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La temporada de virus invernales comienza sin un plan para prevenir contagios

La negativa de la mayoría de comunidades autónomas al borrador de Sanidad obstaculiza unas actuaciones comunes ante la subida de infecciones de gripe, catarros y covid

Gripe
Varias personas con mascarilla al salir del centro de salud de la calle Chile, en Valencia, a comienzos de año.Eduardo Manzana (Europa Press)
Pablo Linde

Cada año, en torno a principios de noviembre, los virus respiratorios invernales comienzan a repuntar. Antes de llegar a ese momento, el Ministerio de Sanidad quería tener aprobado un plan de prevención para hacerles frente, pero la falta de acuerdo con las comunidades lo dejó parado. En pleno mes de diciembre, cuando ya ha comenzado la temporada de gripe, catarros y covid, el rechazo de la mayoría de las autonomías a las medidas del Gobierno mantiene la estrategia en un mero borrador.

En este se establecían varios niveles de incidencias y, en función de ellos, recomendaciones de prevención, que llegaban a las mascarillas en los centros sanitarios en casos de mucha propagación de los virus. Es el acuerdo al que llegaron los técnicos de las comunidades y el ministerio en octubre, pero que los responsables de Salud Pública de las autonomías rechazaron. “Es un borrador muy verde que necesita incorporar más criterio técnico”, argumentó Elena Andradas, directora de Salud Pública de la Comunidad de Madrid.

Fuentes de Sanidad explican que desde entonces han intentado volver a debatir el documento, pero que las comunidades gobernadas por el PP han preferido no incluirlo en las órdenes del día de la Comisión de Salud Pública. Algunas comunidades, como País Vasco, Galicia o Cataluña, han aprobado sus propios planes de prevención, con algunas medidas muy similares a las que incluye el borrador del ministerio. Consultadas por este periódico, la mayoría no concreta su posición, algunas reconocen que se ha rechazado volver a debatir el plan y otras matizan que quieren llegar a un acuerdo “en próximos días”. La intención de Sanidad es esa: aprobar un plan cuanto antes. Todavía hay tiempo antes de que la incidencia de virus llegue a niveles epidémicos, algo que suele ocurrir en las últimas semanas del año —cuando las celebraciones navideñas favorecen la propagación—, y a lo largo de enero y principios de febrero.

Contagios navideños

Es lo que sucedió el año pasado. En plenas Navidades, los contagios se dispararon, lo que produjo una fuerte demanda en los centros de salud y de urgencias que pusieron en tensión al sistema sanitario. Esto tampoco es nuevo: cada año, especialmente los de epidemias gripales más virulentas, tanto la Atención Primaria como la hospitalaria se resienten, especialmente en Navidad, cuando buena parte de las plantillas está de vacaciones.

Hace un año, las comunidades miraron al Ministerio de Sanidad y protestaron por la falta de prevención y de coordinación. El departamento de Mónica García trató de llegar a un acuerdo para tomar medidas como las mascarillas en los centros sanitarios, pero ante la falta de apoyo de muchas consejerías (no solo del PP), acabó recurriendo a un procedimiento administrativo poco frecuente para imponerlas. Para cuando lo hizo, los virus ya estaban en caída.

Todo este revuelo sirvió para que García quisiera adelantarse este otoño a los acontecimientos. El documento técnico que se debate prácticamente no impone nada, son casi todo recomendaciones de acción en función del escenario. Pero ni siquiera para eso hay un acuerdo con las comunidades.

El plan, opinan los expertos consultados, tampoco es una garantía, es prácticamente de mínimos. Promover las mascarillas en los centros sanitarios cuando los virus proliferan puede ayudar a proteger a las personas que acuden a ellos (que a menudo son además las más vulnerables) y es algo que muchos sanitarios ven “de sentido común”. Genera, sin embargo, incomodidad en algunos ciudadanos y mandatarios autonómicos, que consideran que retrotrae a la peor época de la covid. “[El borrador] destila una cierta nostalgia con medidas impuestas durante la pandemia, obligatoriedad de mascarillas, bajas laborales, restricción de visitas en centros sociosanitarios”, dijo la directora de Salud Pública madrileña.

Para Juan Ayllón, virólogo y director de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Burgos, lo ideal sería adelantarse al repunte de los virus e imponer medidas básicas para amortiguar en lo posible los contagios. “Mascarilla en centros sanitarios, vacunación de los sanitarios, facilitar todo lo posible que los sintomáticos se queden en su casa (que a las empresas les convendría también, nadie quiere todo el turno hecho un asco). Esto sería especialmente deseable con los niños, que son los grandes propagadores y se aparcan en los colegios, independientemente de lo malos que estén”, enumera. “Son medidas totalmente de mínimos, pero en un país normal debería acordarse entre las distintas administraciones sin mucho problema”, lamenta.

Sin embargo, las medidas y recomendaciones no evitarán, probablemente, el grueso de los contagios, que se producen sobre todo en ámbitos familiares. Sindicatos como CSIF han reclamado refuerzos de personal para que escenas como camas en los pasillos, habituales en los inviernos, no se repitan. La propia ministra, Mónica García, ha expresado en más de una ocasión que el sistema está bien dimensionado para la primavera y el otoño, pero que se queda corto en verano, cuando la mitad de los sanitarios están de vacaciones, y en invierno, cuando repuntan los virus.

Margen de actuación

La incidencia de virus respiratorios ha comenzado este año a subir exactamente la misma semana que en los dos anteriores, la 44ª del año (que en 2024 comenzó el 28 de octubre). La subida, esta temporada, sin embargo, es considerablemente más suave que las dos previas, el nivel epidemiológico es aún bajo para las fechas, lo que da margen para implementar planes preventivos.

La tasa de infecciones respiratorias agudas detectadas en Atención Primaria es de 516,7 casos por 100.000 habitantes, según el último informe del Instituto de Salud Carlos III, publicado este jueves y correspondiente a la semana pasada. Son 150 puntos menos que en la misma semana del año pasado y la mitad que en 2022.

El crecimiento es lento: las tasas de gripe son de 15,5 casos por 100.000 habitantes (14,3 en la semana previa), las de covid de 5,7 (5,8 casos la semana anterior) y las de bronquitis, de 429,9 (373,6 la semana antes). Pero eso no quiere decir que no pueda haber una aceleración de contagios, que en 2022 llegaron a su pico en la antepenúltima semana del año, y en la pasada temporada, en la última, coincidiendo con las celebraciones navideñas.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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