Gobernar a golpe de tuit
Los gobernantes reaccionan ante las peticiones cambiantes de la muchedumbre en Internet Las redes sociales amplían la voz de los ciudadanos
El comentario social domina su actualización de Twitter y le implora que retuitee mensajes y muestre su oposición a las leyes de inmigración restrictivas. Los amigos de Facebook le presionan para que le “guste” una entrada que denuncia una posible guerra entre Israel e Irán. Clic. Ha añadido su voz a la de las miles, quizás millones, de personas que piden un cambio a los políticos.
Las redes sociales amplían la voz de los ciudadanos hasta el punto de que los gobernantes están reaccionando ante las peticiones cambiantes de la muchedumbre en Internet. Estas voces hacen que a los Gobiernos les resulte más difícil planificar a largo plazo.
Howard Wolfson, teniente de alcalde de la ciudad de Nueva York, señala a The Times que las redes sociales “crean tanto oportunidades —para compartir información y para otorgar más poder a los ciudadanos— como desafíos para los Gobiernos, las empresas y los medios de comunicación, de ver más allá del siguiente tuit o de la siguiente entrada en un blog”.
La otra cara de la moneda es que el compromiso social permite a la clase gobernante comprometer a sus ciudadanos, rebatiendo la idea de que no está en contacto con la gente normal y corriente, escribe Paul Geitner en The Times-.
La Iniciativa de los Ciudadanos Europeos, que empezó el 1 de abril, es un esfuerzo de la Unión Europea (UE) para permitir que sus integrantes propongan leyes. Entre las sugerencias enviadas hasta ahora: declarar que el acceso al agua y la sanidad sea un derecho humano, prohibir los cultivos genéticamente modificados, establecer un Día de la Obesidad Europea, y exigir que no se trabaje en domingo, informa The Times.
Tony Venables, director de una organización sin ánimo de lucro que trabaja con agencias de la UE para promocionar la iniciativa, señala a The Times: “Pienso que lo que veremos con el transcurso del tiempo es una legislación europea más basada en los valores”.
Es una lucha entre la influencia y la importancia. “Las noticias se han vuelto tan omnipresentes y constantes que nuestros ojos solo se abren cuando un objeto realmente brillante viene flotando por el río”, asegura a The Times Jim Bankoff, director de Vox Media. “La gente no solo las consume, sino que las retuitea y las manda por correo electrónico. Todo lo que se comparte lleva a compartir más todavía, lo que crea una tendencia y provoca más información”.
Han otorgado más poder a la población de Internet, escribe Brian Stelter en The Times, como se comprobó cuando el vídeo KONY 2012, de Invisible Children, atrajo la atención internacional sobre Joseph Kony, el jefe de un grupo de guerrilleros africanos que ha atacado a civiles durante décadas. El vídeo logró en tres días más de 50 millones de visitas, informa The Times, cumpliendo el objetivo de la organización de hacer famoso a Kony.
Pero el volumen de las voces que se alzan puede superar al de la de los legisladores que tratan de utilizar esa energía en la elaboración de la política. En un discurso pronunciado en marzo en Singapur, el alcalde de Nueva York, Michael R. Bloomberg, confesaba: “Básicamente, estamos celebrando un referéndum sobre la más mínima cosa que hacemos cada día”.
Los políticos pueden tratar de ignorar el ruido. La Unión Europea tiene previsto rechazar las propuestas ciudadanas que considere “abusivas, frívolas o problemáticas”. Pero la apasionada esfera Twitter no se acalla fácilmente. Las conversaciones entre ciudadanos y políticos pueden parecer estridentes partidos digitales: que gane la facción más ruidosa.
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