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La ‘uberización’ de la enfermería: las dos caras de las aplicaciones para cubrir turnos

Ante la escasez de personal, muchos hospitales, sobre todo privados, usan ‘apps’ que les ayudan a mantener el servicio, pero que reciben críticas por la alta rotación del personal

Luis Montes, estudiante de Medicina y enfermero, utiliza una App para cubrir turnos descubiertos en hospitales.
Luis Montes, estudiante de Medicina y enfermero, utiliza una App para cubrir turnos descubiertos en hospitales.Gianluca Battista
Pablo Linde

Cuando terminó la pandemia, “las enfermeras desaparecieron”, en palabras de Mercè Carreras, directora de enfermería del Hospital de Barcelona. “En todos los centros comenzó a costarnos mucho cubrir turnos, bajas...”, continúa. Ante esta situación, una empresa catalana lanzó una propuesta basada en las nuevas tecnologías: LIVO, una aplicación que pone en contacto centros sanitarios con enfermeras. Una suerte de uberización de esta profesión que algunos, como Carreras, ven como una forma práctica y vanguardista de resolver un problema y de la que algunos sanitarios recelan por sus posibles implicaciones negativas en el trabajo diario.

El funcionamiento va muy en línea con los servicios digitales que proliferan en otros sectores: si en un hospital necesita cubrir un fin de semana, una baja, o un turno que se les ha quedado suelto, anuncia la demanda en la aplicación. Su algoritmo está diseñado para que llegue a los perfiles de enfermeras (en general el gremio se suele autodenominar en femenino por la abrumadora mayoría de mujeres en la profesión) que se adecúan al puesto, que reciben una notificación, y deciden aceptar o no cubrir este turno en función de su disponibilidad. La relación contractual con el centro empieza y termina al mismo tiempo que lo hace el turno que cubren.

LIVO no es la única aplicación que presta este servicio, pero sí seguramente la más extendida. Según la empresa, tienen alrededor de 25.000 enfermeras registradas y un centenar de centros. En los que la utilizan, es frecuente referirse a las profesionales que lo usan como livos. “Muchas veces me presento diciendo: soy un livo”, dice uno de los usuarios, que prefiere mantenerse en el anonimato.

Este enfermero sintetiza las dos caras de la app. “A mí me viene genial, porque en mi hospital tengo un contrato de solo dos días por semana, y con ella complemento, cojo los turnos que me vienen bien, en los centros que prefiero, en los servicios que yo quiero”, explica. Entre los turnos más baratos, “de unos 150 euros en siete horas” de un día laboral y los “240 de uno de 10 horas por la noche”, ha llegado a sacar 2.000 euros al mes, a lo que se suman bonus que ofrece la app a medida que se van acumulando turnos, que, según dice van de 50 por cada tres turnos a hasta “los 1.000 euros más en un mes encadenando varios en verano”. Eso sí, “trabajando muchas horas”.

Bonus de la aplicación LIVO por encadenar turnos.
Bonus de la aplicación LIVO por encadenar turnos. Gianluca Battista

Pero también admite una parte negativa de este modelo: “Cuando llegas a un sitio nuevo, aunque tengas mucha experiencia, debes adaptarte a sus procedimientos, a sus sistemas, necesitas un aprendizaje, y tú no estás allí para aprender, sino para trabajar. Yo siempre he coincidido con compañeras muy amables que me han ayudado, pero el tiempo que están enseñándome y yo asimilando cosas nuevas, es tiempo que no estamos cuidando a los pacientes y es más fácil cometer errores. Aunque a mí me viene muy bien, lo ideal sería que no fuera necesaria porque los hospitales tuvieran contratado el número de profesionales necesarios, algo que no sucede”.

Los sindicatos del sector llevan años quejándose de la falta de profesionales. Una encuesta de Satse, el mayoritario, mostraba el año pasado que un 85% de las enfermeras aseguraban tener a su cargo a más pacientes de lo que consideran seguro.

Carlos Marubens, socio fundador de LIVO, explica que la intención de la empresa en todo momento es prestar un servicio, mejorar la atención y “sumar en un sector que lo necesitaba”, ante una demanda que vieron en el mercado sanitario. Ante el problema de la integración de los nuevos profesionales en un servicio, asegura que el algoritmo se ha modificado para primar la repetición y que, en la medida de lo posible, las enfermeras vayan a centros y servicios ya conocidos, lo que es beneficioso para ambas partes.

“Las estadísticas de satisfacción que tenemos son muy altas, tanto por parte de las enfermeras como de los centros. En uno de ellos hicieron una encuesta entre pacientes y el resultado fue que no había ninguna diferencia en el trato percibido por parte de las enfermeras, independientemente de si eran de plantilla o venían por LIVO”, asegura Marubens, que prefiere no desvelar de qué hospital se trata.

Luis Montes, otro de los enfermeros usuarios, explica que los primeros días requieren un esfuerzo, pero que siempre hay mucha colaboración entre los compañeros. Él empezó a usar la app justo tras su lanzamiento, el verano de 2023 y ya casi siempre va a hospitales donde ha trabajado antes, por lo que esta adaptación es instantánea.

En el caso de Montes, LIVO es especialmente útil, porque cursa el grado de Medicina y puede elegir trabajar cuando los estudios se lo permiten. “Estoy muy contento. Me voy programando semana a semana, según las prácticas, los horarios... En función de eso cojo turnos de mañana, de tardes. Si un fin de semana estoy más libre, igual doblo turno, otro con exámenes no trabajo...”, enumera.

Hospitales privados y enfermeras jóvenes

La mayoría de los que echan mano de esta aplicación son hospitales o clínicas privadas, como el caso del Hospital de Barcelona. Su directora de enfermería fue una de las primeras que apostó por el servicio: “Gracias a ella cubrimos todas nuestras necesidades. Hay muchos profesionales que quieren trabajar más, gente joven con otra mentalidad que no quieren estar ligados a un contrato indefinido. Nuestro hospital tiene mucho éxito, tenemos muchos repetidores”.

Carreras reconoce que la integración de los livos era uno de sus temores. “Muchos hospitales tenían miedo, pero fuimos valientes y la apuesta nos ha salido bien. La atención a los pacientes y la calidad de los cuidados es lo más importante. Intentamos que las primeras veces estén tutelados, que una enfermera polivalente o correturnos dé soporte. Y el algoritmo nos manda cada vez a más repetidores”, explica.

Rita Madureira, delegada de Satse en Cataluña, es más escéptica y critica que las enfermeras muchas veces no necesitan demostrar experiencia antes de empezar, lo que “puede comprometer la seguridad de los pacientes”. “Puedes decir que tienes experiencia y luego no tenerla”, advierte. También menciona que estas enfermeras carecen de acceso a herramientas esenciales como las historias clínicas al llegar a trabajar, lo que genera “situaciones peligrosas”. Y, agrega que tampoco hay control sobre el número de horas que trabaja el profesional, así que puede encadenar turnos y estar exhausto. Aunque valora la flexibilidad horaria que ofrecen estas plataformas, afirma que priorizan “mantener el servicio abierto bajo mínimas condiciones” en lugar de garantizar la calidad asistencial. “Es enfermería mercantil”, sintetiza.

A esto, Marubens responde que en LIVO tienen un equipo de profesionales que criba y examina los currículos de cada usuario de la plataforma para asegurarse de que encaja en los perfiles que buscan los hospitales. Y que a cada servicio ofrecen el más adecuado.

Hasta la llegada de este tipo de Apps, los centros sanitarios tenían una lista de suplentes recurrentes a los que iban llamando cuando faltaba personal. Pero, además de ser mucho más engorroso, como aseguraba al principio del reportaje Carreras, cada vez era más complicado reclutar profesionales, lo que dejaba turnos sin cubrir, algo que ahora no les sucede.

El Consejo General de Enfermería (CGE) no rechaza el uso de estas tecnologías, pero insiste en que debe haber controles y supervisión. “Siempre que esté regulado y cumpla garantías de seguridad para los pacientes y para los profesionales, no podemos negarnos a la innovación. Eso sí, siempre que haya detrás personas que velen por el análisis de los perfiles para adecuarlos a los puestos”, sostiene Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del CGE.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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