Enstitute imparte cursos mediante la experiencia práctica
“Nuestra idea es que esto se convierta en una alternativa aceptable a la universidad”, explica Kane Sarhan, fundador de la academia
Jasmine Gao, de 19 años de edad, no estaba hecha para los estudios. Por eso, en lugar de languidecer en la universidad, la dejó al cabo de 12 meses. Un año después, Gao ocupa el cargo de estratega de datos en Bitly, un servicio de abreviación de direcciones de Internet con sede en Nueva York.
¿Cómo dio el salto de abandonar la universidad a conseguir un trabajo espléndido? Se convirtió en aprendiz de Hilary Mason, científica jefa de datos en Bitly, a través de un nuevo programa de dos años denominado Enstitute. En él se imparte formación en campos como las tecnologías de la información, la programación informática y el diseño de aplicaciones mediante la experiencia práctica.
“Nuestra idea a largo plazo es que esto se convierta en una alternativa aceptable a la universidad”, explica Kane Sarhan, uno de los fundadores de Enstitute.
El concepto de Enstitute ahonda en un debate cultural más generalizado en Estados Unidos sobre el valor de la universidad. En ciertos aspectos importantes, dicho valor es indiscutible. La diferencia salarial es grande: en 2010, los ingresos medios de los licenciados universitarios fueron superiores en más de un 50% a los de aquellos que solo poseían el título de bachiller, según el Departamento de Educación de EE UU.
Pero la universidad es cara: desde 2000 hasta 2011, el precio de la matrícula en Estados Unidos aumentó un 42%, según el Centro Nacional de Estadísticas Educativas. Y algunas empresas se quejan de que numerosas facultades no proporcionan las cualificaciones técnicas que buscan en sus empleados principiantes.
Sarhan y una de las cofundadoras de Enstitute, Shaila Ittycheria, eligieron la primera clase de este año entre 11 miembros de un grupo de 500 aspirantes de edades comprendidas entre 18 y 24 años.
Los alumnos se forman con un maestro y estudian asignaturas como finanzas, técnicas de marca, programación informática y diseño gráfico, además de inglés, sociología e historia, cuyo contenido proviene principalmente de cursos en Internet.
Los creadores de Enstitute sostienen que su programa enseña pensamiento crítico, pero de maneras diferentes. “No debaten sobre Chaucer; debaten características de producto”, señala Sarhan. “Pero es la misma idea sobre cómo redacto y transmito un argumento”.
Muchos estudiantes trabajan más de 40 horas semanales. A partir de septiembre, un nuevo grupo de alumnos pagará 1.500 dólares por una matrícula anual, además de costearse la habitación y las comidas. Los estipendios rondarán los 1.600 dólares al mes. Las empresas pretenden aprovechar la actitud de los jóvenes entre 18 y 25 años, un grupo demográfico codiciado.
Kwame Henderson, aprendiz de 23 años en Tracks, una empresa de programas para móviles, se encarga de garantizar que la aplicación funciona adecuadamente para los usuarios de cualquier aparato. “Kwame ha elaborado una presentación sobre las formas en que los universitarios pueden usar Tracks”, explica Vic Singh, de 36 años y fundador de la empresa. “Hace que los textos suenen más informales, y eso nos ayuda a llegar al público más joven”.
Según Enstitute, el año pasado recaudó unos 300.000 dólares en donaciones y tiene planes de expandirse a dos ciudades más en otoño de 2014.
John Sullivan, catedrático de dirección de empresas en la universidad estatal de San Francisco, opina que algunos jefes de recursos humanos podrían albergar dudas respecto al programa.
Pero muchas empresas tienen problemas para ocupar puestos que requieren precisamente el tipo de conocimientos que están adquiriendo los alumnos.
Sullivan indica que “este es exactamente el tipo de empleado que están buscando” numerosas compañías de centros tecnológicos. “Aquí, el código habla más alto que las palabras”.
© 2013 New York Times News Service
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