Neutralidad de la red
El fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid destaca que es innecesaria una gobernanza en Internet
La neutralidad de la red ha saltado a la primera página de la actualidad en Internet tanto en EE UU como en Europa a raíz de que las grandes empresas de telefonía y cable se han dado cuenta de que su modelo de negocio se incrementaría si pudiesen ser ellas las que controlasen el acceso a las infraestructuras de las redes de telecomunicaciones, imponiendo un peaje en función del ancho de banda consumido, como llamada tasa Google, y ofrecer niveles diferenciados de servicio a sus clientes, que justifican por lo que consideran un uso extensivo de sus infraestructuras y por el ritmo creciente de la demanda de servicios de banda ancha que según los expertos provocará un colapso de la infraestructura de Internet.
Estas demandas suponen un peligro para la neutralidad de la red, uno de los principios básicos sobre los que ha sido construido Internet, y equivale a que la red sea igual para todos sin discriminación alguna, en la que se aplica a todos los paquetes de datos que circulan por ella el mismo tratamiento, con independencia de su contenido, de su origen y destino, sin que haya prioridad ni jerarquía de unos sobre otros, sin que nadie tenga acceso preferencial.
Si se impone el cobro de un peaje, los buscadores y las grandes empresas no tendrán problemas para pagar lo que les pidan (al final seremos los usuarios los que paguemos) y obtendrán prioridad en el despliegue de sus contenidos, pero las empresas con menos recursos no podrán jugar en igualdad de condiciones. Por otra parte, los servicios que puedan suponer una competencia, como la telefonía IP, o resulten problemáticos, serán relegados a los canales más lentos o, sencillamente, eliminados.
Todo esto hace que la neutralidad de la red sea algo más que una controversia entre usuarios, operadoras y empresas de contenidos y cobre una dimensión política como corresponde a la sociedad de la información, hasta el extremo de irrumpir en la campaña electoral de Obama, en la que no sólo afirmó su compromiso de mantener Internet como debe ser - abierto y libre - , sino que sostuvo una presencia activa en las redes sociales, lo que contribuyo al innegable éxito de su campaña de comunicación social basada en tres principios: comunicación, transparencia y participación.
En EE.UU, la Comisión Federal de las Comunicaciones tiene establecidos cuatro principios en los que se basa la neutralidad de la red: 1º) Libertad de Acceso a Contenidos. 2º) Libertad de Uso de aplicaciones. 3º) Libertad de conectar Dispositivos Personales no dañinos. 4º) Libertad de obtener información sobre el Plan de Servicio. Ahora, el nuevo director de la Comisión Federal de las Comunicaciones Julius Genachowski, como consecuencia del compromiso de la nueva Administración propone agregar dos más: 5º) Impedir la discriminación por tipo de contenido. 6º) Los proveedores deben ser transparentes sobre su política de gestión de redes. Ahora bien, en sintonía con la demanda de las industrias culturales estos dos nuevos principios solo serán aplicables cuando no interfieran con los derechos de autor o actividades ilegales.
Sin embargo, todo este entramado de principios parecía que se derrumbaba cuando el 4-3-2010 una sentencia del Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia, "el caso Comcast", afirmaba que la Comisión Federal de las Comunicaciones (FCC) carece de autoridad para sancionar a Comcast por haber llevado a cabo prácticas de discriminación de tráfico en su red. Pero, en realidad, la sentencia se limita a resaltar la necesidad de una norma legal que reconozca el principio de neutralidad para que pueda ser exigible jurídicamente, no bastando con las meras declaraciones institucionales.
En Europa, la cuestión también ha sido planteada por telefónica y Vodafone y, la Comisión Europea tiene anunciado que lanzará antes del verano un debate público sobre la neutralidad de Internet. Por lo pronto, en la reunión entre ministros europeos de telecomunicaciones y sociedad de la información celebrada entre los días 18 y 20 de abril en Granada, que culmina con la Declaración para la Agenda Digital Europea, si bien alude a la neutralidad de la red, se limita como en otros temas espinosos a presentar las líneas de actuación sin concretar medias específicas remitiendo en este caso a una futura Carta de Derechos del Usuario de Comunicaciones Electrónicas.
En pleno Siglo XXI Internet es demasiado importante para dejarlo en manos de las operadoras y la neutralidad es esencial para preservar nuestras libertades en el nuevo modelo social de ciudadanos en red, por eso es preciso que sin imponer una gobernanza de Internet se reconozcan una serie de derechos básicos tendentes a garantizar determinados ámbitos de autonomía frente al Poder tal y como fueron configurados los derechos civiles en el Siglo XVIII, sólo que ahora el poder está pasando a las operadoras y las grandes empresas de gestión de contenidos.
Pedro Martínez es fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
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