_
_
_
_
_

John McAfee: la escandalosa vida del creador del “peor ‘software’ del planeta”

El fundador del antivirus que lleva su nombre fue pionero de la ciberseguridad en Silicon Valley, pero será recordado por una biografía de drogas, orgías, fugas y delirios persecutorios

Muerte John McAfee
John McAfee, en el momento de ser expulsado de Guatemala en diciembre de 2012.Jorge Lopez (Reuters)

Haber sido uno de los nombres pioneros de la industria de ciberseguridad en Silicon Valley merece apenas una nota a pie de página en la excesiva biografía de John McAfee (Gloucestershire, Reino Unido, 1945- Barcelona, 2021). El informático, empresario y magnate convirtió lo que pudo haber sido una cómoda vida al sol californiano, en una odisea de drogas, armas, corrupción, supuestos asesinatos, fugas de junglas centroamericanas, promesas de milagrosos antibióticos, redadas policiales y persecuciones aderezadas con una buena dosis de paranoia. Este miércoles, los funcionarios de la prisión barcelonesa de Brians 2 hallaron colgado en su celda al creador del programa antivirus que lleva su apellido. Todo apunta a que se suicidó mientras esperaba la extradición a EE UU acusado de evasión fiscal. “John vivió su vida como le pareció”, ha dicho de él su abogado, Nishay K. Sanan. “No hay que estar de acuerdo con su forma de actuar, a él no le importaba”.

McAfee pasó sus últimos ocho meses de vida observando “trozos de cielo por encima de los altos muros de hormigón del patio de la prisión”, según explicaba melancólico en su cuenta de Twitter el pasado 25 de mayo. Murió entre esas paredes, a veces sintiéndose “más libre que nunca”, preguntándose si las hormigas tienen flatulencias y avisando de una supuesta contienda abierta entre los grandes poderes financieros y el nuevo mundo de las criptomonedas. “La guerra está en marcha y yo soy un objetivo central”, proclamaba.

Imagen del documental 'Gringo: La peligrosa vida de John McAfee'
Imagen del documental 'Gringo: La peligrosa vida de John McAfee'

Los 76 años de vida anteriores son oro para los productores de Hollywood. Desde su infancia. Nació en un cuartel militar estadounidense en el Reino Unido; su padre, violento y alcohólico, se suicidó de un tiro cuando él tenía 15 años. Su madre moriría 17 años más tarde. Pero era listo. Se licenció en Matemáticas, materia en la que se doctoró en 2008. Entró a trabajar en la NASA. Se lo disputaban empresas como la aeronáutica Lockheed.

Los virus informáticos se cruzaron en su biografía “por accidente”. “Como todo en mi vida”, aseguró en 2013 a South China Morning Post. En 1986, dos hermanos paquistaníes codificaron Brain, el primer programa que infectaba ordenadores personales. McAfee infectó deliberadamente su computadora con él, lo descifró y empezó a usarlo en las máquinas de los demás. Al poco tiempo ya había fabricado el programa informático Virus Scan, para detectar este tipo de software. En 1987 lanzó su compañía McAfee Corp. “John entendió antes que nadie la carrera que estaba empezando con la aparición de los primeros virus”, explica por correo a EL PAÍS Pedro Castillo, director de tecnología y cofundador de la compañía de ciberseguridad Devo. “Sin saberlo, fue parte de una escalada tecnológica sin precedentes donde los creadores de malware tenían que sofisticar más y más sus programas para no ser detectados”. Y concluye: “Hay que ser muy visionario para empezar un negocio que no existía y que nos ha hecho evolucionar tanto”.

En McAfee Corp no todo era luchar contra los programas maliciosos. Exempleados de la compañía han relatado en varios documentales su curioso régimen laboral, con sexo en los despachos incluido. Pese a todo, en su momento de máximo esplendor, la mitad de las empresas de la lista Fortune 100 utilizaban su programa. En 1992, la compañía levantó 740 millones de dólares en su salida a Bolsa. Dos años después, McAfee ya se había aburrido. Dimitió. “Cuando eres el CEO de una empresa que emplea a 10.000 personas, ya no puedes hacer las cosas que te gustan, que es programar”, explicó. Años después, en 2010 cuando Intel compró la compañía y renombró todos los productos de McAfee como Intel Security, su creador aseguró: “Estoy eternamente agradecido a Intel por liberarme de esta terrible asociación con el peor software del planeta”.

Liberado de sus responsabilidades en la compañía, y pese a su declaración de intenciones, McAfee no dedicó su estrenado tiempo libre a programar. Inventó un antecesor de WhatsApp llamado PowWow e invirtió en una peligrosa combinación de esquí con propulsores que causó la muerte de una persona en Arizona. La familia de la víctima le denunció.

Con la crisis financiera de 2008 su fortuna se redujo de cien a cuatro millones de dólares, según Bloomberg. Entonces se trasladó a Belice, la única monarquía parlamentaria de Centroamérica, donde aún es soberana la reina Isabel II. Allí, rodeado de selvas y lagos, desplegó una vida de excesos, orgías y armas. Los problemas no tardaron en volver a llamar a su puerta. Tras el asesinato a tiros en 2012 de su vecino Gregory Faull, un contratista de 52 años natural de Florida, la policía registró la casa de McAfee y trató de investigarlo. Pero él ya estaba en la vecina Guatemala.

En el país pidió asilo y comenzó una campaña para limpiar su imagen pública con entrevistas en medios como Vice o Wired y entradas en su propio blog. De poco le sirvió: a pesar de fingir un ataque al corazón, ese año fue expulsado y aterrizó en Miami en diciembre de 2012. De nuevo en su país, trató de presentarse dos veces a la presidencia por el Partido Libertario, en 2016 y 2020. La primera vez incluso ganó las primarias, pero en ambas ocasiones resultó derrotado en la convención nacional de su partido.

Su última aventura fue la de las criptomonedas, primero como responsable de la compañía MGT Capital Investments, y más tarde con su propia empresa, Luxcore. Twitter era una parte fundamental de su modelo de negocio. Parte de sus ingresos pasaban por cobrar 105.000 dólares por tuits en los que promocionaba las salidas al mercado de dichas monedas virtuales. Su momento estelar como patrocinado consistió en prometer que se comería su propio pene si el bitcoin no llegaba al millón de dólares de valoración en 2020. La criptomoneda cerró 2020 en el entorno de los 6.400 dólares. Nunca llegó a cumplir su promesa.

Durante el periodo comprendido entre 2014 y 2018, McAfee no presentó declaraciones de impuestos en Estados Unidos, según la acusación federal. Tras eludir a las fuerzas del orden una vez más, su viaje acabó en Barcelona en octubre. El empresario fue detenido en el aeropuerto de El Prat por una orden internacional dictada en su país cuando estaba a punto de tomar un avión a Turquía.

Los últimos meses en la prisión de Brians 2 le afectaron profundamente, “tanto mental como físicamente”, según la carta abierta publicada por su hija Janice en sus redes sociales con motivo del último día del Padre. “Pero él sigue firme diciéndole la verdad al poder”, aseguraba Janice. Estas denuncias de supuestas injusticias fueron el eje central de sus últimos días con vida. También sirvieron como una suerte de expiación personal. “Cuando era joven estuve enamorado”, reflexionó en Twitter un mes antes de morir. “Muchas veces. O eso creía. Cada vez más poderoso. Cada vez más fuego. Y cada vez se quemaba más rápido. Confundí el amor con la necesidad, el sexo, la seguridad, la comodidad. Pero no es nada de eso”.

Puedes seguir a EL PAÍS TECNOLOGÍA en Facebook y Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_