Google insiste con el portátil Chromebook
Un año después de su fracasado lanzamiento, estrena nuevo modelo, más rápido y ligero
Chromebook, el portátil de Google, era un fracaso anunciado en junio de 2011, y lo sigue siendo, por lo visto en el nuevo modelo presentado el martes en Estados Unidos. Pero la empresa insiste en el empeño, que para eso les sobra cash. Ayer se puso a la venta la segunda generación de este portátil pesado (1,5 kilos), caro (449 dólares el más barato) para lo que da y que solo funciona a pleno rendimiento si está enchufado a Internet. Al igual que el anterior, lo fabrica Samsung, con lo que se confirma que no es oro todo lo que toca.
De momento el ordenador solo de vende en Estados Unidos y en el Reino Unido. En la presentación no se dieron cifras de ventas en este año, aunque recalcan que va bien en las escuelas (hay una oferta de 30 dólares al mes por alumno, con asistencia permanente) y en empresas.
El nuevo Chromebook es más rápido (se enciende en 7 segundos en lugar de los diez del anterior), es algo más ligero y un poco menos incompleto, es decir, que se puede trabajar en algo, aunque no se esté conectado a Internet. Ya se puede, por ejemplo, editar textos offline, incluso es compatible con otros formatos, como Word, Excel y los Power Point.
Para todo ello, es decir para comprar un ordenador Chromebook, primero hay que tener una cuenta en Google (Gmail, por ejemplo) de lo contrario no funcionará. Si se critica a Apple por su sistema cerrado, aquí hay otro.
Para comprar un ordenador Chromebook, se debe saber que hay que tener una cuenta en Google (Gmail, por ejemplo) de lo contrario no funcionará. Si se critica a Apple por su sistema cerrado, aquí hay otro.
Google insiste en las ventajas que tiene este portátil: su dueño no se tienen que preocupar de comprar antivirus ni de las engorrosas (cada vez menos) actualizaciones de software, todo lo hace por ti el navegador Chrome. Es un ordenador dependiente de ese navegador. La misma falta de complementos le añade una virtud: su sencillez, a la vez que su seguridad, pues todo está en la nube, a todo se accede con el navegador Chrome y sin él nada es. Otra virtud: da igual que te roben el portátil. Se llevarán la maquinaria (450 dólares si es wifi, 550 si es 3G), pero no tus pensamientos.
Es cierto también que, a diferencia de las tabletas, Chromebook tiene teclado físico, y se le puede añadir un ratón. Es más cómodo, pero la dependencia de Internet es demasiado fuerte. En esta ocasión, los portátiles se venderán online y también en las tiendas físicas de Bestbuy.
Está claro que Google quiere entrar en el mundo de los ordenadores (entre las novedades incluye el Chromebox, 330 dólares, una cajita igualita al Mac Mini que se adapta a cualquier monitor), pero piensa en un mundo ideal en el que la gente esté siempre conectado a Internet (y que funcione). Sin esa característica, el Chromebook pierde argumentos para su compra. Google no tiene prisa e insiste en este portátil, bastante más pesado que una tableta, incluso más caro que ellas (el iPad 2 sale por cien euros menos), más lento (aunque descargue las páginas 2,5 veces más rápido que el anterior modelo) y con una batería que dura siete horas, cuando las tabletas no bajan de diez. Lo peor de Chromebook no es que tenga que convivir en el mismo mundo que las tabletas, sino que pronto los Ultrabook, portátiles ultraligeros y ultradelgados, lo darán todo por algo más que el precio de un Chromebook.
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