Los abuelos que quieren usar el móvil sin la ayuda de los nietos: “Necesitamos ser autónomos”
Más de 1.400 adultos mayores de la Comunidad de Madrid se han beneficiado en los últimos cinco años del curso de ‘expertclick’ para dominar las herramientas digitales
Cuando el profesor llama al orden en el salón, una docena de melenas blancas enfocan la mirada en el telón blanco donde se proyecta la primera diapositiva de la clase: “Dominando el smartphone (nuestro móvil)”. El maestro, Jose Ignacio Casas (73 años), que es más jóven que algunos de los estudiantes, pide que silencien los móviles, pero antes pregunta al auditorio si sabe cómo hacerlo. En la segunda fila, se sienta el matrimonio de Carmen Cid (72 años) y José Luis Alfonso (71 años). El hombre afirma que viene “motivado básicamente por necesidad”, quiere saber “cómo carajos” hacer la declaración de renta en línea o abrir un informe en formato PDF. Ella quiere aprender cómo apuntar la lista de la compra, o consultar las citas médicas en el móvil. Durante las dos sesiones desarrolladas entre el 22 y el 24 de enero, en la Casa de las Asociaciones de Rivas-Vaciamadrid, los 14 incritos en el el curso han aprendido a sacar el DNI electrónico, consultar el historial médico y hasta cuál es la diferencia entre el sistema operativo de Apple y de Android. Este alumnado se suma a los 363 mayores que, desde el año pasado, han recibido el curso de expertclick en Madrid, donde en el mismo lapso se han dictado 40 de estos talleres para acercar a los mayores a las herramientas digitales.
La clase comienza por lo básico: qué es el modo avión, para qué sirve el IMEI, cómo organizar los íconos en carpetas o cómo agarrar el teléfono, con el meñique apoyado en la base, como hace “la chavalería”, término reservado por Casas para los nativos digitales, el ejemplo a seguir en esta aula. Cada tanto, la lección se interrumpe por el grito de un alumno que afirma que su movil no tiene tal opción o que no puede encontrar una aplicación. Durante los segundos en que el profesor atiende la necesidad individual, estalla un murmullo digno de cualquier salón de clases. En ese breve lapso, surgen amistades espontáneas y sobran las manos para ayudar a quien no le haya quedado clara la lección. Los adultos practican, se preguntan y se responden entre ellos, hasta que el profesor llama al orden y reanuda la enseñanza.
Uno de cada cinco adultos mayores de 65 años en España no ha utilizado el internet en los últimos tres meses o no lo ha hecho nunca y solo el 65% lo hace con regularidad, un porcentaje que en los menores de 54 años supera el 93%, según la última encuesta la encuesta del INE sobre el uso de la tecnología. Este desequilibrio generacional no ha pasado inadvertido por los afectados: la brecha digital preocupa al 76% de los mayores de 80 años, según el Observatorio Sénior de 65YMÁS.
Para contrarrestar tal inequidad en el manejo de la tecnología, un batallón de 3.500 voluntarios recorre el país desde 2018 para ayudar a los adultos a salir del naufragio tecnológico en el que encallaron, tras el cambio de milenio. “El objetivo de mis talleres es que la gente pierda el miedo al teléfono, que digan ‘yo domino el móvil y no es el móvil el que me domina a mí”, explica Casas, minutos antes de comenzar la lección. Los beneficiados en Madrid superan los 1.400; en España son más de 6.100.
Casas es sociólogo y puede darse el lujo de haber comido de ello, según explica con humor. Ha aprendido el manejo de la tecnología empíricamente, debido a su trabajo, que lo obliga a buscar constantemente fuentes de información en la web. “Yo no sé de tecnología, pero conozco los problemas que tiene la gente con la tecnología”, explica el voluntario, que pone de ejemplo a sus alumnos “que lo que antes se hacía en el banco con una simple carpeta, ahora se necesita un correo electrónico, un teléfono móvil, un contrato con una operadora, haber instalado la app del banco, el Bizum, la tarjeta...”.
El profesor se cuida de advertir a sus alumnos sobre los peligros de internet, por ejemplo, el botón de reenviar de WhastApp, con el que Casas recomienda “mucho cuidado, porque se suele usar para compartir bulos”. O los SMS, útiles para confirmar las citas médicas, “pero no para enviar mensajes porque suelen cobrarlos aparte”. Una vez iniciada su clase, alterna la información con humor, siempre consciente de que “no puedes aleccionar a nadie a estas edades”.
―Si tu hija te instala una app en el móvil, pídele que te la desinstale y que te enseñe a instalarlo por ti mismo― insiste el profesor
―Es que no tienen paciencia― recalca una voz del público, respalda por una marea de cabezas que asienten
―Ahí es cuando ustedes tiene que decir: “La paciencia que tuve contigo cuando eras pequeña, es la paciencia que tú me debes tener ahora”.
Estos adultos se sienten víctimas de una transformación que los atropelló de repente. Alfonso siente que hay “muchísima discriminación” hacia los adultos mayores: “Hablan de nosotros como torpes o inútiles y no lo somos”. La pandemia convirtió muchos procesos analógicos en digitales, lo que aumentó la desprotección de los mayores.
La secretaria de la Casa de las Asociaciones de Rivas-Vaciamdrid, Ángela Paccini (69 años), recuerda que la pasó mal los primeros meses de la pandemia al no poder pagar presencialmente la cuota de las asambleas. Un par de años después, fue ella quien invitó a la Fundación Cibervoluntarios a impartir el curso de herramientas digitales, del que fue precursora y alumna. “Quería proporcionar a los socios [de la asociación] cosas que les pudieran valer, porque veo que tiran mucho de hijos y de nietos [para usar el móvil], sin querer ni ellos ni los nietos”, afirma quien ahora funge como monitora de las clases, resolviendo las dudas de sus contemporáneos. “La idea de que las personas mayores no somos capaces de aprender hace que la gente nos trate con paternalismo… ¡ya ves tú a las personas mayores!”, subraya con ironía Paccini para quien “es muy importante que los mayores sean autónomos”.
Si se aplica la máxima de Henry Ford, bajo la cual “cualquier persona que sigue aprendiendo se mantiene joven”, los asistentes al curso de expertclick han vuelto a la flor de la vida. En este salón, donde sobre el tiempo y la paciencia, los alumnos aprenden a ubicar el meñique en la base del móvil y a dejar libre el pulgar para scroll, como lo hace la chavalería. Cada aprendizaje trae una seguridad más, como confiesa Francisco Yañez (75 años): “A mi lo que me da más miedo es hacer pagos porque de pronto le pincho algo mal y me vacía la cuenta”. Esta una de las enseñanzas que viene a buscar. Eso sí, aunque quiere saberlo, duda de que vaya a utilizarlo. “Yo prefiero ir al banco porque así hablas con la gente… es que esa es otra...”. No terminó su frase porque el profesor pidió silencio para continuar la sesión, pero tampoco hacía falta.
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