La carga inalámbrica irrumpe en el pulso entre Apple y la UE por un conector igual para todos los móviles
La normativa comunitaria no volverá a impulsarse hasta que concluyan los dos estudios necesarios, previsto para este verano, que avalen la solución única
En enero de 2020, la Unión Europea aseguró que en verano de ese año impondría en todo el continente el cargador universal para cualquier tipo de móviles. La fecha, más voluntariosa que real, se pospuso, pero ya entonces se vio que la mayor oposición provenía de Apple. La intención de la Comisión Europea de hacer obligatorio el modelo USB-C, el más utilizado en la industria, dejaba en fuera de juego a su exclusivo cargador Lightning. Meses después, continúa el pulso; pero hay una nueva variable en la ecuación: algunos expertos en la compañía estadounidense señalan que su próxima apuesta podría ser la carga exclusivamente inalámbrica.
Apple suele ser bastante opaca a la hora de revelar planes de futuro. Pero blogs especializados y analistas como Mark Gurman, de Bloomberg, apuntan a que la compañía estudia eliminar cualquier cable en el plazo de dos o tres años. Y se apoyan en indicios reales. El principal, el registro de una patente de Apple en Estados Unidos basada en un cargador magnético, que no requeriría de ningún tipo de orificio en los móviles. Además, la recuperación del cargador inalámbrico MagSafe, que la tecnológica incorporó nuevamente en el último modelo de iPhone y que antes solo empleaba para sus portátiles MacBook.
Hasta junio no se espera que se publiquen los resultados de dos estudios necesarios antes de crear la legislación europea, uno acerca del impacto de la disociación electrónica y otro precisamente sobre la carga inalámbrica. Aunque no hay una fecha definida para concluir la batalla de los cargadores, fuentes de las instituciones comunitarias aseguran que Apple, por mucho que desee lo contrario, no podrá vulnerar las normas adoptadas. Ni el actual cargador Lightning ni la posible solución sin cable tendrán encaje si finalmente culmina con éxito la normativa esbozada por Bruselas. Y recuerdan dichas fuentes que si un producto incumple los requisitos de la legislación de la Unión, las autoridades nacionales de vigilancia del mercado exigirán a la compañía que adopte las medidas correctoras adecuadas, incluida la retirada del producto.
La Comisión esgrime motivos de utilidad para el usuario y medioambientales para imponer la solución única. Apple considera que ésta socavaría la innovación y dañaría a los consumidores europeos. Según la postura oficial de la empresa, “la legislación tendría un impacto negativo directo al interrumpir los cientos de millones de dispositivos y accesorios activos utilizados por nuestros clientes europeos”. La tecnológica acostumbra a marcar tendencias, como ya sucedió cuando las grandes marcas copiaron sus pioneros auriculares inalámbricos AirPods. Pero no es fácil que esta vez imponga su visión comercial.
Alta eficiencia
Chema Molina, fundador de la compañía española Frenetic, que está revolucionando la fabricación de cargadores, reconoce la alta eficiencia del conector de Apple debido a que consigue que las baterías sufran lo mínimo posible durante el proceso de carga. Haciendo un símil con la forma en que comemos, Lightning consigue que sea a pequeños bocados; en cambio, los demás son más bruscos, casi dándose atracones. Aunque este grado de optimización todavía no lo ha logrado el USB-C, en palabras de Molina, no supone razón suficiente como para abandonar la universalización de un cargador que plantea la UE. “Es el camino. Beneficia al consumidor final y al planeta. Reduces costes y reduces drásticamente la basura electrónica. Lo primero es que haya uno unificado y, a partir de ahí, encontrar el más idóneo”, explica.
Un gran conocedor de baterías y cargadores como Macià Capó, ingeniero de proyectos del Centro de Investigación de Electrónica de Potencia de CITCEA-UPC, entiende también que la opción más sostenible lleva hacia la universalización, por mucho que desde Apple cierren filas en torno a sus productos. “Los dispositivos no deberían venderse siempre con un cargador, sobre todo si ya tienes uno de antes. Carece de sentido que existan cargadores diferentes ya que las baterías son muy parecidas en todos sus elementos”, sugiere.
¿Y no sería más sostenible aún la carga inalámbrica del teléfono? El problema es que hoy en día resulta muy ineficiente. “Ahora mismo sería un gran error decidir que esta sea la solución. Gastaríamos un 20% más de energía con cada carga del teléfono”, asegura Molina. Pese a los avances técnicos de los últimos años, afronta un nivel de inmadurez y pérdida energética que poco ayudan a que la industria se tome en serio su viabilidad.
Otro problema sería la recuperación de datos. Si no tenemos acceso a internet, necesitamos un cable para acceder a copias de seguridad antiguas del teléfono con las que restablecer su funcionamiento. La única opción ahora mismo para hacerlo sería acudir a las tiendas de la marca (en este caso, Apple) y que allí accedieran a la nube y cargaran la información del teléfono. Aunque siempre podrían cambiarse los procedimientos de reseteo por otros únicamente inalámbricos.
En medio del debate, Apple sorprendió en la presentación de su iPhone 12 al anunciar que lo vendería solo con el cable, pero sin cargador. El motivo alegado por la compañía fue precisamente uno de los que se argumentan para imponer el cargador universal: el respeto por el medio ambiente. La medida levantó la polémica entre usuarios y algunos expertos, que atribuyeron la medida más bien al deseo de ahorrar costes (el cargador de Apple se vende suelto por 25 euros en España). Algunos fabricantes ironizaron sobre la iniciativa de la compañía de Cupertino. Pero en pocas semanas, empresas de la competencia como Samsung se sumaron a la iniciativa. Apple, una vez más, marcaba tendencia.
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