House of Innovation: un laboratorio deportivo convertido en tienda
El centro tecnológico creado por Nike en París muestra los procesos utilizados en la creación de ropa y conecta la experiencia física de sus visitantes con la online
El edificio situado en el número 79 de los Campos Elíseos de París es, visto desde el exterior, una muestra más de la grandiosidad arquitectónica de la avenida más famosa de la capital francesa. Sin embargo, al cruzar la puerta dejamos atrás las líneas art déco de este antiguo bloque de oficinas de la década de 1930 para sumergirnos en un entorno de 2.400 metros cuadrados en el que se citan tecnología, deporte y comunidad. “Todo lo que se puede ver aquí está relacionado con la innovación”, explica John Hoke, director de diseño de Nike.
La House of Innovation de París es el tercero de los centros de este tipo, después de los de Nueva York y Shanghái, con los que la marca de ropa deportiva quiere cambiar la experiencia de ir a una tienda. “Cuando diseñamos este lugar, nuestra primera prioridad era crear un espacio que fuese completamente inmersivo y que nos permitiera explicarle al público qué significa ser innovador”.
El mundo de la ropa deportiva hace tiempo que se centra casi tanto en la investigación como en la moda. La búsqueda de nuevos materiales y formas que mejoren la práctica atlética, como los del modelo de zapatillas Nike ZoomX Alpha Fly con el que el keniano Eliud Kipchoge logró bajar de las dos horas en la prueba de maratón, es una constante. “Siempre digo, en tono de broma, que nuestro trabajo comienza donde acaba Darwin”, cuenta Hoke. “Buscamos formas desde un punto de vista evolutivo para ampliar la capacidad atlética. Lo que los deportistas hacen muy bien es enseñarnos cómo romper barreras. Inspirar a la gente a alcanzar su máximo potencial es nuestra meta.
La House of Innovation es un homenaje físico a esa búsqueda de la innovación. Lo que intentamos es explicarle al consumidor cómo y por qué hacemos lo que hacemos. Queremos retirar el telón y que puedan echar un vistazo a cómo funciona una compañía por dentro”, asevera.
En busca de interacción
Nada más entrar, el visitante se topa con el Arena, definido por Hoke como “un espacio para reunirse y que comienza a introducirte en la conversación, en la que mostramos las novedades de cada temporada”. Una serie de paneles nos presentan nuevos modelos, materiales y técnicas, así como información sobre diferentes actividades deportivas de la ciudad. “La tienda no es solo una tienda en sí, sino también una invitación, una plataforma para conectar a la comunidad”, argumenta Hoke. “Va mucho más allá de una transacción comercial. Se crea un diálogo, una relación, entre distintas personas. Es como el ágora griega, un espacio para conectar, para inspirarse, para aprender”, abunda el ejecutivo. Ese diálogo transcurre en dos planos: el físico y el digital. La conexión a través de una app está pensada para acompañar en todo momento al comprador.
Al poner un pie en la House of Innovation ya habremos recibido información sobre sus últimos productos y dónde encontrarlos. Escaneando los códigos de cada prenda podemos comprobar las tallas y colores disponibles y pedir que nos las manden al probador. También es posible solicitar una cita con un experto para encontrar el producto que más se adapte a la práctica de cada deporte o pagar a través de la app y evitarnos la cola en la caja.
Espacio multitarea
Distintos espacios repartidos en sus cuatro plantas ofrecen más alternativas a los clientes. “En la planta menos uno está el Sneaker Lab, un espacio para reunir a los amantes de las zapatillas”, explica Hoke. Allí pueden personalizar los distintos modelos y accesorios. O el Kid’s Pod, con puntos interactivos y juegos para niños. Otra aplicación tecnológica es Shoe Fit, un sistema que escanea nuestros pies para encontrar la talla perfecta para cada actividad deportiva.
Una de las banderas de House of Innovation es la sostenibilidad. Construida con cerca de 85.000 kilos de materiales reciclados, la tienda al completo se nutre de energía renovable. “Hoy en día, los diseñadores somos ciudadanos- diseñadores”, apunta Hoke. “Tenemos que hacer algo más que darle forma a las cosas y ser conscientes de la cadena completa de creación. Sabemos que lo que hacemos deja una huella en el planeta, por lo que tenemos que asumir la responsabilidad de nuestras elecciones y meditar muy bien qué materiales utilizamos”, argumenta.
Zapatillas sostenibles
Esa es la filosofía que impulsa, por ejemplo, a Space Hippie, su reciente línea de zapatillas realizada en un 90% a partir de materiales reciclados como botellas de plástico, camisetas o restos de procesos de fabricación. “Tienen una estética única además de un gran rendimiento”, apunta Hoke. “Y es muy importante, porque al mostrárselo a los consumidores se dan cuenta de que no es un producto menor, sino algo estéticamente atractivo”.
Esa apuesta por la economía circular también se mostrará en los Juegos Olímpicos de Tokio, para los que la marca ha preparado unas equipaciones en cuya elaboración también se ha recurrido a un 90% de materiales reutilizados. “Nuestro trabajo en Nike parte del hecho de que el deporte es un derecho para todas las generaciones, así que debemos proteger su futuro. Este es el problema central del diseño en nuestros días”, prosigue Hoke. “Desde 2010 y hasta la fecha, hemos utilizado en nuestros productos unos 7.000 millones de botellas de plástico de los océanos, y vamos en la dirección de lograr que todos nuestros productos estén realizados con material reciclado sin que se vean perjudicadas la efectividad ni la estética”.
Mientras se alcance esa meta, la House of Innovation de París cuenta con una zona en la que los usuarios pueden entregar el material deportivo que ya no usen para que dé origen a nuevos productos. “La idea es que, si has acabado de utilizar algo, lo devuelvas para que podamos hacer algo nuevo a partir de ese material”, argumenta Hoke.
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