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El tabaquismo cae bruscamente en España y se sitúa en el nivel más bajo en 30 años

El consumo de alcohol se mantiene estable, pero caen las borracheras, según la última gran encuesta de consumo de drogas del Ministerio de Sanidad

Varios jóvenes fuman en las inmediaciones del colegio Pia Balmes, en Barcelona.
Varios jóvenes fuman en las inmediaciones del colegio Pia Balmes, en Barcelona.David Zorraquino (Europa Press)
Pablo Linde

El número de fumadores en España ha caído a los niveles más bajos en los últimos 30 años, desde que lo mide la encuesta EDADES, del Ministerio de Sanidad. Su última edición, publicada este martes, muestra una brusca caída que cambia una tendencia de estancamiento o incluso subida en la última década. Un 25,8% de la población entre 15 y 64 años (a la que se dirige el estudio) fuma diariamente, lo que supone un descenso de más de siete puntos con respecto a 2022, fecha del último estudio.

El informe, que realiza cada dos años el Plan Nacional sobre Drogas, también constata una caída en el consumo de hipnosedantes (medicamentos tranquilizantes entre los que están los ansiolíticos) y de borracheras, aunque la ingesta de alcohol está muy estabilizada desde hace años: el 76,5% de la población ha tomado bebidas alcohólicas en los últimos 12 meses.

El alcohol es la sustancia con potencial adictivo más consumida, seguida del tabaco (36,8% de consumo en los últimos 12 meses), el cannabis (12,6%, una ligera subida) y los tranquilizantes, con o sin receta (12%). Muy por debajo está la cocaína (2,5%) y todavía más otras sustancias. Alcohol y tabaco son también los de comienzo más precoz: (16,4 y 16,6 años respectivamente), mientras que la edad media para el cannabis, la sustancia ilegal con un inicio más prematuro, es de 18,4 años.

Todos los consumos, excepto el de medicamentos con potencial adictivo (ansiolíticos, benzodiacepinas, opioides), están encabezados por hombres y la edad con más prevalencia se sitúa entre los 15 y los 34 años. En hipnosedantes y analgésicos opioides, sin embargo, aumenta a partir de los 35 años.

Como ha recalcado el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, la tendencia en la mayoría de las sustancias es de caída: “Creo que esto contrasta de forma muy clara con ciertos discursos; se intentan importar a España debates de otros contextos y dibujar presente apocalíptico en consumo de drogas que no es una realidad en nuestro país. Hay concienciación, un marco regulatorio y un sistema sanitario con un sistema prescripción existente hace que no se desmadren consumos como los analgésicos opioides”.

El consumo con o sin receta de este tipo de fármacos, que se usan sobre todo para el dolor y que han causado un enorme problema de salud pública en algunos países de América, especialmente en Estados Unidos, ha caído ligeramente: un 3,9% de la población los ha consumido en el último mes, si bien su uso es mayor que cuando se incluyeron en la encuesta (un 2,9% en 2018). El consumo de fentanilo, el responsable principal de la gran crisis en aquel continente, ha caído en España: un 5,5% de la población reconoce haberlo usado, menos de la mitad que hace dos años, pero más del doble que en 2018.

La percepción de la disponibilidad de las drogas ilegales ha bajado sustancialmente, según el Plan Nacional, “fruto de los esfuerzos de control de la oferta”. Las que se perciben como más accesibles son el cannabis (el 59% de las personas entrevistadas cree que podría conseguirla fácilmente en 24 horas) y la cocaína (40,6%). Para las demás sustancias ilegales, la percepción de disponibilidad es muy inferior.

Causas de la caída del tabaquismo

La brusca caída del tabaquismo en una sola edición puede responder a varios factores, según ha explicado Ramón Villalbí, el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas: “Además de oscilaciones que pueden tener que ver con el azar, hay cambios demográficos, población joven que se incorpora a la muestra y que fuma menos, población mayor que lo va dejando, otra extranjera en cuyos países no es habitual fumar, especialmente entre las mujeres”.

Padilla ha añadido que también puede influir el debate generado en torno a las regulaciones del tabaco. El Ministerio de Sanidad ha ido presentando este año una serie de iniciativas, empezando por un Plan Nacional, para reducir el número de fumadores. Esto cristalizará en un Real Decreto que ya está en audiencia pública y en una ley que el departamento pretende aprobar esta legislatura con medidas como la ampliación de espacios libres de humos. “La mejor campaña contra el tabaco es ponerlo como prioridad ministerial”, ha dicho el secretario de Estado. A lo que Villalbí ha agregado que el año con mayor reducción del tabaquismo en España fue 2004, cuando se debatía la primera ley antitabaco, que se aprobó en 2005.

La cara B de esta realidad es que ha crecido mucho el número de personas que han fumado alguna vez en dispositivos electrónicos. Según la encuesta, ha pasado de un 12,1% a un 19%. También han crecido los usuarios habituales, pero con cifras mucho menores: se han duplicado los que los usaron en los últimos 30 días (4,6%), mientras que es mucho más ligera la subida de los que lo consumen a diario (1,3%, tres décimas más que en 2022).

Menos de la mitad de los fumadores de estos dispositivos los emplea para dejar el tabaco tradicional, en una tendencia que no para de bajar desde que se comenzó a medir, hace seis años. “Esto contradice el discurso de la patronal de la industria, que defiende que la utilización mayoritaria es para el abandono”, ha apuntado Padilla, que cree que no se puede achacar el descenso de fumadores de tabaco tradicional a la subida del electrónico, ya que la subida de tres décimas de estos no se corresponde a la caída de casi ocho puntos de los pitillos.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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