España se acerca al pico de la gripe en vísperas de las Navidades y con las hospitalizaciones al alza
Una nueva variante del virus ha adelantado la ola epidémica, que este año es especialmente intensa y ahora tiene un mayor impacto entre la población mayor y vulnerable

La de este invierno está siendo una de las temporadas más atípicas de la gripe de los últimos tiempos. La irrupción de una nueva variante —el subclado K del virus— ha adelantado una ola epidémica que ha sido especialmente intensa, con incidencias no vistas en una década y una notable presión sobre el sistema sanitario. Las urgencias de algunos hospitales, como el Clínico de Madrid, han llegado al límite del colapso y muchos otros —en Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Murcia…— han tenido que ajustar agendas y aplazar operaciones ante la avalancha de pacientes.
A una semana de las Navidades, sin embargo, empieza a vislumbrarse un cambio de escenario en el que España se aproxima al pico. “Hemos visto un estancamiento del número de casos, que incluso han empezado a bajar tras unas semanas en las que hemos tenido más gripe que en los últimos 10 años”, cuenta David Andina, pediatra de urgencias en un hospital de Madrid.
María Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y microbióloga en el Hospital de A Coruña, coincide: “Parece que la cosa empieza a aflojar tras varias semanas con una clara tendencia al alza. Llevamos tres días con una veintena de PCR positivas por gripe, lo que supone una estabilización respecto a la semana pasada”.
“Estamos muy cerca del pico, si no hemos entrado en él. La mayoría de quienes tenían que contagiarse ya lo han hecho. Lo habitual en otros años es que la curva de nuevos casos dibuje una caída similar a la de la de subida. Aunque, antes, podríamos estar una o dos semanas en una especie de pico-meseta”, sostiene por su parte Esteve Fernández, secretario de Salud Pública de la Generalitat de Cataluña. Los últimos datos de comunidades como Navarra y Madrid apuntan asimismo a una ralentización o estancamiento de todos los indicadores.

Faltan todavía unos días para que los informes para toda España del Instituto de Salud Carlos III recojan y confirmen el cambio de tendencia al que apuntan estas informaciones. El Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA) publica los datos de toda España los jueves y en su último informe disponible —fechado el 11 de diciembre con información hasta el día 7— mostraba una incidencia de 349,5 casos por cada 100.000 habitantes en atención primaria, más del doble que los 172 casos de la semana anterior. Es previsible que el informe publicado este jueves —que recogerá los datos hasta el domingo día 14— vuelva a reflejar un incremento, según los indicadores avanzados por las comunidades, y serán los siguientes los que deberán certificarán la ralentización de la epidemia.
En cualquier caso, destacan los expertos, el subclado K añade incertidumbre a un escenario siempre complejo para hacer previsiones. “No sabemos muy bien cómo puede comportarse. Con esta nueva forma del virus, una ola que se ha adelantado cerca de un mes y unas incidencias tan elevadas, resulta muy difícil hacer previsiones”, afirma Gregorio Montes Salas, secretario general de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS).
Mireia Puig, presidenta de la Sociedad Catalana de Medicina de Urgencias y directora de este servicio en el Hospital de Sant Pau de Barcelona, se muestra de acuerdo. “Algunos años ha habido un doble pico y la incidencia ha vuelto a subir tras registrar un primer tope y luego un ligero descenso. Este año no creo que ocurra tras el incremento tan importante que hemos vivido. De momento, nos mantenemos en una cierta estabilidad en niveles muy altos”, explica.
Hay dos hechos que explican los cambios registrados este año. El primero es que, a diferencia de los dos anteriores, no ha sido el subtipo H1N1 del virus el que ha provocado la mayoría de los casos, sino el H3N2. El segundo es que este último ha presentado una serie de mutaciones, por lo que se le ha considerado un nuevo subclado.
Todo ello ha reducido la inmunidad natural de la población —adquirida por anteriores infecciones— y la ofrecida por la vacuna, lo que ha permitido que el virus circulara antes y con mayor intensidad. En cualquier caso, recuerdan los expertos, la vacuna sí protege en lo esencial y previene casos graves. “Ha habido muchos más contagios y esto se traduce en más hospitalizaciones, aunque la gravedad del virus sea la misma”, resume Mireia Puig.
Algunas comunidades, como el País Vasco, incluso han detectado que “los casos graves con ingreso en UCI son menos que en otras campañas”, algo que atribuyen a las mejores coberturas vacunales alcanzadas. La irrupción del subclado K llevó al Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, la agencia de salud pública de la UE) a instar a los países a acelerar las campañas de inmunización y comunidades como el País Vasco pusieron en marcha vacunódromos similares a los de la pandemia de la covid.
Pese a todo, el impacto sobre el sistema sanitario ha sido notable. Algunos servicios de urgencias de los grandes hospitales de Madrid se han visto obligados a instalar camas en las salas de espera. En Baleares, el hospital de Son Llátzer tuvo que abrir hace una semana una unidad de 24 camas para atender al incremento de pacientes registrado tras el Puente de Diciembre.
En la Comunidad Valenciana, el Hospital General de la capital tenía este miércoles 51 personas esperando que quedara una habitación libre en planta y en el de Elche se han suspendido intervenciones no urgentes “porque no hay camas para ingresar”. Medidas similares se han tenido que llevar de forma puntual en muchos hospitales de casi toda España. “Ha habido un aumento importante de la presión asistencial, pero en general se ha podido asumir sin grandes contratiempos”, destacan expertos y sociedades médicas.
Una de las grandes incógnitas que queda por resolver es cómo influirán en la oleada las fiestas navideñas, justo cuando la mayoría de comunidades prevén que se va a alcanzar el pico y cuando coincidirán dos fenómenos con impacto en las curvas epidémicas. Por un lado, el fin de las clases en colegios y universidades tiende a reducir los contagios entre los grupos —niños, adolescentes y adultos más jóvenes— que mayores incidencias han tenido hasta ahora. Por el otro, las reuniones y viajes típicos de esta época del año pueden dar un último empujón a los contagios.
“Aunque esto último es posible, también es cierto que la circulación del virus en las últimas semanas ha sido tan elevada que es más probable que el número de contagios ya no pueda aumentar mucho más. Además, hay que tener en cuenta el impacto de todas las medidas adoptadas, como los esfuerzos hechos en la vacunación, el uso de mascarillas en los centros sanitarios...”, afirma María Tomás.
En cualquier caso, lo que sí esperan los hospitales es que sigan llegando enfermos a los hospitales unas semanas más. Las oleadas de la gripe suelen durar unas 10 semanas en España, lo que supone que tras el pico se siguen produciendo contagios —aunque a menor ritmo— durante cerca de otro mes. Un momento de la oleada en la que tienden a producirse más contagios entre adultos, mayores y personas vulnerables por la evolución natural de las epidemias.
“Las oleadas suelen empezar con más casos entre los niños, que actúan como dinamizadores y transmisores del virus al resto de la población. Lo que ahora vemos es el aumento de hospitalizaciones entre los mayores y en grupos de riesgo, las cuales suelen producirse tras unas primeras semanas con incidencias más elevadas entre los más jóvenes”, ilustra David Andina.
Con información de Lucía Bohórquez, Ferran Bono, Juan Navarro, Mikel Ormazábal, Eva Sáiz, Virginia Vadillo, Guillermo Vega y Sonia Vizoso.
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