Bazar asiático en la feria
Un pabellón agrupa a heterogéneos fabricantes de cargadores solares, fundas de móviles o periféricos para consolas
Además de los grandes de la industria, en CeBIT hay sitio para los pequeños fabricantes con ganas de llegar a acuerdos y hacer contactos. Piden tarjeta de visita sin importar quien sea el que se posa ante su espacio para contemplar los productos. Su fuerza es tal que han creado una zona en el pabellón 17 tan ruidosa como llamativa. Algunos pasillos tienen la bandera de China, otros solo un distintivo dorado para indicar que forman parte de la zona asiática.
Entre la interminable oferta de aparatos, algunos de dudoso acabado destacan algunos por su originalidad. Topband, por ejemplo, fabrica baterías solares para recargar el iPhone. De diferentes tamaños y capacidad. Las más modernas son compatibles también con iPad. Aonik propone auriculares con micrófono, ideales para juegos online o videoconferencia pero con diferentes motivos, algunos en tonos pastel que de momento no se ven en el mercado occidental con facilidad.
Aunque CeBIT quiere acercarse mucho más al consumidor, no todos los aparatos están enfocados a este perfil, a menos que alguien necesite la máquina de contar billetes que ofrece China Hongmug. En realidad, pasear por esta zona es ir de sorpresa en sorpresa porque no hay correlación u orden alguno entre los vecinos de feria. Junto a esta empresa se encuentra GHI International, dedicada a la creación y diseño de multiplicadores de puertos USB, algunos ya con tecnología 3.0 y formas peculiares. Lo mismo que la vecina Maya Creation. Goldland hace teclados externos para iPad. Su producto más celebrado es una funda de neopreno, muy similar a la oficial de la marca de la manzana.
Pero no hay como crear espectáculo para llamar la atención. Alrededor de Shen Zhan se amontonan los curiosos para ver como un los propios empleados hacen un uso extremo de los complementos que fabrican para la PlayStation 3: cañas de pescar, mandos con forma de pistola o asientos de Fórmula 1.
Como no podía ser de otra manera, todo este entramado de pequeños cubículos desembocan en un peculiar restaurante chino, igual que los del resto de la feria pero con sombrillas rojas, arroz, salsa agridulce y rollitos de primavera.
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