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Fin de partida al escándalo machista dentro del gigante de los videojuegos Activision Blizzard

La empresa, adquirida por Microsoft en 2021, pagará 18 millones de dólares a víctimas de acoso laboral y sexual

Luis Pablo Beauregard
Algunos de los personajes desarrollados por Activision Blizzard, una empresa adquirida por Microsoft en 2021
Algunos de los personajes desarrollados por Activision Blizzard, una empresa adquirida por Microsoft en 2021.DADO RUVIC (REUTERS)

Punto final a uno de los grandes escándalos dentro del mundo de los videojuegos. Un juzgado federal ha aprobado este martes un acuerdo por el que Activision Blizzard pagará 18 millones de dólares a varias víctimas de un ambiente laboral tóxico en la empresa creadora de juegos superventas como Call of Duty, World of Warcraft y Candy Crush. “La resolución refleja nuestro compromiso inquebrantable para crear un ambiente de trabajo seguro y equitativo para todos nuestros empleados”, ha dicho Bobby Kotick, el consejero delegado de la compañía, que tiene más de 10.000 empleados y que enfrenta años de señalamientos de acoso laboral, sexual y discriminación en la paga hacia las mujeres.

Las denuncias por el ambiente tóxico dentro de Activision Blizzard empañaron el año pasado su adquisición por parte de Microsoft por un monto de 75.000 millones de dólares. Entre los señalados estaba el propio Kotick, quien supuestamente dejó en 2006 un mensaje en el buzón de voz de una asistente en el que amenazaba con mandarla a matar. Se prevé que Kotick abandone la empresa en 2023, cuando los reguladores estadounidenses den luz verde a la operación que refuerza el brazo de videojuegos de la tecnológica de Bill Gates. La salida de Kotick estará lejos de ser un castigo. Si la compra libra la revisión, el ejecutivo se embolsará 390 millones de dólares.

Aquel episodio, por el que Kotick se ha disculpado, es solo uno entre 700 que The Wall Street Journal ha documentado a lo largo de los años, una cifra que la empresa desestima asegurando que algunos problemas fueron menores o se encuentran duplicados. No obstante, Kotick, quien lleva 30 años en la compañía, enfrenta desde septiembre una investigación por su conducta y por repetidas acusaciones de discriminación de empleadas mujeres. Las autoridades de California abrieron las pesquisas tras el testimonio de ocho extrabajadoras que abandonaron la compañía quejándose de una cultura similar a la de “una fraternidad universitaria”. A este grupo siguieron varias más que se quejaron de frecuentes invitaciones a tener sexo por parte de hombres en cargos de poder. Algunas de estas llegaban en viajes de trabajo o en reuniones laborales donde el alcohol era abundante. Si las mujeres denunciaban a recursos humanos, los agresores se vengaban o las amenazaban.

El acuerdo de reparación a las víctimas, que beneficia únicamente a trabajadores desde 2016, fue ofrecido por la empresa a finales de septiembre. Este esperaba todavía el visto bueno del juez Dale Fischer. Además del monto a pagar, Activision Blizzard debe hacer varios cambios exigidos por la Comisión federal de empleo igualitario para hacer accesible el terreno a las mujeres. Entre las medidas que deben adoptarse se encuentran la contratación de una experta en el combate a la discriminación y la supervisión periódica de las políticas internas por parte de un consultor externo.

El escándalo lleva años transformando el interior de la compañía. Al menos es lo que esta asegura en un comunicado de prensa emitido este martes tras la resolución judicial. La compañía ha creado una serie de puestos que ayudan a vigilar sus objetivos de equidad, ha transparentado los salarios dentro de la compañía y elaboró en octubre pasado su primer reporte de representación. También han donado un millón de dólares a una organización que beca a mujeres dentro de la industria.

La empresa tiene solamente un 24% de mujeres entre sus filas, una cifra similar a la de la industria. El número diminuye a menos de 20% en Activision y al 22% en Blizzard, porcentajes muy por debajo de otros estudios. El grupo también admite que tiene dificultad manteniendo a sus empleadas dentro de la nómina. El 29% de sus contrataciones son de mujeres, pero el 26% de las bajas son del mismo grupo. También son escasos los empleados latinos y negros.

El caso se repite dentro de otros gigantes de la industria. A mediados de este mes, ocho mujeres se sumaron al caso judicial contra Sony por discriminación. La empresa japonesa encara desde noviembre pasado una demanda colectiva de extrabajadoras que denuncian un ambiente machista. El caso fue iniciado por Emma Majo, una analista informática, que acudió a los tribunales para quejarse de un despido injustificado. En su escrito aseguró que un superior hombre se negaba a contestarle por el solo hecho de ser mujer. Tampoco pudo competir por aumentos y promociones por una “cultura laboral dominada por los hombres”. La situación era generalizada, dijo. Ubisoft y Riot, competidores de Sony y Microsoft, enfrentan señalamientos similares. En la industria de los videojuegos el machismo es protagonista.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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