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Los radiadores origami de la NASA

Materiales con memoria capaces de modificar su forma podrían revolucionar el diseño de estos componentes

El radiador origami de la NASA.
El radiador origami de la NASA. NASA

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los diseñadores de cualquier nave espacial es el del control de su temperatura. Para ello, se utilizan tanto sistemas capaces de generar calor para evitar que se congelen como radiadores para eliminar el exceso de calor, algo especialmente importante en naves que están en órbita alrededor de un astro y que a ratos están a la sombra y a ratos reciben de pleno la luz del Sol.  

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Pero un equipo del Centro Espacial Goddard de la NASA está trabajando en radiadores capaces de cambiar de forma que podrían servir tanto para absorber como para eliminar calor. La idea es usar materiales "con memoria" que cambian de forma según su temperatura y así desarrollar un radiador capaz de doblarse y estirarse. Así, cuanto más profundas sean las dobleces, tendrá más capacidad de absorber calor; al contrario, cuanto más estirado esté y menos profundas sean las dobleces, tendrá más capacidad de eliminar calor. 

El equipo busca además aumentar la efectividad de los radiadores origami cubriéndolos de óxido de vanadio, un compuesto que en cuanto pasa de los 68 grados Celsius sufre un cambio de estado que hace que se vuelva más eficaz disipando calor, aunque están buscando la forma de hacer que el cambio se produzca a una temperatura menor, probablemente dopándolo con otros materiales. 

Al combinar las dos técnicas, el equipo del proyecto cree que podrán crear radiadores muy pequeños a la vez que eficaces, dispositivos que serán especialmente interesantes para naves pequeñas como los CubeSat, que pueden ser tan pequeños como un cubo de 10 centímetros; con un tamaño tan reducido los tradicionales radiadores planos son muy poco eficaces. 

Aún falta tiempo para que la tecnología esté lo suficientemente desarrollada como para probarla en un satélite, pero si funciona, y como suele ser el caso, podría tener aplicaciones muy interesantes en tierra. Una, por ejemplo, serían los disipadores de los procesadores de los ordenadores, en especial en el caso de las tarjetas gráficas, que cada vez tienen unos radiadores más y más grandes.

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