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La Iglesia de Gipuzkoa forma a sacerdotes y catequistas en la prevención de abusos sexuales a menores

La diócesis donostiarra pone en marcha un programa que instruye al personal religioso en evitar los casos de pederastia

El obispo de San Sebastián, Fernando Prado, este lunes en la presentación de su carta pastoral de adviento.
El obispo de San Sebastián, Fernando Prado, este lunes en la presentación de su carta pastoral de adviento.Javier Etxezarreta (EFE)
Mikel Ormazabal

La Iglesia de Gipuzkoa tiene constancia de seis denuncias en los últimos 50 años contra miembros de esta diócesis por abusos sexuales a menores. “Pedir perdón por lo sucedido en la Iglesia es necesario, pero no es suficiente”, consideró el obispo de San Sebastián, Fernando Prado, en una carta publicada en octubre pasado. Entonces anunció que había que dar “pasos concretos y reales” para “intentar que lo sucedido no vuelva a suceder”. Con esa finalidad, el prelado ha explicado este lunes que la Diócesis de San Sebastián ha puesto en marcha un programa de formación dirigido a todo el personal de la pastoral, incluidos los sacerdotes, para prevenir y proteger a los menores y personas vulnerables ante cualquier posible caso de abuso sexual en el futuro.

“Es importante nuestro compromiso con un futuro sin abusos y empeñarnos en ello con los medios que tenemos a nuestra disposición”, afirma en su escrito Prado, quien lleva dos años al frente la Iglesia guipuzcoana. En la carta pastoral que ha remitido ahora a los feligreses con motivo del Año Jubilar 2025 dedica uno de los 131 apartados de la misma a los casos de pederastia en los que estaría involucrada la institución eclesial. Y dice: “La credibilidad de la Iglesia se ha visto debilitada, fundamentalmente, por la lacerante cuestión de los abusos a menores”. Prado admite que “la Iglesia no lo ha hecho bien siempre en lo que concierne a este tema”, porque “las víctimas no se sintieron escuchadas, reconocidas y atendidas”.

El obispo señala en su misiva pastoral que, tras la aparición de los casos de abusos sexuales, la Iglesia ha tomado conciencia de la “gravedad del problema” y realizado “un esfuerzo grande por erradicarlo”. “Hemos recorrido un camino sincero y empeñativo, situando a las víctimas en el centro, ofreciendo canales de denuncia, protocolos de actuación y programas de sensibilización para que nuestras parroquias y nuestros centros sean ámbitos y espacios seguros”, escribe en la carta titulada “En él, nuestra esperanza”.

Como ejemplo de esta estrategia para favorecer la protección de los menores en el ámbito eclesial, el obispo de San Sebastián ha citado el programa “Arduratuz”, por el que están obligados a realizar “todos los agentes de pastoral”, desde los curas, los catequistas, monitores, agentes de evangelización, profesores de escuelas cristinas hasta trabajadores de Cáritas.

El curso, de tres horas de duración y por el que ya han pasado sacerdotes, será certificado y tiene como objetivo “formar a los miembros de la Iglesia en la prevención de abusos”, proporcionando las herramientas necesarias para “reconocer y actuar frente a situaciones de riesgo”.

El anterior obispo donostiarra, Juan Ignacio Munilla, abrió en 2016 una investigación contra el que fuera vicario Juan Kruz Mendizábal, después de recibir varias denuncias de abusos. En 2022, la diócesis remitió a la Ertzaintza cuatro expedientes por pederastia que salieron a la luz en 2017, después de que Munilla hiciera un llamamiento público para destapar cualquier caso de esta naturaleza en Gipuzkoa.

El actual prelado ha pedido hoy que se supere la “foto fija” que relaciona a la Iglesia con los abusos sexuales, aunque ha reconocido que seguirá habiendo algún caso “esporádico” porque “humanos somos”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.
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