“No los echo de menos”: la gran liberación de deshacerse de los pechos de silicona de los 80
Una primera generación de mujeres que se sometieron a implantes de senos en España se los están retirando. Hablamos con ellas y con médicos especialistas sobre este proceso
Hace 41 años, la profesora de Lengua y literatura María A., que ahora tiene 71, decidió someterse a una cirugía plástica para aumentar el tamaño de sus senos. En esa época, acababa de tener tres hijos y se había separado de su marido. Quería volver a sentirse bien con su cuerpo: “Lo hice por autoestima”, explica. Eso sí, nunca se lo contó a nadie.
“En esa época, no se hablaba de estas cosas, y no conocía a nadie que lo hubiera hecho”, cuenta María. No fue hasta hace un año, más de cuatro décadas más tarde, que sus hijos se enteraron de que su madre tenía prótesis mamarias. La única razón fue que María había decidido quitárselas. Recuerda que nunca llegó a sentirse del todo cómoda con sus pechos, lo que le impidió hacer toples o lucir grandes escotes: “No me parecía que tuviera unos pechos para mostrar”.
Su relación con sus prótesis mamarias durante todos estos años ha sido compleja e incómoda. A la semana de ponerse los implantes, cuando tenía 32 años, se le encapsularon y se los tuvo que volver a poner. Estos le duraron hasta hace un año, cuando en verano le hicieron una mamografía y vieron que los bordes estaban muy desgastados. En ese momento, por miedo, decidió quitárselos. La operación se la hizo con su seguro privado. Se sintió en las mejores manos, pero el posoperatorio asegura fue una pesadilla. Ahora está contenta. “No las echo de menos, me siento liberada”, dice.
“El boom del implante de senos llegó en los años noventa, cuando la moda estuvo marcada por senos con mucho volumen. Ahora vemos a muchas mujeres en consulta de esa generación que se los están quitando”, explica el especialista en cirugía plástica y reparadora en el hospital de la Paz César Casado Sánchez. Algunas mujeres que se pusieron los implantes de mamas en los ochenta ahora se los están retirando debido a los problemas médicos que pueden ocasionar tras tantos años de desgaste. “Muchas de ellas aseguran sentirse liberadas después de realizarse el procedimiento”, asegura Casado.
Un estudio titulado Retirada de implantes mamarios y corrección simultánea con colgajo dermoglandular inferior. Técnica de mastopexia con autoprótesis explica que “en los últimos años los cirujanos plásticos se están enfrentando frecuentemente con pacientes que ya portan implantes mamarios y que, ya sea por razones estéticas y reconstructivas, desean o necesitan retirarlos. La literatura muestra que las pacientes en las que actualmente se retiran los implantes fueron inicialmente sometidas a cirugía de colocación de implantes por razones puramente estéticas en un 88% y en un 12% por razones reconstructivas”, reza el informe.
“Nos enfrentaremos cada vez más a este requerimiento por parte de las pacientes y a un desafío quirúrgico importante debido a la cantidad de pacientes a las que se les han colocado implantes mamarios hace ya muchos años y que por problemas con los mismos, con sus propios tejidos o por cambios de hábito corporal, solicitarán o necesitarán la retirada de los mismos, exigiendo también a la par un buen resultado cosmético”, afirma el informe.
En España, la cirugía plástica que más se realiza es el aumento de mamas con implante. Durante el año 2021, se efectuaron 204.510 intervenciones estéticas, de las cuales el 52,6% fueron de prótesis mamarias, según el informe La realidad de la cirugía estética en España, elaborado por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
Por su parte, la doctora Isabel de Benito, cirujana plástica y presidenta de SECPRE, afirma que los implantes no son para siempre y que su vida media es de 15 años, aunque el 7% de los implantes se rompen antes de los 10 años: “Una paciente que se operó en los años ochenta debería sentirse contenta si se los está retirando después de 40 años. Es muy importante revisarse constantemente”, aclara.
De Benito coincide con que la mayoría de las pacientes que se quitan los implantes siente un gran alivio: “Es cómo quitarse un peso de encima”. Aun así, más de 80.000 mujeres al año en España entran al quirófano en busca de un aumento de senos. Dentro de unos años, tal vez ellas también dirán basta, como lo ha hecho esta primera generación de mujeres que confiaron buena parte de su autoestima a la silicona.
Los implantes de senos han evolucionado mucho a lo largo de los años, pero también se han creado muchos mitos alrededor de si son seguros para las mujeres o no, lo que ha hecho que muchas, por precaución se los retiren. Casado explica al respecto: “La realidad es que las prótesis son un ente ajeno al cuerpo. No son algo malo, pero tampoco van a ser nunca beneficiosos para una mujer. Siempre, antes de una cirugía como esta, hay que pensárselo dos veces”.
En España, actrices y cantantes como Ana Obregón o Victoria Beckham se volvieron referentes en este tipo de cirugía. Fue la propia Beckham quien en 2011 salió a la palestra para decir al New Zealand Herald que se los había retirado porque, con el paso de los años, el aspecto de aquellos pechos había dejado de convencerle. Posteriormente, en 2017, publicó una carta a su yo de 18 años en la revista Vogue en donde se pedía a sí misma que no se operara y que celebrara su cuerpo. “Ahora estas pacientes ya son mayores y no los quieren, así que cuando llega el momento de tener que retirarse los implantes, deciden que no se los van a volver a poner”, asegura Casado.
La doctora Marina García Moya es especialista en cirugía plástica, reconstructiva y estética y recibe decenas de mujeres en su consultorio que llegan con ejemplos que han visto en redes sociales en busca de sentirse como esas modelos. “Siempre les digo que no se fíen de las fotos porque no saben cómo se ven esas mujeres desnudas y por lo que han tenido que pasar. Esto es como en la peluquería, no todo se le puede hacer a todas”, asegura.
“En esa época decían que los implantes eran para siempre, ahora es cuando dicen que toca retirarlos después de unos años. A mí nunca me lo explicó nadie bien”, dice María. El doctor Eugenio Lalinde Carrasco lleva desde 1987 haciendo este tipo de operaciones, y asegura que “antes se creía que duraban toda la vida y ahora se sabe que hay que cambiarlos cada 10 o 15 años”.
En el caso de Almudena O., de 67 años, llevó prótesis 37 años, hasta el año pasado. Tomó la decisión de operarse cuando era joven porque tenía poco pecho y baja autoestima, y creyó que esa podía ser una forma de tener más seguridad en sí misma.
Almudena confiesa que se ha arrepentido de mayor de haberlo hecho y que si volviera a tener 30 años, no se operaría sabiendo lo que sabe ahora. Le crearon muchos problemas toda la vida porque su cuerpo tenía una complexión muy delgada y sentía los implantes muy duros. El año pasado se le rompió una de las prótesis y se las quitó en la sanidad pública porque podía ser peligroso para su salud.
“Me siento encantada. Ha sido una liberación total. Estoy mucho más cómoda ahora, siento que volví a ser normal”, afirma. El sentimiento de liberación de estas dos pacientes es lo que más se repite en consulta, aseguran los expertos.
Lalinde explica que en las últimas generaciones, los senos siempre han tenido una importancia muy grande porque muchas mujeres se sienten acomplejadas si su pecho no es como los cánones de belleza del momento marcan: “Han ido evolucionando las técnicas, la forma de las prótesis, y ahora son más seguras. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado nunca: el interés por tener un buen escote”:
El especialista explica que los implantes son muy seguros y que a las mujeres que les va bien en la cirugía están encantadas, pero se pueden producir diferentes situaciones por las cuales haya que retirarlas. Las más comunes: una contractura capsular o la ruptura del implante. Además, a lo largo de los años se han asociado a enfermedades como el síndrome de Asia, una reacción autoinmune o inflamatoria, atribuida a una sustancia extraña al organismo, o el linfoma anaplásico de células grandes asociado a implantes mamarios.
Susana L., de 67 años, tuvo una rotura de una prótesis mamaria y la citaron para una consulta 10 meses después en la sanidad pública. En ese momento, le dijeron que solo se las podían retirar, pero no volver a poner. “Me operé en 1986 en la privada y alegaban que así como tuve dinero para ponérmelas, ahora también me las tenía que reconstruir”, cuenta.
El doctor Casado explica que la sanidad pública solo asume este tipo de cirugías plásticas cuando son reparadoras. “Los hospitales públicos no pueden asumir, el coste de este tipo de operaciones estéticas. Si se asume el precio que tiene ponerlas, hay que pensar también en lo que puede costar su mantenimiento”, asegura.
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