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Condenada a casi 30 años una falsa doctora que inyectó silicona a 37 mujeres

La Audiencia ve probada la comisión de los delitos de intrusismo y lesiones, y la absuelve de estafa y delito contra la salud pública

G.E.B.H., condenada por inyectar en los labios a 37 mujeres silicona líquida subcutánea, el día 5 de junio en Las Palmas de Gran Canaria.
G.E.B.H., condenada por inyectar en los labios a 37 mujeres silicona líquida subcutánea, el día 5 de junio en Las Palmas de Gran Canaria.Quique Curbelo (EFE)
Guillermo Vega

La Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado por un delito de intrusismo profesional y 37 delitos de lesiones por imprudencia grave a penas que suman 29 años y siete meses de cárcel, además de una multa de 4.500 euros e indemnizaciones que suman 181.000 euros, a Gloria E.B.H.,una mujer que simulaba ser doctora para inyectar silicona a 37 mujeres en Gran Canaria entre 2016 y 2019. La condenada, española de origen colombiano, hacía creer a sus víctimas que las trataba con ácido hialurónico. El fallo, en cambio, absuelve a la falsa doctora de los delitos de estafa y contra la salud pública al entender que el elemento esencial del engaño que define este tipo penal ya está subsumido en el delito de intrusismo, y tampoco ve aplicable el delito contra la salud pública, ya que considera probado que las lesiones no fueron dolosas, sino causadas por imprudencia. La sentencia es susceptible de recurso de apelación ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

El juez considera probado que la falsa doctora carecía “de cualquier formación específica” ni cualquier tipo de autorización y cualificación que le permitiese llevar a cabo infiltraciones en los labios y en ocasiones en el rostro de las clientas. Durante el juicio, en cambio, Gloria E. B. H. aseguró que en Colombia se formó mediante cursos y trabajó como esteticién. Para esta práctica fraudulenta, la condenada usaba tanto su domicilio o en Las Palmas de Gran Canaria, como un bungalow en el Campo Internacional de Maspalomas, en el sur turístico de la isla, previa cita por WhatsApp.

La condenada les hacía creer que se les iba a inyectar ácido hialurónico, cuando, en realidad, la acusada les inyectó silicona líquida, una sustancia de relleno cuyo uso en tratamientos estéticos, explica el fallo, no está autorizado ni por la Agencia Española del Medicamento ni por la Sociedad Española de Medicina Estética. La sentencia, eso sí, considera probado que la falsa doctora sí inyectó ácido hialurónico al menos en dos ocasiones.

La infiltración en los labios se efectuaba en dos sesiones, “en una habitación carente de cualquier equipamiento sanitario”. Cuando las clientas llegaban, las jeringuillas ya estaban precargadas con el producto. En la primera sesión se abonaban 150 euros. En esta primera cita se llevaba a cabo la infiltración. En una segunda cita, en la que se daban retoques, se pagaban otros 50 euros.

Con el tiempo, explica el texto, al menos 36 mujeres que habían sido infiltradas por la acusada, comenzaron a sentir molestias, como hinchazón, excesiva granulosis, dolor intenso ante cualquier golpe por mínimo que este fuera. Cuando las clientas le preguntaban a la falsa doctora por WhatsApp, ella aseguraba que eran normales y que se masajearan los labios, se aplicaran hielo y en algunas ocasiones que se aplicaran antiinflamatorios.

Durante la primera sesión del juicio, celebrada a principios de mes, Gloria E.B.H. negó los hechos que se le imputaban y ha asegurado que empleaba ácido hialurónico y que las clientes “salían felices” de su consulta. “Querían los labios de Angelina Jolie o unos chorizos, me pedían de todo”, aseveró. En su declaración, la acusada ha afirmado que “jamás” dijo que fuera médico jubilada o enfermera, aunque tampoco le preguntaban por su profesión, y ha explicado que el ácido hialurónico que utilizaba se lo traían de Colombia, pero “no tenía que pasar control sanitario”.

La mayor parte de las víctimas manifestaron al tribunal durante el juicio que pensaban que lo que les inyectaba era ácido hialurónico. Admitieron que sabían que acudían a un centro que no era legal, pero creían que los productos que empleaba sí lo eran. Una de ellas declaró por su parte que el labio le quedó “descompensado y le dejó la boca muy grande”, informa Efe. “Jamás pensé ni imaginé que me fuera a poner silicona líquida”, admitió, y señaló que pagó por el tratamiento entre 250 y 350 euros. Esta mujer acudió a un centro médico a quitarse la silicona, pero solo le han podido retirar un 40% porque la tiene pegada a la mucosa labial, mientras que otra de las que ha declarado este martes ha indicado que ha tenido que ser intervenida en tres ocasiones.

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Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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