Uno de los tratamientos contra la helicobacter, una frecuente infección gástrica, se convierte en el fármaco con mayor desabastecimiento
Los médicos optan por la alternativa, una combinación de tres antibióticos, que tiene similar eficacia para un problema muy extendido
Ir a la farmacia, pedir un tratamiento, que no haya. La secuencia se repite una y otra vez en España, con cada vez más frecuencia, para medicamentos de todo tipo. En 2024, la máxima expresión de este desabastecimiento tiene un nombre: Pylera, uno de los tratamientos disponibles para la helicobacter pylori, una infección gástrica muy frecuente, y que es la que mayores faltas ha producido este año en la red Luda Partners, que aúna a 3.700 farmacias para monitorear (y tratar de paliar) estos problemas de suministro.
No es la única alternativa. Existe otro tratamiento de primera línea, compuesto por tres antibióticos distintos, que tiene una eficacia similar. Pero sí es una nueva muestra de cómo los problemas de producción y distribución de fármacos perjudican a los pacientes, en este caso, de la que se considera la infección bacteriana más frecuente en humanos, y que en España padece alrededor de la mitad de la población (los estudios la sitúan entre el 36% al 55%), aunque no siempre se manifiesta con síntomas.
Si bien no existen cifras oficiales de cuántos diagnósticos se producen cada año (no es una enfermedad de notificación obligatoria), sanitarios de las tres grandes sociedades de medicina de familia coinciden en que cada vez es más frecuente indagar cuando existen problemas gástricos habituales, como dispepsia, ardores, malas digestiones. Y que la prevalencia es tan alta que los positivos son muy comunes.
Una vez se produce el diagnóstico, la norma es tratar de erradicar la bacteria para evitar síntomas y complicaciones que pueden llegar al cáncer de estómago (en menos del 1% de los casos), algo que se consigue con un coctel de antibióticos. Dos son las alternativas de primera línea (existen más si estas fallan, pero estas tienen un porcentaje de éxito alto, de cerca del 90%). Una es la conocida como pauta OCAM, que supone tomar más de 100 pastillas en 14 días: un inhibidor de la bomba de protones, que suele ser Omeprazol, y tres antibióticos distintos (Claritromicina, Amoxicilina y Metronidazol).
La otra se basa en Pylera, una cápsula única que contiene tres principios activos (tetraciclina, bismuto y metronidazol) que se toman en tres dosis diarias cada seis horas, más dos inhibidores de la bomba de protones. Este tratamiento es más corto: 10 días. Los médicos consultados explican que eligen uno u otro en función de las características y las necesidades del paciente. Pero ante el desabastecimiento del último, se tienen que inclinar por el primero.
Noelia Fontanillas, coordinadora del Grupo de Trabajo de Digestivo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), se solía inclinar por Pylera: “Para muchos pacientes es más cómodo porque vienen los antibióticos en una cápsula única, así que es más fácil la adherencia de los pacientes, que lo hagan bien, y además son cuatro días menos de tratamiento, lo que origina menos abandonos, ya que los efectos secundarios, como diarreas, hacen a algunos pacientes dejarlo sin finalizar”.
Tiene en contra que es más caro, así que, como dice, Beatriz Torres, secretaria de Comunicación de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), en personas con bajos recursos, se suele optar por la primera. “También hay personas que prefieren menos tomas diarias, todo eso se tiene en cuenta”.
La falta de suministro de Pylera se viene arrastrando desde mayo. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) explica que el problema es que las ventas son muy ajustadas a los consumos, en algunos casos inferiores, y por ello hay pacientes que no encuentran la medicación. “Le pedimos [a la farmacéutica] aumentar el suministro para cubrir las necesidades nacionales y nos comunicó que estaban trabajando en aumentar las cantidades para todos los Estados miembros, incluida España. Este aumento de producción estaba previsto para el mes de agosto de 2024. Pero, según lo indicado por la compañía, han sufrido retrasos y hasta el mes de diciembre no se hará efectivo. Desde la AEMPS, continuamos monitorizando la situación y estamos controlando las exportaciones/envíos a otros estados miembros para que no se vayan las unidades a otros mercados y empeore la situación”, explica una portavoz.
Este diario ha tratado de ponerse en contacto con Juvise Pharmaceuticals, la compañía que produce el medicamento, pero no ha obtenido respuesta.
Causas y consecuencias de la helicobacter
Pese a ser tan común, la mayoría de las personas no desarrollan síntomas de helicobacter pylori. El consenso científico en España es erradicarlo siempre que se detecte, pero solo hacer pruebas en caso de que haya molestias. Según explica Javier Amador, miembro del Grupo Patología Digestiva de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), no está claro qué hace que unas personas desarrollen signos y otras no. Pone el ejemplo de la covid, que en muchas ocasiones es asintomática y en otras ha causado enfermedades gravísimas (o incluso la muerte).
Los síntomas de helicobacter son muy variados y frecuentes en muchas otras dolencias gástricas: dolor o ardor estomacal, náuseas, pérdida del apetito, eructos frecuentes, hinchazón, pérdida de peso involuntaria. Amador asegura que si se hicieran pruebas incluso a los asintomáticos es probable que se vieran signos de gastritis, que “en un 100% de las ocasiones” está causada por esta bacteria. También provoca más del 90% de las úlceras duodenales y un 70% de las úlceras gástricas, además de ser el principal causante de cáncer de estómago, pese a que solo lo desarrollen un pequeño porcentaje de las personas infectadas.
Por esta razón, Amador argumenta que “en la única población en la que estaría justificado de forma asintomática investigar presencia de helicobacter” es la de quienes tienen familiares de primer grado con cáncer de estómago, para tratar de erradicarlo y rebajar la probabilidad de sufrir esta enfermedad.
Es una bacteria que por lo general no se transmite entre adultos, la mayoría de las infecciones en los países desarrollados se produce en la infancia, de boca a boca. En lugares con bajas condiciones higiénicas también puede llegar a través de la alimentación, ya que entre los adultos la vía más frecuente es la fecal-oral. Se ha comprobado en diversos estudios que fuera de estos contextos prácticamente no hay transmisión, analizando cepas en una misma familia y comprobando que tienen orígenes distintos, concluye el representante de semFYC.
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