La muerte del ‘Facebook’ chino
La red social RenRen, en su día líder en China, sucumbe ante el avance de nuevas plataformas. La falta de innovación y la escasa adaptación al móvil cavan su tumba
Cuando nació RenRen, hace una década, no tardó en convertirse en una de las redes sociales más exitosas de China. Como sucedió con Facebook, surgió para conectar a compañeros de clase y, de hecho, en un principio se llamó Xiaonei, que se puede traducir como "dentro de la escuela". Poco a poco, a semejanza de lo que hizo su homóloga estadounidense, fue abriéndose al resto de la sociedad y en 2009 se rebautizó como RenRen ("gente"), para recalcar esa ambición de universalidad. Cuando salió a bolsa en Nueva York, en mayo de 2011, contaba con 117 millones de usuarios y la cifra crecía a un ritmo del 20%.
Así, no es de extrañar que el precio de sus acciones se disparase un 29% el día de su estreno en el parqué. Su fundador y consejero delegado, Joseph Chen, pudo sacar pecho y sentirse Mark Zuckerberg. Al fin y al cabo, RenRen ofrece en China, donde Facebook está vetada, un ecosistema y una interfaz muy similares. Es más, fue su Granja Feliz (Kaixin), que llegó a sumar hasta cien millones de jugadores, la precursora de los juegos de granjas que se popularizaron en Occidente con la copia que Zynga hizo en Farmville.
Pero eso fue en sus días de gloria, porque ahora RenRen agoniza. Tanto, que Chen ha propuesto recomprar todas las acciones de la empresa para sacarla del Nasdaq. Ofrece apenas cuatro dólares por cada acción, muy lejos de los 19,5 dólares de su estreno bursátil. A pesar de ello, es una valoración superior a la que hace el mercado, que paga poco más de tres dólares. No en vano, el declive que comenzó hace dos años se acentúa: sus ingresos durante el tercer trimestre del año cayeron un 36,4% y la empresa perdió 23,2 millones de dólares. Es el reflejo de un batacazo que se explica con la actitud de sus usuarios: aunque suman más de 200 millones, únicamente 40 millones acceden al servicio al menos una vez al mes, y la página web no aparece ya ni siquiera en el top 60 de las más visitadas de China.
RenRen ofrece en China, donde Facebook está vetada, un ecosistema y una interfaz muy similares
Pero ¿por qué se ha producido este vuelco? “En primer lugar, está la competencia de nuevas redes sociales que han sabido desarrollar mejor su potencial y adaptarse al nuevo entorno móvil”, explica Xu Anqi, profesor de Sociología en la prestigiosa Universidad de Fudan, en Shanghái. Se refiere a Weibo, que se creó emulando a Twitter y que supera ya los 220 millones de usuarios, y sobre todo a WeChat, en la que se han creado 500 millones de cuentas. “Esta última nació con la ventaja de haber sido diseñada directamente para el smartphone [cuya penetración ronda el 90% entre los internautas chinos] y, aunque ahora se puede utilizar también en ordenadores, ha sabido integrar todo tipo de servicios en una sola aplicación que es intuitiva y muy fácil de utilizar”.
WeChat (conocida como Weixin en China) aúna mensajería instantánea, red social con curiosas funciones como la de encontrar a personas cercanas, y pagos online. “Es mucho más interesante que RenRen, donde hay más censura y donde el entorno es mucho más académico y cerrado. Estaba muy bien cuando estudiábamos, pero ahora WeChat resulta más funcional”, comenta Li Xiang, un ingeniero de telecomunicaciones de Shanghái que actualmente trabaja en una gran empresa china de Internet cuyo nombre prefiere no dar a conocer. “Básicamente, RenRen no ha sabido adaptarse a las necesidades de la sociedad. Surgió con los nacidos en la década de 1980 y no ha conseguido ni retenerlos ni atraer a otras generaciones, que han preferido opciones más avanzadas de la competencia”.
Li pone el ejemplo de lo fácil que es añadir un contacto en WeChat: “Basta con escanear un código QR que aparece en la pantalla de la otra persona, aunque también se puede hacer por vías más convencionales, como buscar por número de teléfono o nombre de usuario. Lo tiene todo. Pero RenRen es más complicado, y requiere rellenar información académica que muchos no quieren detallar”. Y luego está el pago online, una de las grandes ventajas de WeChat. “Es muy sencillo de utilizar, y sirve tanto para hacer compras en Internet como para pagar en comercios convencionales o, incluso, enviar dinero a contactos. En definitiva, WeChat va añadiendo nuevas funciones (como los juegos) en un ecosistema cada vez más rico”.
Curiosamente, RenRen ha seguido el camino contrario. Se ha ido deshaciendo de empresas subsidiarias a las que no ha sabido sacar rédito. Al contrario, han supuesto un lastre: en 2011 gastó 80 millones de dólares en la adquisición del portal de vídeo 56.com, y lo vendió a Sohu en 2014 por 20 millones; también perdió 50 millones de dólares en la compra de Nuomi.com (un equivalente a Groupon) y posterior venta al gigante de las búsquedas Baidu; y justo cuando Facebook lanzó su Messenger, RenRen eliminó la posibilidad de enviar mensajes privados entre sus usuarios.
“Chen tuvo la oportunidad de desarrollar esos servicios y de convertirlos en gigantes como Youku (el YouTube chino) o Dianping (que comercializa cupones grupales). Tenía los medios para hacerlo, pero le ha faltado la visión de otros como Ma Jun (fundador de Alibaba) o Lei Jun (fundador de Xiaomi) y RenRen se ha quedado obsoleto rápidamente. En China, donde todo se mueve tan rápido, echarse la siesta puede salir muy caro”, bromea el ingeniero.
Justo cuando Facebook lanzó su Messenger, RenRen eliminó la posibilidad de enviar mensajes privados entre sus usuarios
Y no es la única empresa de Internet que está en apuros en China. Otras como el portal textil Vancl o la plataforma de comercio electrónico Moonbasha también sucumben a la saturación del mercado y las modas que son difíciles de prever. “A los chinos nos gusta probar cosas nuevas. A diferencia de lo que es más habitual en Occidente, somos poco fieles a marcas y servicios. Eso hace que las empresas se enfrenten a un reto constante”, explica Xu. “Y quizá también por eso, a las compañías extranjeras de Internet les cueste más tener éxito”. No obstante, a pesar de la censura que rige el ciberespacio chino, Google ya ha anunciado su intención de regresar a China, y el propio Zuckerberg corteja a los dirigentes chinos siempre que puede. Más le vale aprender del ejemplo de RenRen.
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