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Los internautas chilenos logran que el Parlamento apruebe por ley la neutralidad de Internet

"Damos transparencia a los servicios de Internet y protegemos al usuario", dice el subsecretario de Telecomunicaciones, Jorge Atton

Uno, dos, tres, cuatro, cien... setecientos correos electrónicos. Las bandejas de entrada de los 120 diputados chilenos comenzaron a amanecer atiborradas de emails un cierto día de 2007. Todos pedían lo mismo: que el Parlamento aprobara el proyecto de ley sobre Neutralidad en la Red. ¿Neutralidad, dónde? ¿Qué diablos quiere esta gente?

Al otro lado de los computadores se encontraban miles de cibernautas chilenos. Durante los siguientes tres años continuaron con todo tipo de acciones para contar a los parlamentarios qué estaba en juego. Por qué era tan importante que la iniciativa legal fuera respaldada. Pero no salieron a las calles con pancartas, ni abuchearon a los diputados desde las graderías del Congreso en Valparaíso, como tampoco sostuvieron reuniones secretas con personajes influyentes. Los netactivistas actuaron a través de blog, comunidades, redes sociales y... correos electrónicos (aunque a uno que otro diputado no le hiciera mucha gracia el colapso de su buzón).

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Pepe Huerta es uno de esos internautas. Licenciado en derecho de 30 años, le importan menos los tribunales que los ordenadores. Trabaja en pequeños negocios relacionados con la informática y se dedica a desarrollar servicios a través de la Red. Pero donde ha invertido mayor paciencia y esfuerzo es en el movimiento Neutralidadsi.org, que dirige desde hace tres años. El sitio ha sido el punto de encuentro virtual de los internautas que, de forma inédita en este país, se organizaron para conseguir un objetivo superior. "¿Lobby ciudadano? Sí, pero a rostro descubierto, público y transparente", asegura Huerta.

El pasado martes consiguieron un doble triunfo: el Congreso aprobó casi de forma unánime la ley y, de paso, el mundo político chileno se dio cuenta de que ha nacido una nueva forma de ejercer presión por parte de la ciudadanía. Y a través de la web. Gracias a los parlamentarios de todos los partidos políticos, al Gobierno actual y al anterior y, sobre todo, gracias a los internautas, Chile se ha convertido en el primer país del mundo en incorporar la Neutralidad en la Red en su legislación.

Escribo estas palabras desde mi piso en el sector de Providencia, muy cerca del centro de Santiago de Chile. Pago por una conexión de 2MB el equivalente a 23 euros mensuales. Cuando hago el test de velocidad, que cualquiera puede realizar gratuitamente en diferentes páginas, veo que la velocidad real de mi conexión es de solo 234 Kbps. Es decir, apenas un cuarto de lo que debería tener según mi contrato.

Mi caso no es una excepción. "El usuario contrata 2 Mb, pero las empresas proveedoras de Internet no informan que esa velocidad no es real sino potencial y que nunca se podrá alcanzar porque todo dependerá de lo sobrevendida que tengan la red en una determinada zona", explica el diputado Gonzalo Arenas, uno de los principales promotores de la ley que acaba de aprobar el Congreso, también víctima de los problemas de conexión en su propia casa.

Las proveedoras de Internet trabajan sobre un sistema de probabilidades. Calculan que no todos los internautas usarán la banda ancha al mismo tiempo, que la oferta jamás será superada por la demanda y, por ello, revenden una misma capacidad a un número indeterminado de personas. Este mecanismo es descrito por los parlamentarios chilenos que han llevado adelante la ley y por los propios internautas. "El problema es que en Chile hasta ahora no existía regulación y nadie supervisaba el máximo de reventas", relata Pedro Huichalaf, portavoz del movimiento ciudadano Libertad Digital.

Si todo el mundo ocupara Internet para ver páginas y revisar el correo electrónico, probablemente este reportaje carecería de sentido. Pero el verdadero problema se origina porque existen algunos internautas que pagan por un servicio de alta velocidad y le intentan sacar el máximo provecho jugando en línea, descargando archivos y utilizando servicios de telefonía IP como Skype.

Neutralidadsi.org ha denunciado en varias ocasiones a los proveedores de servicios de Internet (ISP, por sus siglas en inglés) desde 2007. Tras realizar complejas pruebas técnicas, les acusan de intervenir las conexiones que venden a sus clientes para lograr que las descargas sean lo más lentas posibles e impedir que los usuarios utilicen la totalidad del enlace contratado. "El objetivo es entorpecer el tráfico para poder revender varias veces su capacidad real y alcanzar a prestar los servicios de Internet en un sector geográfico determinado", asegura Huerta. Se denomina Traffic Shaping .

Huerta explica que las compañías favorecen las prácticas más habituales entre los internautas y dificultan las que son complejas. Lo ejemplifica con la imagen de una locomotora: "En el primer vagón, casi junto al chófer, va la navegación en las páginas web. La revisión del correo, en el segundo; Youtube en el tercero y, en el último, las descargas de archivos. Las empresas consideran que un 5% de los internautas chilenos usa el 90% de capacidad. Pero eso no es culpa de quien paga por conectarse". Pedro Huichalaf también lo suscribe: "Si fuera por los proveedores, deberíamos usar Internet solo para revisar el correo electrónico". El diputado Arenas concluye que ocurre lo mismo que si el concesionario de una carretera discriminara según la marca del coche: "Solo los Peugeot pueden transitar, los Suzuki no... Pero, ¿por qué? ¡Si todos han pagado para usar esa autopista!".

Miguel Moya, presidente de la Asociación de Proveedores de Internet chilenas (API), reconoce que uno de los principales focos de conflicto con los internautas es por las velocidades en Internet. "Algunos responsabilizan a los ISP, cuando la causa de la lentitud se encuentra en el proveedor del contenido". Y añade: "Es preciso entender que existen muchos tipos de clientes y que, por ejemplo, aquellas personas que solo utilizan su conexión para leer su correo no requieren las mismas prestaciones que alguien que maneja grandes volúmenes de información y simultáneamente realiza una videoconferencia. No tienen por qué pagar los mismos precios...".

Sea como fuere, la ley que acaba de aprobarse en el Parlamento es clara respecto a las obligaciones de las compañías: "No podrán arbitrariamente bloquear, interferir, discriminar, entorpecer ni restringir el derecho de cualquier usuario de Internet para utilizar, enviar, recibir u ofrecer cualquier contenido, aplicación o servicio legal a través de Internet, así como cualquier otro tipo de actividad o uso legal realizado a través de la red". Determina además que todas las empresas deberán publicar en su sitio web toda la información sobre el servicio Internet ofrecido: velocidad, calidad de enlace, etcétera...

El objetivo es "dar transparencia a los servicios de Internet y proteger al usuario, explica el subsecretario de Telecomunicaciones, Jorge Atton. Lo respalda su antecesor, Pablo Bello, que cumplió un rol clave en todo el proceso: "Es una regulación que favorece el desarrollo de la Red, la competencia de servicios y aplicaciones, y protege a los consumidores. Al mismo tiempo se hace cargo del carácter evolutivo de Internet, evitando sobre regulaciones que pudieran ser contraproducentes".

Los nuevos ciudadanos

Tomás Pollak, 28 años, estudió periodismo, pero se dedica al desarrollo de software y servicios web a través de su empresa Fork. Al igual que muchas personas de su edad, los vaivenes de los partidos políticos lo tienen sin cuidado: no está inscrito en los registros electorales y no vota en las elecciones. Sin embargo, el pasado 27 de octubre se puso traje y corbata para asistir a una reunión con parlamentarios: debía exponer ante el Congreso Nacional la importancia de aprobar la Neutralidad en la Red.

Es la primera vez que en Chile un grupo de ciudadanos logra conseguir un objetivo político tras presionar a través de los medios digitales. El hecho ha pasado prácticamente inadvertido para la población. Son un puñado de hombres y mujeres que no milita en los partidos ni supera los 35 años, carece de una estructura clara de organización y opera sin financiación, pero que se ha servido de una metodología eficaz para lograr su fin: además de bombardear a los diputados con correos electrónicos, han conseguido engordar la lista de adheridos por medio de blog, comunidades y redes sociales. El mensaje ha llegado, en ocasiones, a tres millones de personas, en un país de 16 millones de habitantes. Para Huerta "es una cuestión icónica darnos cuenta cómo se puede transformar la vida civil a través en Internet". Arenas y el senador Guido este fenómeno podría transformar la forma de ejercer el poder en Chile. "El lobby de los proveedores de Internet fue grande, pero la influencia de los ciudadanos tuvo mayor eficacia", señala Arenas.

La lucha por la Neutralidad en la Red se extiende por todo el mundo. El poder de las grandes empresas de telecomunicaciones en los países de mayor tamaño, sin embargo, dificultan en muchos casos una regulación. En Europa, de momento, se ha puesto en marcha una consulta pública sobre esta cuestión.

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'Banner" a favor de la net neutrality, que circula por la RedE. P.

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