Territorio hostil para Blackberry en Oriente Medio
La diplomacia estadounidense media
A Research In Motion, el fabricante de la Blackberry, le crecen los enemigos. Y no sólo en el sector la de las telecomunicaciones, donde la creciente competencia del iPhone y de los dispositivos con el Android de Google le come terreno a una velocidad que amenaza su liderazgo. Además, se topa ahora con un muro regulador cada vez más alto levantado por los países árabes.
A la amenaza de apagón de su servicio lanzada el domingo por el supervisor de las telecomunicaciones en Emiratos Árabes Unidos, o a la acción en la misma línea anunciada un par de días después por Arabia Saudí, se le suman ahora las dudas de Líbano. Los tres países árabes, como busca también India, alegan cuestiones de seguridad para justificar el ataque a la compañía canadiense, para conseguir tener acceso a su sistema.
En el centro del litigio está el modelo de transferencia de datos codificados que utilizan las Blackberry, para que sus usuarios puedan mandar y recibir mensajes, chatear o navegar por Internet sabiendo que su privacidad está garantizada. Básicamente lo que hace RIM es exportar esa masa de información digitalizada hacia sus servidores en Canadá, en lugar de gestionarlos en el país en el que se utiliza el dispositivo.
Si los inversores ya estaban nerviosos por el futuro de la Blackberry antes de que estos tres países en Oriente Medio enseñaran sus dientes, el atragantón está impidiendo ahora a sus ejecutivos disfrutar como deberían con el lanzamiento de su último el dispositivo, el Blackberry Torch, un teléfono interactivo que combina pantalla táctil y teclado, con el que pretende recuperar el terreno perdido frente a Apple y Google.
Hostilidad que ha forzado a reaccionar a la diplomacia de EE UU. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, va a mediar en las negociaciones de RIM con Abu Dhabi, para evitar que se suspenda a partir del 11 de octubre el servicio de mensajería. Washington admite que el argumento de la seguridad "es una cuestión legítima de preocupación". Pero añade que "también es legítimo el uso y acceso libre a estos servicios electrónicos".
Se trata, por tanto, de un asunto de gran dificultad técnica, y que empieza a tener ramificaciones políticas. Ya a comienzos de esta semana, el Departamento de Estado criticó la decisión de Emiratos, porque cree sienta "un peligroso precedente". Pero los Gobiernos árabes dejan claro que no están pidiendo nada diferente a lo que ya hicieron otros reguladores, incluido el de EE UU. De hecho, RIM ya llegó a acuerdos similares con Rusia y China.
Beirut, por su parte, se limita a decir que de momento está estudiando la cuestión, tanto desde el punto de vista técnico, económico, financiero, legal y, claro, de la seguridad. Pero aún no habla de que vaya a seguir los pasos de Abu Dhabi o de Riad. Lo que preocupa a los analistas, como al Departamento de Estado, es que este sea el inicio de una tendencia.
Lo que está por ver es hasta qué punto RIM va a mantener su posición. Ontario se encuentra en una difícil situación, porque es su particular sistema de encriptado el que le distingue del resto de fabricantes de móviles. Y esa misma tecnología es la que se espera utilice en su futura tableta, que lanzará a final de año. Pero su rechazo a negociar puede ser a costa de que en esos países sus clientes emigren al iPhone o a Android.
La tentación de gobiernos autoritarios, como el chino, de controlar las comunicaciones es conocida. El ejemplo más reciente es el de Google. Pero Emiratos pretende ser el centro financiero de Oriente Medio, y por eso lo analistas creen que no lo queda otra que pactar. Porque al final, los banqueros y los propios miembros de los gobiernos necesitan un dispositivo que sea efectivo. La Blackberry fue pionera, y sigue siendo la preferida.
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