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Ocho mujeres denuncian el ambiente machista en PlayStation

Las extrabajadoras se sumaron esta semana a una demanda colectiva por discriminación contra del gigante de los videojuegos

Luis Pablo Beauregard
Sony Playstation machismo
Tienda de Sony, fabricante de la consola PlayStation, en Seúl (Corea del Sur).SOPA Images (SOPA Images/LightRocket via Gett)

Ocho mujeres robustecieron esta semana el caso de discriminación que enfrenta Sony. Las extrabajadoras de PlayStation se han sumado a una demanda colectiva iniciada en noviembre de 2021 en un tribunal de California que denunció el ambiente machista que se vivía en uno de los gigantes de los videojuegos. La empresa había pedido el mes pasado al juez desestimar la demanda ante la falta de detalles. En respuesta, varias antiguas empleadas dieron un paso al frente para describir un “ambiente tóxico” donde imperaba el machismo en las oficinas de Estados Unidos.

En noviembre pasado, Emma Majo, una analista informática, acudió a un tribunal de California para quejarse de un despido injustificado y acusar a la empresa de sexista. En su escrito, aseguró que un superior hombre se negaba a contestarle por el solo hecho de ser mujeres y tampoco pudo competir por aumentos y promociones por una “cultura laboral dominada por los hombres”. La situación, añadió, no era una cuestión personal sino generalizada en la empresa. No es una acusación solitaria en la industria de los videojuegos. Ubisoft, Activision y Riot Games, desarrollador del popular League of Legends, han enfrentado señalamientos similares.

Su defensa argumentó ante el juez que muchas de las trabajadoras de la compañía habían pasado por situaciones similares y solicitó que las acusaciones fueran tomadas como una demanda colectiva, una forma que permite sumar a varios quejosos a una sola causa judicial en busca de la reparación de un daño. El juez fijo un plazo para que la defensa de Majo pudiera sustentar con nombres y apellidos los dichos.

El testimonio de las ocho mujeres llegó cuando estaba por vencerse el plazo mencionado. Entre ellas se encontraba Marie Harrington, quien había trabajado 16 años en Sony y para su consola estrella. Dijo que su experiencia le había dejado claro que la empresa no consideraba a suficientes mujeres para cargos de dirección. En una reunión para perfilar mandos medios, cuatro candidatas se enfrentaban a setenta hombres por un puesto.

Kara Johnson, otra de las empleadas que se han sumado a la queja de Majo, aseguró que PlayStation no ha desarrollado acciones suficientes para contrarrestar lo que considera un “ambiente tóxico”. Johnson salió de la compañía en enero de 2021. Fue una entre una decena de trabajadoras que renunciaron en cuatro meses, lo que para ella es un síntoma de un problema profundo y desatendido. En una carta de despedida a sus compañeras enumeró algunas de las conductas de discriminación que observó ante la omisión del personal de Recursos Humanos, entre ellas el trato a embarazadas.

Sony argumentó en febrero que la denuncia de Majo no había podido identificar “una sola política, práctica o procedimiento” del que se desprendiera la supuesta discriminación por sexo. El juez valorará los testimonios que se han sumado esta semana a la demanda colectiva en una audiencia que se celebrará en abril.

PlayStation se encuentra bajo gran presión en la industria después de la compra de Activision Blizzard por parte de XBox y Microsoft. Bobby Kotick, el consejero delegado de aquella empresa, enfrenta desde septiembre pasado una investigación de las autoridades regulatorias por el manejo interno de señalamientos de acoso y discriminación laboral. El estudio conocido por desarrollar éxitos como Call of Duty, World of Warcraft y Candy Crush es investigado también por las autoridades de California por el caso de al menos seis exempleadas, que abandonaron Blizzard quejándose de una cultura laboral “parecida a una fraternidad universitaria”.

Ubisoft, la casa de Assassin’s Creed, un exitoso juego que ha dado el paso a las pantallas, también lleva dos años arrastrando juicios por maltrato y acoso de algunas empleadas en las oficinas de Singapur, Canadá y Francia. El escándalo obligó a una empresa con 20.000 empleados a entonar un mea culpa y a despedir a tres de sus ejecutivos más importantes, entre ellos la encargada de recursos humanos globales, Cécile Cornet, y el puesto creativo más alto, en manos de Serge Hascöet, quien ha sido calificado por la prensa especializada en videojuegos como una de las “personalidades más tóxicas de la industria”. Ahora parece haberle llegado el turno a Sony.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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