Médicos, farmacéuticos y pacientes exigen que se mantenga el prospecto en papel de los medicamentos
La Unión Europea propone hacer una transición digital en cinco años, algo que las entidades consideran que perjudicará la salud de millones de ciudadanos
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La Unión Europea se plantea establecer un plazo de cinco años para eliminar el prospecto de papel en los medicamentos. Por ello, en la mañana de este miércoles, los altos representantes de organizaciones españolas relacionadas a la salud y la protección del consumidor han convocado a una rueda de prensa para manifestar su preocupación respecto de la medida y exigir que se mantenga el formato papel. “No solo por las barreras de acceso a la información, sino porque pone en riesgo la salud de los pacientes”, ha declarado Jesús Aguilar, presidente del Consejo General del Colegio de Farmacéuticos de España, en Madrid, donde se realizó la convocatoria. Y ha aludido a un dato de la propia Comisión Europea: solo el 55,6% de la población de la región posee competencias digitales básicas. Los principales perjudicados en caso de que se establezca el plazo cinco años —todavía en discusión— son las personas mayores, los pacientes crónicos y polimedicados, y aquellas con escasa alfabetización digital.
En un informe realizado por la OCDE en 2024, se muestra la correlación entre el aumento de la edad y una mayor dependencia de la información sobre los medicamentos. Algo que supone una paradoja según las organizaciones que quieren mantener el prospecto en papel. Los grupos de mayor edad son los que más fármacos consumen por la aparición de enfermedades crónicas y, a la vez, las que más problemas tienen a la hora de utilizar medios digitales. “Las personas mayores son las que más utilizan los servicios sanitarios, y un sistema equitativo debería representar a todos”, ha señalado José Manuel Freire, presidente de la Comisión de Sanidad de la Plataforma de Mayores y Pensionistas, quien ha aprovechado para criticar, además, la “difícil interpretación” de los prospectos en general.
Sobre la relación entre la población dependiente de medicamentos y el aumento de la edad, Ana Sánchez, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios, ha argumentado que, en España, el 78% de los pacientes prefiere el formato en papel. Y, subrayando la importancia que tiene el prospecto entre los consumidores que toman medicación por iniciativa propia, es decir, aquellos que acuden a la farmacia sin prescripción, la portavoz ha indicado que el 88% de estos aseguran leer los prospectos. “El 30% lee solo los apartados y el 58% lo lee en profundidad”.
A partir de estos datos, las organizaciones reunidas consideran el plazo de cinco años un tiempo insuficiente para una transición que pondría en riesgo la salud de millones de ciudadanos. Tomás Cobo, presidente de la Organización Médica Colegial, ha descrito la importancia de la información a través de tres hechos centrales en el consumo de fármacos: la posología —qué dosis debe suministrarse según el medicamento y la patología—, los afectos adversos y las interacciones entre medicamentos. Sin embargo, no han criticado su alternativa digital. “Lo que pedimos es que no sustituya sino que se complemente, porque claro que tiene sus ventajas”, ha dicho Sánchez.
Los pacientes que más dependen de los prospectos en papel pueden dividirse en dos grandes grupos. Los crónicos, que en su mayoría son personas de edad avanzada, no suelen leer los prospectos. Cuando los leen, según ha detallado Aguilar, se debe a la aparición de un efecto adverso. En estos casos, la digitalización produciría una brecha importante. “Ni una sola app ha triunfado” en este sector de la población, ha asegurado el presidente del Consejo. Ni tampoco en el segundo grupo de pacientes: los agudos. “Es cierto que se puede consultar al farmacéutico, sin duda, pero las consultas son consultas en un momento determinado”, ha concluido.
Por último, los representantes de las organizaciones han señalado que en la actualidad la responsabilidad y el coste de que la información venga con los medicamentos es de la industria. Por ende, cualquier alternativa que sustituya esto plantea un desplazamiento del coste a un tercero. Preguntado por el impacto ambiental de la posible directiva europea, Aguilar ha indicado que también se debe una cuestión económica. “Pero por encima del ahorro está el bienestar de los ciudadanos”, ha defendido. A esto se suma el riesgo de una digitalización sin regulación. “La información en códigos QR debiera estar protegida y regulada para que no sirva para marketing y otras cuestiones que no son del interés del paciente”, ha destacado José Manuel Freire.
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