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California retira el permiso a los taxis autopilotados de Cruise por motivos de seguridad

El regulador del Estado acusa a la compañía de ocultarle información después de una serie de accidentes viales ocurridos en San Francisco

Luis Pablo Beauregard
Taxis San Francisco
Un vehículo autónomo de la empresa Cruise transita por las calles de San Francisco, California.JOHN G. MABANGLO (EFE)

Cruise se ha quedado sin permiso de operación en San Francisco. El Departamento de Vehículos Motores de California (DVM), la máxima autoridad estatal del transporte, ha retirado la autorización a la empresa de taxis autopilotados tras acusarla de ocultar información tras incidentes de tránsito. Cruise lleva semanas bajo los reflectores alimentando las dudas sobre su seguridad vial, especialmente desde que una de sus unidades arrollara a una mujer en el centro de la ciudad californiana, provocándole heridas de gravedad.

De acuerdo con Vice, el primer medio en informar la suspensión a Cruise, aquel incidente ocurrido la noche del 2 de octubre es el responsable del castigo a la empresa. El accidente se registró en el cruce de Cinco y Market, una zona muy concurrida de la ciudad. Una transeúnte cruzó por el paso de cebra y fue golpeada por un vehículo tripulado color verde. De acuerdo con el relato de la compañía, este golpe lanzó a la mujer en la misma dirección que la trayectoria del taxi, que iba vacío. El coche autónomo frenó de manera agresiva para minimizar el golpe, pero la mujer quedó atrapada bajo el eje trasero del vehículo.

El DVM asegura que los representantes de Cruise no mostraron inicialmente todo el material grabado por las varias cámaras del robotaxi. De acuerdo a los reguladores del transporte, las primeras imágenes compartidas por Cruise solo mostraban cómo el vehículo frenó después de haber golpeado a la mujer. El departamento, sin embargo, obtuvo de otra instancia federal material adicional. En esa nueva grabación, las autoridades vieron que el taxi, después del impacto, realizó una maniobra para aparcar. “Esto indica que los coches de Cruise pueden no tener la habilidad para responder después de incidentes que involucren a peatones”, dice el DVM.

Cruise, sin embargo, discute la versión de las autoridades de California. En las redes sociales, la empresa afirma que su personal mostró de forma “proactiva” toda la información al departamento estatal, así como a otras dependencias federales y locales. “Estuvimos en contacto constante con los reguladores para resolver todas sus preguntas y asistir a la policía para identificar al coche que atropelló a la mujer y huyó”, asegura el comunicado. Cruise, no obstante, indica que están analizando la respuesta del automóvil autónomo a este “evento extremadamente raro”.

El del 2 de octubre no ha sido el único incidente protagonizado por un taxi de Cruise. La empresa fue obligada a reducir el número de unidades en operación después de un par de incidentes registrados en agosto. Las autoridades de San Francisco redujeron a 50 vehículos, desde 100, el máximo de unidades que podían operar durante el día. El número de taxis nocturnos pasó de 300 a 150.

Uno de los taxis chocó el 17 de agosto con un camión de bomberos que se dirigía a atender una emergencia. La empresa explicó que el vehículo autónomo no detectó a tiempo el vehículo de rescate, que transitaba en sentido contrario para saltarse el semáforo en rojo. Un par de edificios bloquearon la visión de las cámaras de la unidad. El otro incidente ocurrió aquella misma noche de jueves después de que un coche con conductor se pasara un semáforo e impactara a un Cruise sin pasajeros.

En agosto, esta compañía y su más próximo competidor, Waymo, recibieron el visto bueno de los reguladores para ofrecer el servicio las 24 horas del día. El permiso quitaba límites al número de automóviles que podían estar desplegados en las calles o al kilometraje que podían registrar los taxis. Los 300 vehículos que tenía Cruise eran solo una fracción comparada con las más de 10.000 unidades de Uber y Lyft en San Francisco. Ahora Cruise interrumpe su servicio. De momento, no se sabe cuánto tiempo durará el castigo.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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