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Luz con poder para abrir puertas

Lightbee ha creado una 'app' para abrir cerraduras a través del flash del móvil

Isabel Valdés
La casa conectada ha sido el último evento de The App Date.
La casa conectada ha sido el último evento de The App Date.The App Date

La luz, esa radiación electromagnética que crea y regula la vida, que broncea, que calienta, que ilumina, pero también que canaliza información. A partir de ahora, el flash del móvil ha dejado de ser únicamente una herramienta para alumbrar. La empresa canaria Lightbee ha decidido que las múltiples posibilidades de la tecnología fotónica LED y la comunicación por luz visible (VLC) deben empezar a andar su camino en medio de las rutinas de la vida cotidiana y han creado Lightkey, la primera aplicación para móviles que controla los accesos a través del flash del dispositivo y que solo necesita el móvil y un pequeño receptor óptico.

Gloria Einsman, una de las fundadoras de la empresa, está convencida de que la comunicación a través de la luz es parte del futuro a corto plazo. La app se presentó el pasado 30 de septiembre en el evento La casa conectada de The App Date, (punto de referencia internacional para la creación de contenidos, la investigación y la promoción en el mundo de las aplicaciones para móviles). Lightkey es capaz de hablar con las cosas, en concreto, con su acceso: cerraduras de hogares, puertas de hospitales, habitaciones de hoteles. Durante la cita, en la madrileña Fundación Telefónica, Einsman abrió una caja fuerte con su flash. “Nos pareció muy natural que la primera utilidad que viera la luz fuera para facilitar el acceso. Puede parecer lejano, pero a nivel práctico, esto puede acabar siendo el sustituto de nuestras llaves”, explicó la ingeniera.

Las lámparas led pueden ser conmutadas miles de veces por segundo haciendo el movimiento imperceptible al ojo humano o a cualquier dispositivo de grabación de imagen o inhibidores de frecuencia. Esa rapidez permite enviar códigos binarios a través del espectro visible que son descodificados por un receptor óptico sin posibilidad de ser interceptadas por ningún otro sistema. “En seguridad el sistema mejora a otros por ondas como puede ser el bluetooth”, afirmó Einsman. La distancia a la que funciona Lightkey depende de la potencia de la luz que se use, “lo que el haz permita. Aunque no interesa que sea demasiado, cuanto más cerca, más seguro”. Lo que sí interesa a la empresa canaria es divulgar lo máximo posible la aplicación entre los desarrolladores, mover el mercado. “Por eso, el precio de salida del hardware a precio de costo, entre 150 y 200 euros, aportando tanto la librería que desarrolla Lightkey como el hardware”.

Las ventajas de la VLC son obvias: son fiables, permiten una seguridad alta en la transmisión de datos y tienen la capacidad de coexistir con otras tecnologías como el wifi o el bluetooth. “No olvidemos que además, es una tecnología integrada ya en muchísimos dispositivos”, aclaró la canaria, que aseguró, además, que no se quedan con datos: “El hardware hace de intermediario, como de traductor”.

Cerraduras o accesos digitales como los que permite abrir Lightkey, publicidad o solución de pago seguro, la VLC forma parte del Internet de las cosas. Algo que ya está aquí conectando nuestro mundo y que empezará a extenderse cada vez más rápido. De Internet no sólo formamos parte nosotros, sino todo lo que nos rodea, y las otras dos aplicaciones que se mostraron en el evento del edificio de Gran Vía son prueba de ello: una red social de las cosas y una casa totalmente conectada.

La plataforma Lhings es una suerte de Facebook para objetos que permite conectar dispositivos para gestionarlos desde cualquier sitio. Un sistema abierto y gratuito que pretende que el control y la conexión no lo sea todo, “también la capacidad de compartir es importante”, afirmó Sergi Martínez, project manager e ingeniero de la compañía que poco a poco, va aumentando usuarios y objetos: “Ya tenemos unos 500. Pero si queremos hacer algo grande necesitamos más usuarios y más aparatos”.

En la convocatoria de The App Date presentaron el prototipo de la Lhings Connected Table, la primera mesa inteligente y conectada, pensada para espacios de coworking, con la que fueron premiados en San Francisco en el Oracle OpenWorld 2014. Con una diminuta tarjeta, Martínez cambió el color de la lámpara: “En espacios compartidos de trabajo puede ser útil. En verde si está libre, en rojo si está ocupada. Y apagarla cuando te marchas”.

Esa lámpara podría haber encajado de forma perfecta en el tercer y último proyecto que se presentó: la Smart House Living Lab. Un lugar único en Europa creado por investigadores del equipo Life supporting technologies de la Universidad Politécnica de Madrid, centrados en la mejora de la calidad de vida de los usuarios. Juan Bautista Montalvá y Jorge Cancela mostraron a través de una cámara web que conectaba con el chalé, ubicado en el recinto universitario madrileño, cómo a través de la voz, la casa obedecía cualquier orden que estuviera programada en las aplicaciones móviles que habían creado.

A través de las pantallas, un tercer miembro del grupo, Mateo, caminaba en el chalé mientras Montalvá o Cancela, desde el centro de Madrid, apagaban y encendían las luces, subían las persianas o abrían la puerta. La casa tiene tres estancias diferenciadas: vivienda normal (salón, habitación y baño), una sala de observación y otra de control. “A veces es un poco Gran Hermano”, bromeaba Montalvá, “y en el baño hemos instalado un botón de pánico, por si alguien se cae o tiene cualquier otro accidente”.

Su aportación a la independencia de las personas con problemas no se quedó ahí: la Board/SmartCard es una interfaz de pictogramas basada en la tecnología NFC (tecnología inalámbrica de corto alcance) con la que se pretende mejorar la comunicación móvil, la interacción y la asistencia de personas con disfuncionalidades comunicativas como el autismo o de personas de edad avanzada. Si los avances siguen por este camino, finalmente será cierto que lo único que necesitaremos un día para salir de casa, será el móvil.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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