La Policía de San Francisco contará con robots con capacidad de matar
Los robots estarán equipados con explosivos y solo se usarían en “caso de emergencia” como ataques terroristas
La junta de supervisores del condado de San Francisco dio el martes luz verde a la Policía de la ciudad para usar robots controlados a distancia de forma letal en situaciones de emergencia, como los tiroteos en las escuelas, los ataques terroristas o amenazas con bomba. Este tipo de máquinas ya están en poder de las autoridades, pero su nueva función ha sido adoptada tras un debate que ha tenido varios críticos dentro del consistorio. Estos consideran que la aprobación aumentará la letalidad de los uniformados en un contexto donde la violencia policiaca está siendo analizada como un problema sistémico en Estados Unidos.
La Policía de San Francisco ha comprado este tipo de robots desde 2010. Al día de hoy cuentan con 17 modelos, pero solo 12 están operativos. Estos han sido comprados entre 2010 y 2017. Robert Rueca, un portavoz de la policía dijo el martes que las máquinas ya son empleadas en tareas donde los policías corren peligro. Entre estas se encuentran la detención de criminales armados y violentos y la realización de revisiones donde se piensa que puede haber involucrados bombas o artefactos explosivos.
La decisión de los supervisores del condado (el órgano de Gobierno más importante de la región) se dividió en un voto de 8-3. Se impuso nuevamente una mayoría que, en septiembre pasado, permitió mediante otra votación a que el Departamento de Policía se conecte en directo a cámaras de videovigilancia privadas, sin necesidad de una orden judicial, para hacer tareas de vigilancia. Esta iniciativa estará vigente durante año y medio.
La seguridad y el incremento de algunos delitos tras la pandemia en la ciudad ha obligado a las autoridades a adoptar algunas medidas controvertidas en palabras de los activistas de la privacidad y críticos a la fuerza policial. El choque de estas fuerzas en San Francisco, un bastión de políticas progresistas, quedaron exhibidas durante un debate de tres horas de los supervisores, alineados entre políticos de izquierda moderada y otros más extremos.
Rafael Mandelman, uno de los supervisores moderados del condado, afirmó el martes que el terrorismo y los tiroteos escolares, además de otras “realidades del siglo XXI”, creaban situaciones de tensión para la ciudad. “Creo que sin duda debemos tener la tecnología más avanzada para lidiar con ese tipo de amenazas”, dijo Mandelman, quien votó a favor de la iniciativa.
El subjefe del departamento policial, David Lazar, defendió esta iniciativa porque estos robots con explosivos podrían intervenir en situaciones como el tiroteo en Las Vegas en 2017 o para enfrentarse a un terrorista suicida. Los detractores consideran este enfoque “increíblemente peligroso”, acusaron al departamento de policía de difundir miedos exagerados para impulsar la propuesta. Por ejemplo, el supervisor Dean Preston se preguntó: “Estamos hablando de un tirador en un hotel completamente lleno, y la solución... ¿Sería poner un robot con bombas para volar ese hotel? ¿Vamos a utilizar un robot con una bomba para someter a un terrorista suicida?”.
La ciudad tiene entre su propiedad el modelo F5A, un robot que puede subir escaleras, levantar hasta 40 kilos, evitar banquetas y girarse solo si es puesto bocabajo. El origen de este tipo de máquinas se encuentra en el Ejército. Con la guerra de Irak, los militares pidieron en 2003 ayuda a fabricantes que diseñaran aparatos que ayudaran a encontrar y desactivar explosivos. A este llamado acudieron Foster Miller, iRobot, que fabrica la popular aspiradora Roomba y Remotec, quien hace la máquina que está en manos de la policía de San Francisco. En 2004 existían una docena de robots usados para esa tarea. Después del llamado del Pentágono, en tan solo un año, la cifra creció a 300, superando incluso el número de operarios capacitados para manejarlos a la distancia.
Después del uso militar era cuestión de tiempo que llegaran a las fuerzas del orden civiles. En julio de 2006, la policía de Dallas se convirtió en el primer cuerpo policial que utilizó un robot para matar a un francotirador. Este, después de varias horas de tensa negociación, abrió fuego y asesinó a cinco policías en el centro de la ciudad. En un momento, dijo al negociador que solo quería eliminar a policías blancos. “No nos quedó otra opción más que usar nuestro robot para bombas y colocar un explosivo en una de sus extensiones para hacerla detonar donde estaba el sujeto”, aseguró entonces el jefe de la policía, David Brown.
California no ha sido testigo de nada parecido. En 2011, la policía de San Francisco empleó una de sus máquinas para atender una llamada de emergencia. Una persona había hallado varias granadas de mano limpiando un garaje privado. La máquina se haría cargo de mover los explosivos de lugar sin poner vidas humanas en peligro. El aparato, no obstante, no pudo evitar que la bolsa de papel que cargaba con los artefactos se rompiera mientras la cargaba, haciendo que las granadas rodaran por la acera. Todo quedó capturado en video. No hubo explosiones qué lamentar.
Una ley de California, la 481, obliga desde hace algunos años a los gobiernos locales a revisar el arsenal tipo militar que está en manos de las policías. La normativa exige que tecnología desarrollada para las fuerzas armadas que robustece la capacidad de respuesta de los uniformados tenga aprobación de las autoridades civiles.
Una propuesta de política similar fue rechazada en Oakland, un municipio vecino a San Francisco. Ahí, la policía trató de equipar a ciertos robots con cartuchos de escopeta reales. En un comunicado al portal de noticias local SFGATE, el Departamento de Policía de San Francisco aclaró que no buscaría armar a ninguno de sus robots con armas de fuego sino con explosivos como una “opción de fuerza intermedia” que podría resultar letal.
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