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El antifeminismo saca pecho en el Congreso de la mano de Vox: “Si se crea odio entre hombres y mujeres, destruyes una nación”

La ultraderecha celebra en la Cámara baja una jornada sobre “ideología de género y denuncias falsas”

El minuto de silencio por "todas las víctimas" con las que ha comenzado este 4 de septiembre el acto de Vox sobre "ideología de género y denuncias falsas" en el Congreso de los Diputados.Foto: MOEH ATITAR | Vídeo: EPV

Durante alrededor de cuatro horas, la mañana de este jueves, se han dado las jornadas Ideología de género y denuncias falsas España/Argentina, organizadas por Vox en la sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados. Un acto en línea con el discurso habitual de la ultraderecha respecto a esta cuestión, antifeminista y negacionista de la violencia de género, y también con alguna burla sobre cuestiones como la ley de violencia machista o la identidad y orientación sexual de lesbianas o personas trans que ha pronunciado uno de los ponentes, Javier Borrego, exmagistrado del Tribunal Supremo y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

―Confieso que soy culpable, soy miembro de la manosfera. Y hoy me siento mujer, no me lo discutan, me llamo Francisca Javiera.

Ha seguido la broma, dirigiéndose al público asistente para decirles que si lo contrariaban, los denunciaba “por delito de odio”.

―Hay veces que hay que reírse de estos temas tan serios y hace falta un poquito de humor—, le ha dicho para despedirlo al acabar su intervención Rocío Aguirre, la diputada de ultraderecha y conductora de la primera mesa: Jurídico-político. ¿Cómo se han configurado las leyes de Violencia de Género?

Diputadas, abogados y abogadas civiles y penales de España y Argentina que trabajan en casos de violencia machista, policías nacionales y algunos exmilitares, psicólogos y psicólogas y ese exmagistrado han pasado por los tres paneles en los que se ha dividido el acto: ese primero jurídico-social, además de Sociedad. ¿Qué consecuencias ha tenido la LIVG [Ley Integral contra la Violencia de Género] en nuestra sociedad?, y Los perdedores. ¿Quiénes son las víctimas reales de la LIVG?

Exmagistrado del Tribunal Supremo se burla de personas trans

No han puesto sobre la mesa ninguna idea que no hayan expuesto antes, pero sí han tenido toda una mañana ―tuvo el aprobado de la Mesa del Congreso con el visto bueno del PP y PSOE, la negativa de Sumar, y la petición de BNG, Bildu y ERC de que se cancelara este miércoles― para ahondar en esas realidades muchas veces manipuladas, repetidas desde cada vez más lugares ―de las redes a las instituciones en países de todo el mundo― y que cada vez se extienden más.

La primera, que la “la ley no funciona, no protege a las mujeres y vulnera los derechos de la mitad de la población”. Esta frase, de Rocío Aguirre al inicio del acto, ha sido pronunciada de distintas formas por prácticamente todos los ponentes para referirse a la Ley Integral contra la Violencia de Género, aprobada en ese mismo Congreso el 7 de octubre de 2004.

Se hizo después de años de estudio y trabajo para analizar de dónde procede y por qué se produce esa violencia: una estructura de desigualdad en la que las mujeres no solo ocupan el escalón bajo sino que, según esa estructura, pertenecen a los hombres o han de estar sometidas a sus voluntades y decisiones. Y se hizo para intentar corregir, legal y judicialmente, el desequilibrio histórico que había mantenido el maltrato, la violencia en las casas, ahí, dentro de los hogares, convirtiéndose así en algo privado y no en el problema social y de salud pública que supone.

Para Vox, sin embargo, como para el resto de la ultraderecha en cualquier país, la violencia machista es algo que el feminismo se inventó y al que se ha sumado ―en este caso, en España― el bipartidismo. Y es paradójico cómo algunas de las afirmaciones que se han hecho en las jornadas suponen a la vez un éxito para el desarrollo de la ley y un problema para la ultraderecha; como que “la violencia de género se ha convertido hoy en una variable determinante en los procesos de familia”, como ha apuntado el abogado Daniel Labrador, pero también el resto, porque “la destrucción de la familia” es otro de esos ejes sobre los que orbitan.

Blanca Armario, diputada de Vox y presentadora de una de las mesas, ha afirmado que “existe un factor común de todas las leyes desarrolladas en el ámbito social y económico, que tienen una víctima común: hijos y nietos”, que desde la ultraderecha afirman que se usan como “piezas de cambio” en las separaciones, divorcios y causas por violencia de género y defienden la existencia del Síndrome de Alienación Parental, desacreditado por la ciencia, según el cual las madres consiguen convencer a sus hijos de cuestiones que no son reales y los ponen en contra de los padres.

“Las leyes socialistas tienen como objetivo destruir a la familia”

“Las leyes socialistas se han creado para dividir, separar, generar odio y generar desigualdad, y tienen como objetivo destruir a la familia, y si se crea odio entre hombres y mujeres, destruyes una nación”, ha apuntado Armario. Historiadores, investigadores, politólogos y sociólogos llevan los últimos años explicando que ultranacionalismo y antifeminismo en la ultraderecha actual de Vox están tan enraizados que no existe uno sin el otro.

“El feminismo ataca toda la estructura histórica patriarcal que defienden: social, política, religiosa y económica. Son conscientes de que plantea un cambio radical de la sociedad y no solo de las relaciones de género”, apuntaba para un reportaje en este diario Antonio Álvarez, investigador en la City University de Nueva York y miembro del Grupo de Estudios Socio-culturales Contemporáneos de la Universidad Complutense de Madrid, quien también aludía entonces a otra de las ideas de la ultraderecha, la inmigración como “problema”.

Durante las jornadas varios ponentes han afirmado que, en general, no se habla de esta cuestión porque es “incómodo para el relato único”, pero ellos se preguntan por “los feminicidios cometidos por parte de extranjeros”, o por qué las cifras de violencia sexual han crecido tanto en los últimos años. “Han aumentado las cifras y piden que les demos las gracias”, ha apuntado Samuel Vázquez, un policía nacional, miembro de Vox en cuestiones de migración y seguridad y presidente de la asociación Una Policía para el Siglo XXI, conocida por su línea antimigración.

Según el último informe sobre delitos sexuales del Ministerio de Interior, el 62,7% de los detenidos o investigados por estos crímenes en 2023 fueron españoles, el 37,3%, extranjeros; de ellos, el 15,5% tenían alguna nacionalidad latinoamericana, el 10,9% africana, el 6,4% europea, y el 2,3% de Asia. Y según el INE, de los 49,3 millones de personas en España, el 14,3% son personas extranjeras, unos siete millones.

La tasa, por lo tanto, es efectivamente alta respecto a la población que representan. Y mientras instituciones y organizaciones analizan los datos para comprender la realidad y proponer medidas que vayan al origen del problema, la ultraderecha las usa para defender posiciones con tintes racistas y xenófobos que calan en la sociedad, y que lo hacen sobre todo entre la población más joven, la franja de edad en la que más crece el antifeminismo y en la que también está aumentando, de forma preocupante para los expertos, esa violencia machista que la ultraderecha niega, especialmente la sexual.

Las denuncias falsas

El informe Culpables hasta que se demuestre lo contrario. Percepciones y discursos de adolescentes españoles sobre masculinidades y violencia de género, de Fad Juventud, fue en 2023 solo uno de los múltiples que se han realizado en los últimos años y que apuntalan el retroceso de las ideas igualitarias, la negación de la violencia machista, el aumento del mito de las denuncias falsas y la brecha entre chicos y chicas. Esas denuncias falsas, parte del título de las jornadas, son una de las cuestiones que con mayor asiduidad Vox usa para mantener su posición negacionista.

Los últimos datos disponibles, que son los de la Memoria de la Fiscalía General del Estado ―publicada en 2024 con datos de 2023―, contabilizaron un 0,0010% de denuncias falsas con condena, es decir, que judicialmente se demostraron dos en las 199.282 causas por violencia sobre la mujer que hubo ese año. En 12 casos se abrieron procesos por ese motivo, y cuatro aún estaban en trámite cuando se publicó la memoria.

Respecto al promedio desde 2009, que es desde que se recogen estos datos, la Fiscalía dice: “El cuadro que abarca el análisis desde el año 2009 al 2023, refleja cómo el porcentaje de sentencias condenatorias por denuncia falsa es ínfimo. El promedio entre los años 2009 y 2023 es del 0,0084%. Si junto a las anteriores se computan las causas que están en trámite y que podrían terminar con un pronunciamiento condenatorio el porcentaje total alcanzaría al 0,00945%”.

Esas, que son las únicas cifras conocidas, son las que pueden utilizarse para dar información, pero ni esas ni otras sirven para contrarrestar o al menos abrir un debate contra los mensajes reiterativos y sin matices de la ultraderecha, que a su vez acusa al “feminismo”, en general, de haber “conseguido convencer a la mitad de la población” de que el machismo y el patriarcado existen.

“Mercadeo de almas”

El informe de Fad antes mencionado tuvo una conclusión clara: “A pesar del éxito social del movimiento feminista, con el que se identifican una mayoría de jóvenes (46,4%), en los últimos cinco años estamos viviendo un aumento del antifeminismo entre los adolescentes que considera que el feminismo ha impuesto un pensamiento único”.

“Pensamiento único”, “relato único”, “ideologías baratas”, “mercadeo de almas”, “religión política”, “ingeniería social” han sido solo algunas de las frases pronunciadas en el Congreso para referirse al feminismo y a las políticas públicas feministas ―que alegan que es “un negocio, una industria”― durante esa jornada “de odio, negacionismo y fuegos artificiales”, como ha calificado con sorna la diputada y presentadora del acto Rocío de Meer, que ha querido arrancarla con “un minuto de silencio para todas las víctimas”, también hombres, y no solo “por las mujeres asesinadas por quienes a ellas [las feministas] les interesan”.

Jesús Muñoz, vicepresidente de ANAVID, y la diputada de Vox Rocío de Meer, durante la presentación de las jornadas.

Tanto De Meer como el resto de participantes han insistido en que estaban ahí para contar “la verdad, la realidad”, que según su discurso lleva “silenciada” desde hace dos décadas, cuando se aprobó la ley integral contra la violencia de género que solo “genera desigualdades”. Un mensaje aplaudido desde el público, que ha ocupado más o menos la mitad de los asientos de la sala y entre los que no ha habido ningún diputado o diputada de ninguna otra formación que Vox.

César Vallejo, uno de los asistentes, es un policía de 35 años que ha llegado al Congreso desde Vallecas. Ha ido porque es amigo de uno de los ponentes, y porque, según cuenta, una expareja le denunció solo porque “le afectó” que él tuviese una nueva novia: “Ni todo lo de la ley de violencia de género es malo, pero hay cosas que se exageran mucho”. Otros, como Rosa María Cornejo, de 42 años, y su hermano, Manuel Cornejo, de 38, han llegado desde Jaén en un autobús fletado por Anavid, una organización que “ayuda a TODAS las víctimas de violencia doméstica”.

Ella explica que cada uno se ha pagado su viaje y que “hay que visualizar esto porque no se puede abusar de esa manera de los hombres”. Ha asistido por su hermano, que está sentado al lado. Él cuenta que su expareja y madre de su hijo le denunció por querer “supuestamente” llevarse al niño, y eso lo llevó a un proceso judicial en el que lo absolvieron. Aunque no ahonda en la historia, ya que no quiere hablar más sobre la denuncia, sí dice que estuvo tres meses sin ver a su hijo cuando el bebé tenía 15 meses: “Yo entro al juzgado y ya estoy condenado antes de entrar”.

Algunos de los asistentes a las jornadas durante el minuto de silencio "para todas las víctimas".

Esa es la idea, mayoritaria, de quienes comparten la ideología de la ultraderecha, que el feminismo y las políticas públicas de los últimos 20 años enfocadas a conseguir la igualdad real y no solo sobre el papel, de toda la población, es “una maldita mentira”. Lo ha dicho, entre otros, Samuel Vázquez, el policía nacional que también ha afirmado que “la política del siglo XXI en Europa gira en torno a inmigración ilegal, ideología de género y clima”. Y con otros términos y desde otra perspectiva, es cierto que la capacidad de los países para acoger los flujos migratorios, el feminismo y la lucha contra el cambio climático son nucleares en la política y las políticas de las democracias del siglo XXI.

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