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Las cantantes de karaokes chinos arrasan en Internet

El público se gasta fortunas enviando regalos virtuales o llegando al concierto en un Lamborghini imaginario

Una noche de domingo veíamos a una joven china, con maquillaje y peluca rubia, sentada en su dormitorio cantando canciones de karaoke. Un micrófono y tres webcams adosadas a un monitor de ordenador retransmitían la actuación para miles de seguidores que solo la conocían por su nombre artístico, Poison.

Esta cantante de 26 años vive aún con sus padres en un piso modesto, pero se ha convertido en una de las atracciones más populares del entretenimiento interactivo en la Red, un gran negocio. Durante años, empresas de todo el planeta han intentado sacar beneficio de las retransmisiones en directo por Internet. El gigante asiático parece haber encontrado la manera.

Actualmente, millones de personas se conectan cada noche para ver actuaciones de karaoke, comedias y tertulias. Los programas suelen ser producciones de bajo presupuesto creadas por aspirantes a artistas que trabajan en pisos diminutos. Los espectadores, por su parte, gastan cantidades ingentes de dinero a través de la Red para la compra de créditos que les permitan regalar rosas, chocolate y bolsos de Chanel a los intérpretes, que reciben un porcentaje de los beneficios.

Las páginas web publican vídeos con mensajes de texto del público en tiempo real. En la esquina superior izquierda de la pantalla aparece un contador que muestra cuántos espectadores hay en la sala de conciertos virtual. Unos coches digitales ­—que representan a los que más gastan— entran y salen a toda velocidad de la sala imaginaria. “He gastado más de 15.000 dólares anuales los dos últimos años”, confiesa Mi Tian, un arquitecto de 29 años de la provincia de Shandong. “He hecho regalos virtuales a todos los artistas que he visto”.

El líder de este sector es el sitio web YY.com, que cuenta con 92 millones de usuarios activos al mes y más de un millón de canales. David Li, cofundador y consejero delegado de YY, explica que los espectáculos en directo online transforman un sector que había sufrido la piratería. “Hemos encontrado una nueva manera de rejuvenecer el sector de la música”, asegura Li, de 40 años. “Esto ayudará a los artistas a ganar dinero”.

Los usuarios suelen ser hombres solteros que viven en lugares pequeños con pocas opciones de ocio. Muchos tienen dinero suficiente para pagar 1.100 dólares por el privilegio de viajar virtualmente en un Lamborghini Aventador LP 700-4 Roadster virtual a las salas de conciertos digitales durante las actuaciones. “La gente no entiende por qué los chinos gastan tanto dinero en esto, pero en parte es algo cultural”, comenta Yan Liu, consejero delegado de 6.cn, un portal rival de YY. “Incluso en los tiempos de la Ópera de Pekín, a los artistas les pagaban con regalos”, sostiene.

Los intérpretes más populares son las llamadas “azafatas”, muchas de las cuales practican el arte de la provocación sexual. “¿Qué es lo que os atrae de mí? ¿Son mis muslos u otra cosa?”, preguntaba una de ellas. Los espectadores respondían a través de mensajes de texto o de voz con comentarios como este: “¿Os imagináis cómo sería si se quitara el vestido?”. Aunque las mujeres enseñan a menudo mucha piel y escote, nunca llegan a desnudarse. Algunos de estos artistas pueden ganar 90.000 dólares al año, casi 30 veces el salario medio del país.

Desde el borde de la cama en un deteriorado edificio de viviendas en Zigong, Poison suele actuar cada noche para más de 10.000 espectadores. En una ocasión, un concierto de cumpleaños atrajo a 36.000 usuarios. Ella, exbailarina y oficinista, empezó en el karaoke del portal 6.cn hasta que se fue a YY. “¿Me habéis echado de menos cuando estuve fuera?”, dijo una noche antes de entrar en directo.

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