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Un millón de firmas para cambiar YouTube

Un estudiante de informática lanza una petición para cambiar las normas de uso

¿Por qué mis familiares y amigos no se pueden descargar mis propios vídeos de YouTube? Una pregunta que muchos se hacen, pero que Philip Matesanz (Neustadt, 1991) ha sabido canalizar, mover y propagar hasta conseguir que más de un millón de internautas de todo el mundo apoyen su petición en la plataforma de activismo Change, la tercera causa en conseguir esta cantidad de apoyo popular.

Philip Matesanz, promotor de la petición
Philip Matesanz, promotor de la petición

Desde hace 23 días, bajo el título Libertad en YouTube, este estudiante de Informática Aplicada en la Universidad de Hannover, pide que el servicio de vídeo de Google permita que los usuarios descarguen en su ordenador el contenido.

Google España ha contestado con una declaración: “Nuestros términos de uso están para ayudar a nuestros socios y propietarios de los derechos del contenido, muchos de los mismos confían además en los ingresos generados por estos vídeos para ganarse la vida. Siempre nos hemos tomado en serio las violaciones de nuestras normas, y vamos a seguir reforzándolas en contra de quienes pretendan violarlas”.

Este informático en ciernes confirma que es exactamente la misma respuesta que han remitido en Alemania. En su opinión, la respuesta nada tiene que ver con lo demandado por los clientes del servicio. “No pretendo que se fomente la piratería", dice Matesanz, "sino que si subo algo a su servicio, mis amigos, aquellos con quiénes quiero compartir algo que he creado, lo puedan hospedar en su ordenador sin problemas, sin necesidad de emplear herramientas adicionales”.

La petición

"Durante décadas cualquier persona podía hackear una copia privada de una emisión pública. Podías grabar un programa de radio en una cinta, o hackear una copia de tu película favorita con un videocasete. En los últimos años esas técnicas han contado con la oposición de grandes empresas de medios de comunicación que no quieren que el público disponga de esa tecnología. Estas empresas han descrito esas tecnologías como criminales y como una amenaza a su negocio.

Años después, la historia se repite: Google se ha unido a la RIAA para utilizar los mimos argumentos frente a las herramientas de grabación online ligadas al gran servicio de difusión de contenidos del silo XXI: YouTube. Google está emprendiendo acciones contra casi todas las herramientas que permiten hackear una copia privada de un vídeo público de Youtube, y la RIAA está amenazando a páginas como CNet por promover ese software.

Mediante esta carta le pido a Google que rompa su silencio y participe en una discusión abierta para encontrar una solución que responda a las necesidades de los usuarios".

Añade, que es algo que otros servicios ya permiten: “En Vimeo, uno de sus competidores más destacados, esto se hace a través de un botón sin ningún problema”.

La clave, según el promotor de la petición, está en el poder de YouTube como plataforma: “Es importante que lo modifiquen, que se implique, que nos escuchen porque son ya el presente del vídeo y la televisión. Para los jóvenes ya es el principal sitio de consumo de contenido audiovisual y cada vez más estudios consideran que va a suplir a los medios de comunicación de masas. Por eso es importante crear conciencia y que dejen de comportarse como un monopolio”.

Matesanz no se reconoce como un activista, de hecho, no estaba registrado en la plataforma: “No tengo idea alguna sobre técnicas de movilización en redes sociales o relaciones públicas. Achaco el éxito a que no soy el único que piensa así, que es una demanda popular: Me di de alta porque me parecía injusto y vi que tenía alcance en todo el mundo”.

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