante, cree que no es un problema exclusivamente lituano por ser un país fronterizo con Bielorrusia y cercano a Rusia, sino de toda Europa.

Mantas Lukauskas, ingeniero de datos de Hostinger, advierte de una presumible ventaja inicial porque Rusia no parece disponer del “poder computacional” que requiere un desarrollo masivo de inteligencia artificial ni de capacidad para atraer talento. “Tal vez China está aportando modelos”, especula. No obstante, Morkunas advierte: “Lo más probable es que estén tratando de hacer algo, sería muy estúpido si no lo hicieran”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_