Un año sin Jobs
Apple se ha convertido en la empresa más valiosa, pero subyacen las dudas sobre su capacidad de innovación
La irrepetible personalidad de Steve Jobs suscitó, con su muerte el 5 de octubre de 2011, dudas sobre el futuro de Apple. Un año después el éxito es inapelable, pero su liderazgo en el campo de la innovación ha suscitado más dudas, especialmente tras el patinazo de sus mapas, hace 15 días.
“Jobs simbolizaba el carisma de Apple, era su cara más visible, pero tenía un equipo detrás que también hacía muy bien su trabajo”, indica Eric Chan, consultor de tecnología móvil y responsable de la página web Mobileslate, para ilustrar una de las claves de la continuidad del éxito de la entidad. Tim Cook fue el miembro de ese equipo al que, como consejero delegado, le correspondió asumir el reto de sustituir al fundador de la empresa de Cupertino (California) en las tareas de dirección. “Cook no es un vendedor, no tiene, ni tampoco lo pretende, el carisma de Jobs, es más racional, aquél era más imaginativo”, señala en un correo electrónico Chris Matyszczyk, asesor creativo, presidente de Howard Raucousy y colaborador de la web de noticias tecnológicas Cnet.com.
Cook, con una personalidad diametralmente opuesta a la de Jobs, ha logrado, a lo largo de este año, imprimir a la compañía parte de su carácter. “Ha demostrado entender que en su posición de consejero delegado tiene que hacerse cargo de una compañía en constante crecimiento y que debe esforzarse por hacer llegar más productos a más mercados y lidiar con las demandas de muchos más empleados”, explica Matyszczyk. “Jobs tendía a ser más divo, Cook es mucho más accesible, sus trabajadores lo saben, Cook no tiene reparos en pedir perdón, como se observó hace unos días por los errores de su aplicación de mapas”, explica por teléfono Carolina Milanesi, analista de Gartner.
La cifras sobre el desarrollo económico de Apple en el último año son irrefutables. La compañía se ha convertido en la empresa más valiosa del mundo, con una capitalización bursátil que roza los 650.000 millones de dólares (unos 500.500 millones de euros). En el primer trimestres de 2012 vendió 26 millones de iPhones y 17 millones de iPads, obteniendo unos ingresos de unos 35.000 millones de dólares. “Sin desatender la importancia que para la compañía suponen los consumidores, Cook ha sido capaz de convertir a Apple en una gran empresa, con todas las implicaciones y los pluses que eso conlleva”, indica Milanesi.
Desde que Cook se hizo cargo del gigante de Cupertino, el directivo ha logrado mejorar la relación de la empresa con sus trabajadores, tal y como afirmaba Matyszczyk, seriamente deteriorada tras las denuncias de condiciones laborales “inhumanas” realizadas por varios de sus empleados de las plantas de Apple de Foxconn, en Chengdu ( China) y ha aumentado la presencia de la compañía en ese país asiático. “Una necesidad expansiva que a Jobs se le escapó”, puntualiza Brownlee.
“Apple se ha convertido en una compañía más, en parte porque ahora es muy difícil aventurar cuál va a ser el nuevo producto revolucionario que cree”, se lamenta Matyszczyk. Aunque el gigante tecnológico no ha olvidado que la innovación es lo que ha cimentado su éxito y, tras la muerte de Jobs, ha presentado dos de sus productos más exitosos -el iPhone 4S y la última versión de iPad- además de su sistema operativo OS X Mountain Lion, el MacBook Pro con lector de retina o el reciente lanzamiento del iPhone 5, varios analistas coinciden en que se trata de aparatos que incluyen mejoras pero que no han revolucionado la forma de entender y utilizar la tecnología como en su día hicieron los móviles inteligentes y las tabletas ideadas por Jobs.
“No creo que haya nadie tan visionario y con una capacidad creativa como él”, afirma Chan. “Mientras Jobs estaba en Apple, la compañía transformó el ordenador personal y el teléfono. Consiguió que las máquinas fueran amigas de la gente, las hizo muy accesibles para el público”, asegura Matyszczyk, quien se lamenta de que en la actualidad no haya más compañías empeñadas en desarrollar “una nueva estética tecnológica”. “Es como si Jobs fuera el Ferrán Adriá de los fogones pero sin ningún José Andrés o Víctor Arguinzoniz que le acompañen haciendo algo innovador. El éxito de Apple ha sido mucho más sencillo por el hecho de que el resto de sus competidores se han quedado sentados mirando y sin crear nada nuevo”, sostiene. Una lucha contra el supuesto plagio que Jobs inició y de la que Cook ha tomado el testigo en 2012 con sus demandas contra Samsung.
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