La violencia que no cesa: 2024 acaba con 47 mujeres y nueve menores asesinados en crímenes machistas
Los expertos subrayan la necesidad de proteger a los niños ante la primera señal de maltrato y de combatir el negacionismo de un fenómeno estructural
Ana fue asesinada por su pareja el 12 de enero de 2024, tenía 57 años; Diana el 30 de diciembre, con 29 años. También por su pareja. Convivían pese a que él tuviera una orden de alejamiento. En 2024 hubo 47 mujeres asesinadas por violencia machista. Es una cifra aterradora, aunque sea la menor desde 2003, año en el que empezó el recuento oficial de esta violencia estructural que no cesa y que ha acabado con la vida de 1.292 mujeres. En 2024 fueron asesinados también por violencia vicaria nueve menores, hijos e hijas de madres víctimas de sus parejas o exparejas. Es la cifra más alta junto a la que se registró en 2015 (en 2023 fueron, por ejemplo, dos; como en 2022).
De las 47 mujeres asesinadas en 2024, un total de 24 eran extranjeras y 23 españolas. De los agresores, solo13 tenían denuncias por maltrato. Once se suicidaron tras cometer los crímenes, por lo que no podrán ser juzgados. En 30 casos, la víctima convivía con el agresor y 19 de ellas se habían separado o habían iniciado los trámites para hacerlo. En seis de los casos falló todo: las víctimas habían denunciado a sus agresores y estaban inscritas en el Sistema VioGén ―el sistema de protección de las víctimas de violencia de género―, pero los mecanismos con los que cuenta el Estado para protegerlas fracasaron.
El caso de Amal, la mujer asesinada en Cuenca a finales de junio junto a su hija de tres años y su hijo de ocho, es una muestra de esa cadena de errores. Mahdi, su agresor, tenía una condena por violencia machista contra Amal e iba a entrar en la cárcel de forma “inminente”; Amal estaba en VioGén con un riesgo apreciado como “bajo”, por lo que no tenía protección policial (solo las víctimas en “riesgo extremo” cuentan con esa vigilancia continua).
Violeta Assiego es abogada y activista de derechos humanos y fue directora general de derechos de la infancia y de la adolescencia del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y está convencida de que, pese a ese descenso de víctimas mortales, ha habido un “recrudecimiento” de la violencia machista. Miguel Lorente, médico forense especialista en violencia de género (fue delegado del Gobierno en esta materia en 2008) y profesor de Medicina Legal Forense de la Universidad de Granada, alerta de la “variabilidad interanual alta” que hay en los datos sobre violencia de género. “Por eso, comparar periodos cortos siempre puede generar sesgos que dependen de muchos factores. Siempre nos gusta comparar periodos de cinco años en cinco años y ver así las tendencias. De otro modo, se ven muchos picos porque son distintos los factores que pueden influir”.
Sin embargo, sí aporta una serie de datos con una evolución de 22 años desde 2003. “Los 11 primeros años [2003-2013] fueron asesinadas por violencia machista 715 mujeres, en los once siguientes [2014-2024], 577. Es decir, hubo un descenso de un 19,4%. Hay dos factores que para mí lo explican, uno relacionado con la respuesta institucional y las medidas de protección que se han puesto en marcha y otro está relacionado con la situación social y la visión crítica de las mujeres y su entorno, que detectan y cuestionan las conductas que antes eran justificables o normalizadas. Por ejemplo ese ‘es que mi marido me ha pegado, bueno eso es normal, los hombres a veces se ponen así, no le des muchas importancia’. Son cosas que están presentes todavía, claro, pero de alguna manera se ha desarrollado una visión más crítica: se rompe ante la relación y se evita así que pueda continuar hacia situaciones en las que el agresor diga: ‘O eres mía o te mato”.
Para Lorente hay cuatro elementos que indicen en la violencia machistas. “El que está en la base, el más importante, es el machismo estructural. Sobre él influyen otros elementos, uno de ellos es el factor estacional (momentos en los que sabemos que se concentran los asesinatos por las dinámicas que se modifican), otro es el factor imitación: el refuerzo que un agresor que está pensando asesinar recibe de otro que ya lo ha hecho. El último es el negacionismo: la crítica a todas las políticas de igualdad y la lucha contra la violencia de género. Influye en el que se siente que está siendo atacado, amenazado y utilizado por las mujeres y alimenta la violencia en el maltratador”.
Para Lorente, el elevado número de asesinatos machistas que hubo en 2023 (58) se explicaría también por esos cuatro elementos. “En 2023 hubo un incremento de los datos de feminicidios en el que tuvieron mucho que ver los dos periodos electorales, con una presencia del negacionismo manifestado de manera muy explícita en todos los mensajes, incluso en los pactos que se llevaron a cabo, por ejemplo, en el Gobierno de la Comunidad Valenciana con Vox, hablando específicamente de que no existe violencia contra la mujer y eso alimentó mucho el clima de violencia”.
Violeta Assiego también rehúye de balances anuales. “Hacer una valoración de la violencia machista en base a los crímenes y asesinatos supone perdernos la gravedad de esa violencia desde el primer momento en que la mujer la está sufriendo en sus diferentes formas: psicológica, física, incluso económica. La cifra de asesinatos es grave en cuanto haya una, dos, tres. No podemos decir que es un año mejor o peor; lo que tenemos que ver son las cifras sobre violencia machista que nos dice, por ejemplo, el CPGJ [Consejo del Poder Judicial] y que son elevadísimas”.
546 denuncias diarias
Las cifras más recientes, las de 2023, hablan de 546 denuncias diarias. Incide Assiego: “La protección de los hijos e hijas de las víctimas de violencia machista ha mejorado mínimamente, pero no se está garantizando, sobre todo desde los juzgados de familia. Sabíamos que los menores son una víctima más de la violencia machista, pero estas cifras [los 9 niños asesinados] vienen a confirmar que tienen que ser tratados como tales”. Según ella, no se está haciendo.
El artículo 1 de la LIVG (Ley Integral contra la Violencia de Género) ―conocida como la Ley Orgánica 1/2004― ha sufrido dos modificaciones durante estos 20 años, como recuerda Assiego: una en 2015, para incluir a los hijos e hijas como víctimas directas, y otra en 2021 para incluir la violencia vicaria. Sesenta y dos niñas y niños han sido asesinados por sus padres o las parejas o exparejas de sus madres desde 2013, cuando empezó el recuento oficial. Además, 36 menores han quedado huérfanos en 2024 tras los asesinatos de sus madres, cifra que asciende a 469 desde 2013 (los mayores de edad no se contabilizan).
Reflexiona Assiego: “No deja de tener un poco de ironía que tres años después de la LOPIVI [Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia], que ha sido la norma a través de la cual se ha intentado incorporar el tema de la violencia vicaria, nos encontremos con que las cifras de menores asesinados siguen siendo las mismas que en 2015″. Para ella, España va “por detrás de la ley”. Lo explica así: “Estamos perdiendo la oportunidad de proteger a las niñas y niños al margen de que sean asesinados. No necesitan serlo para que sean reconocidos como víctimas. Hay que considerar el interés superior del menor desde los derechos de la infancia como sujeto de derecho, no como objeto de derecho sobre el que se toma una decisión de si con mamá o con papá. Se trata de proteger al niño al margen de la protección de la mujer”.
Y Assiego añade: “Cuando un hombre asesina a su hijo, ha habido un fallo en la protección de ese niño desde la primera señal de violencia machista. Y esto es importante subrayarlo, porque si solamente vemos a los niños como susceptibles de protección para evitar ser asesinados, estamos perdiendo la oportunidad de protegerles ante la primera señal de maltrato”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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